Hace
unos cinco años, en este espacio escribí una crónica basada
en un poco difundido informe de la Agencia Mundial de la
Energía sobre el futuro del petróleo. Tan voluminoso era ese
informe que su lectura me consumió las nueve horas de un
vuelo de regreso de Europa. En lo substancial, el informe
decía que para el año 2010 el petróleo ya no sería capaz de
mantener en funcionamiento la sociedad industrial. Por lo
tanto, había que buscar fuentes alternas de energía. Pues
bien: las naciones industrializadas tomaron en serio el
contenido de ese informe, y esa fuente alterna está lista
para ser utilizada en gran escala a partir del año 2015, lo
cual es muy mala noticia para las naciones productoras de
petróleo.
La dificultad que hasta ahora se había presentado para
adelantar esos estudios era el alto costo de esas fuentes
alternas. Ese obstáculo desapareció por sí mismo cuando el
petróleo pasó el precio de 70 dólares el barril -ya está por
el doble de eso. Ese aumento no es detenido por quienes
pudieran hacerlo, porque el alto precio del petróleo les
permite acometer en cómodas condiciones económicas las
investigaciones que han llevado a la industrialización de
fuentes alternas de energía. Esos que pudieran detener los
altos precios y no lo hacen, son los Estados Unidos, único
país realmente fuerte del planeta, según las cifras
objetivas, que son implacables. En efecto, Estados Unidos
consume más petróleo que China, la India, Rusia, Japón y
Alemania juntos. Esto da idea de cuál es realmente la
primera potencia del planeta, la misma que para su beneficio
decide que el dólar baje en relación con las otras monedas
de referencia, como el euro, tema que sería de alguna otra
crónica.
Nuestro comentario de hace cinco años sobre el eclipse del
petróleo como fuente de energía no era necesariamente
pesimista. Consideraba que eso abría camino al gas y la
orimulsión, fuentes en las cuales Venezuela es también muy
rica. No consideré entonces que las naciones
industrializadas, especialmente la mamarra de potencia
industrial y tecnológica que es Estados Unidos, tomarían tan
en serio el tema del calentamiento global. Pues sí lo han
hecho. Será porque no les queda más remedio. Si, como se
pronostica, la temperatura del planeta sube 2 grados, en las
próximas décadas veremos la desertización de regiones como
la Amazonia, escasez crítica de agua y una elevación de 4 a
6 metros en el nivel del mar, lo cual será causa de
inundaciones pavorosas y la desaparición de ciudades como
Miami y hasta de naciones como Holanda. Los combustibles
fósiles (petróleos y betunes, más gas y carbón) son los
principales responsables de este calentamiento global, lo
cual pone a las naciones que realmente lo son en la
disyuntiva de utilizar otras fuentes de energía o subirse a
los cerros para desde ahí ver como desaparecen las naciones
sin capacidad para prever el futuro.
Como consecuencia de esta situación y dentro de su
estrategia para enfrentarla, Estados Unidos ya no explora en
busca de petróleo. No le interesa. Prefiere importar uno de
cada nueve barriles del petróleo que consume. Igualmente,
hace tiempo dejó de construir refinerías que no tendrán
tiempo de amortizarse, porque antes de que eso ocurra la
gasolina habrá sido substituida como combustible automotor.
Su trabajo lo harán pequeñas celdas de hidrógeno no
contaminante.
Todo eso está listo y viene porque sí. Este mundo va a
cambiar. El gobierno actual de Venezuela no es que desdeña
estas realidades, sino que las ignora como ignora casi todo
lo que hay que saber para gobernar una nación que sobreviva
a los cambios que vienen. Como vamos, Venezuela entrará en
la clasificación de “países inviables” que las naciones
industrializadas tienen en el bolsillo y donde se incluyen
pueblos que los expertos consideran destinados a la
servidumbre y/o la extinción, como Haití y Zimbawe.
Puede comprenderse que los políticos venezolanos, empezando
por ese gran político y fatal estadista que es Hugo Chávez,
no tengan tiempo para enterarse de estas cosas, dicho sea
sin rastro de ironía. Arrastrado por la soberbia típica del
ignorante con poder, Chávez ha excluido de su entorno a
cualquiera que por saber lo que viene pueda incomodarlo
mostrándole la necedad de sus aspiraciones hegemónicas.
Aunque, como no se trata de conocimientos esotéricos, es
posible que entre quienes manejan PDVSA haya algunos que lo
sepan. Esos se están preparando para el futuro, pero sólo en
lo personal: roban a dos carrillos, colocan el dinero en el
exterior y así aseguran la supervivencia suya y de sus
familias en algún lugar del mundo industrializado. Se
joderán serán los otros, chavistas y no chavistas, que crean
en la eternidad de la bonanza.
Lo que está haciendo Chávez al divertir hacia su proyecto
político los recursos financieros y humanos con que
podríamos prepararnos para lo que viene, disminuye hasta
nivel crítico las posibilidades de que Venezuela se incluya
en la lista de las naciones que sobrevivirán. Esto explica
el desdén conque Estados Unidos mira la conducta de Chávez.
El alocado comandante les está preparando a Venezuela para
que El Imperio, que existe y es maluco, le ponga la mano
definitivamente una vez que la ignorancia de sus gobernantes
la haya llevado a la postración. Con una industria
energética desarrollada en sentido inverso a la realidad
tecnológica y al mercado, liquidada como productor de
alimentos y endeudada hasta la coronilla después de
despilfarrar la más enorme fortuna que podía imaginar un
país de ciegos, Venezuela no tendrá qué llevarse a la boca.
Los mismos chavistas implorarán que El Imperio nos adopte
como colonia, ofreciéndole nuestros hidrocarburos para lo
único que servirán: plásticos y fertilizantes. Será el ALBA
que Chávez quiere, pero alba de un nuevo colonialismo.
Es lamentable que los partidos de oposición no aparezcan
como factor en este cuadro inminente. Por eso hemos
jurungado a los expertos petroleros más conspicuos de AD y
Copei, Arturo Hernández Grisanti y Humberto Calderón Berti,
para que abandonen sus actividades de lucro o esparcimiento
y cumplan con su responsabilidad de ilustrar a sus partidos
sobre estos temas. Pero está visto que quienes se
beneficiaron manejando el petróleo en “La Cuarta” son los
maestros de quienes lo manejan en “La Quinta”. Aquellos les
enseñaron a éstos que uno lo que tiene es que salvar su
pellejo, bien lejos de este país en riesgo de ser
clasificado como inviable.
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Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta |