Inicio | Editor | Contáctenos 
 

El miedo confunde las encuestas
por Rafael Poleo
miércoles, 11 febrero 2009

 


La ofensiva del miedo desplegada por Chávez en el mes de enero ha tenido el efecto práctico de distorsionar las encuestas por inhibición de los encuestados, quienes prefieren conservar in pectore su verdadera intención de voto.

Sobre el papel, tres de las principales encuestadoras muestran ganando al NO y dos al SÍ por una ventaja muy estrecha. Los dos bandos, comenzando por Chávez, prefieren hablar de "empate técnico", en previsión de que alardear anticipadamente de victoria provocaría el triunfalismo y por tanto la desidia de sus electores.

El principal esfuerzo de los dos es movilizar a sus electores. En este sentido el Gobierno tiene ventaja, por la aplicación abierta de los recursos del Estado en la movilización de sus votantes y la ayuda del CNE, que ha ignorado el ventajismo oficial y aprobado todas las normas que pueden facilitarlo. El uso del miedo incluye la presión directa sobre los electores en los barrios y la vigilancia de los empleados públicos. La Oposición ha fallado en cuanto a informar sobre la secretividad del voto y en su resistencia a medidas aprobadas por el CNE como la de que personas perfectamente hábiles para decir Sí o NO voten acompañadas por activistas destacados por el Régimen en los centros de votación.

Los analistas no encuentran explicación lógica, política o matemática a la señal de que entre el 15 de diciembre y el 15 de enero la ventaja inter-encuestas de un 13% que llevaba el NO se haya reducido a un 4%, cuando todos los hechos ocurridos en ese lapso fueron más bien desfavorables al Régimen. Pero tampoco pueden ignorar que esta tendencia está registrada en las seis encuestas consideradas principales. También encuentran extraño que en un ambiente de violencia como el creado por el Régimen, en el cual debe aumentar la tendencia a no responder o responder "no sabe", esa respuesta indecisa casi ha desaparecido. Cabría suponer que la campaña de terror ha tenido por lo menos dos efectos: uno, cambiar la decisión de voto en ciudadanos que íntimamente se oponen a la reelección indefinida pero temen expresarla en las urnas; dos, hacer que personas más cautelosas que atemorizadas se declaren electores del SÍ cuando piensan votar NO. El hecho es que, bajo la actual atmósfera de terror, al SÍ habría que hacerle un descuento.

Son protuberantes las discrepancias inexplicables de las encuestas entre sí y de estas con la lógica. Así ocurre con el número de indecisos, que en alguna casi desaparecen mientras en otra igualmente calificada pasan del 20%.

Otro elemento que erosiona la realidad del SÍ es la relativamente elevada cantidad de chavistas que según las encuestas no están de acuerdo con la reelección indefinida. Esto se revela en las respuestas a preguntas como la de si usted opina que "no es bueno que un presidente se reelija indefinidamente porque eso le cierra la oportunidad a gente nueva". Más del 70% considera que la reelección impide el paso a la gente nueva y sólo 20% considera que no es obstáculo, con 10% de indecisos. En la realidad, todo concejal aspira a ser alcalde, todo alcalde a ser gobernador y varios gobernadores o líderes regionales quieren ser algún día candidatos presidenciales del PSUV sin que Chávez se les atraviese. Esto es claramente cierto en los casos de Diosdado Cabello (Miranda), Henry Falcón (Lara) y "El Gato" Briceño (Monagas), entre otros. Lo natural es que los adictos a estos líderes disimulen su decisión de voto. De hecho, en un estado de tanto peso como Lara, el NO le gana al SÍ por tanta ventaja que decide la inclinación de toda la región Centro-Occidental, cuando el gobernador, Henry Falcón, tiene una aprobación del 70%. En Miranda y Monagas se observa un cuadro semejante.

Todo lo anterior impide afirmar quién será el ganador, aunque neteando las encuestas el analista pueda pronunciarse un tímido NO. El resultado final está pendiente de tres factores. El primero es la capacidad de cada uno para llevar sus electores a las urnas. En esto él Gobierno lleva la ventaja del uso de recursos públicos y la conocida pereza política de la clase media opositora. Después está la intimidación de los representantes de mesa opositores por parte de bandas chavistas y de los efectivos militares, escogidos entre los oficiales pro-gobierno, que intervienen en el proceso cuando esa no es su función. El tercero son las conocidas vacilaciones de los políticos en las horas finales de cada domingo electoral, cuando solamente la presión de los estudiantes y la resistencia de los militares a reprimir manifestaciones ciudadanas, puede impedir que Chávez imponga su aritmética a un sometido Consejo Nacional Electoral.

Como en mayor o menor medida ocurre en todos los países atrasados, estas elecciones dependerán del coraje de la clase media, la presencia de ánimo de los políticos y la manera como los militares pesen en un platillo las prebendas del jefe y en el otro la experiencia de sus colegas de Argentina y Chile.

 *

  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.