Jurate
Rosales y el suscrito abordamos ayer el mismo tema en
nuestras respectivas columnas de este diario. Los dos
escribimos sobre el inaceptable abuso histórico del
presidente Chávez, al gastar en armas rusas un monto igual
al de las reservas internacionales de Venezuela, que bien
altas son, gracias a Betancourt y Pérez Alfonzo, inventores
de la OPEP. Jurate lo hizo con más hondura y hasta superior
calidad de estilo. Puedo, no obstante, decir que lo mío fue
complementario.
Jurate acertó en la razón
fundamental de Chávez para enajenar de tal manera las
finanzas de este pobre país. Se trata de comprar el bloqueo
a una muy posible sanción a Chávez en la ONU, por promover
la guerra interna en países vecinos y también las
confrontaciones entre ellos. Antecedente inmediato es el de
Mugabe, tirano de Zimbawe, cuya censura fue bloqueada por
Rusia y China, naciones con poder de veto en la ONU. Hugo
precompra su salvación personal al precio del dinero que
teníamos para nuestros hijos y nietos, y de manera inmediata
sirve para respaldar nuestra moneda. Cual Mugabe, imprimirá
billetes con una cadena de ceros a la derecha -la inflación
de Zimbawe es de un modesto 1.000.000% anual. Ni hablar de
lo que podríamos hacer con los 34 mil millones de dólares
destinados a la absurda compra. Suficiente para financiar un
plan definitivo para acabar con la pobreza.
Por mi parte, me pregunté con
quién es la guerra para la cual Chávez está preparándose. No
es la “asimétrica” con EEUU, puesto que vienen aviones y
submarinos. Será entonces con la alianza
Brasil-Colombia-Perú que acaba de apretarse en Leticia y
está reforzada por los planes de concordado desarrollo que
esos países tienen concertados. Dígalo usted, ciudadano
presidente.
Sub-tema de esa nota de ayer fue
la protesta, como ciudadano que cree en la necesidad de los
partidos políticos, por el silencio de AD, Copei, PP, Un
Nuevo Tiempo, Primero Justicia, el MAS y pare de contar,
frente a esta enajenación definitiva de nuestro futuro
financiero. ¿Será que los partidos no tienen sino candidatos
a llenarse en gobernaciones y alcaldías, mas no quien sepa
de asuntos internacionales y financieros? ¿Será que acuerdos
subterráneos con el Régimen -de que vuelan, vuelan- incluyen
el silencio ante los temas capitales? Derecho a preguntarme,
lo tengo. Es lo único que nos queda cuando callan quienes
tienen el deber de hablar.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |