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El delicado asunto de las inhabilitaciones
por Rafael Poleo
viernes, 23 mayo 2008


La reacción de los partidos opositores frente al delicado asunto de las inhabilitaciones es de importancia capital para la unidad de la Oposición. Pero eso es apenas lo inmediato. Más allá, y a la larga de mayor importancia, está el daño que se está causando al respeto que todos quisiéramos sentir por nuestros dirigentes políticos… Pero es que ellos no nos dejan.

La gente se da cuenta. No hace falta un taladro para penetrar designios que se pretenden secretos. Los supuestos astutos resultan carteristas chambones sorprendidos cuando pillan votos que no les pertenecen. Transparenta el propósito de aprovechar las inhabilitaciones para eliminar competidores dentro del mismo campo. Se les oye salivar, como se escucha el fluir de una cloaca, cuando el menguado Contralor lee las listas donde, entreverados con nombres de menor importancia, aparecen los de aquellos dirigentes con mayor posibilidad de derrotar al régimen en noviembre y con más potencial de futuro desarrollo.

A nadie debería ofender esta observación de lo evidente. No hace falta recordar que el observador conoce al detalle los manejos dentro de los partidos y la fragilidad ética de la mayoría de estos políticos de ahora. Betancourt solía decirnos que “A la política la inventó el Diablo”. Por eso, a jóvenes como mi hija Patricia, les he prevenido sobre ese diabólico oficio donde el adversario está en frente, el enemigo al lado y el traidor que te meterá una puñalada en los riñones debes buscarlo entre tus seguidores más cercanos. Con lo visto y sufrido desde que era un preadolescente pudiera escribir un libro que se titulara “Altas y bajas traiciones”. Ya habrá tiempo.

Hasta el momento, la reacción de los partidos ha sido inadecuada. En Acción Democrática sorprendió su descaro. Apenas inhabilitaron a Leopoldo López, Henry Ramos saltó a lanzar a Antonio Ledezma. Por supuesto que las credenciales de Antonio para la Alcaldía Mayor son suficientes. Le endosaríamos, en otras circunstancias. Pero no se trata de eso. De lo que se trata es de no hacerle el juego al régimen ni quebrantar la confianza entre los factores de oposición. ¿Acaso no ven que le están legitimando a Chávez el instrumento para escoger los candidatos de la Oposición? ¿Definitivamente desdeñan al elector, presumiendo que pueden encallejonarlo hacia candidaturas distintas de los que ese elector prefiere? Más importante y grave: ¿A tal punto se han desconectado de la gente que no miden el daño que a sí mismos se hacen en términos de confiabilidad y respetabilidad, valores éstos que La Cuarta arrastró por el fango y han sido revalorizados por los extremos de la Quinta?

Un Nuevo Tiempo trata de hacerlo mejor. Lamentablemente, hay una peligrosa filtración. Omar Barboza, veterano político zuliano que en su condición de presidente ejecutivo maneja ese partido, anuncia la determinación de apoyar a los ciudadanos a quienes el régimen quiere borrar de la política. Buenísimo. Pero empieza a filtrar cuando dice esperar la decisión del Tribunal Supremo sobre los recursos introducidos demandando la inconstitucionalidad de las inhabilitaciones. Eso es como esperar la decisión de Chávez. Si quieren se las digo. ¿Acaso se sugiere que esa decisión sería aceptada? La filtración se ensancha cuando, luego de entusiasmarnos con la existencia de “un plan para luchar contra la inhabilitación”, Barboza se auto-limita con la indiscreción de que “Lucharemos al lado de él (su compañero de partido Leopoldo López) hasta que consideremos que ya es imposible”. ¡Estás muerto, Leopoldo! Chávez sólo tiene que ignorar los saludos a la bandera. Concluida la ceremonia Barboza sacudirá la melena y decretará llegada la prevista imposibilidad.

Esta protesta pudiera ser trivial crónica política si las condiciones fueran las de normalidad institucional en las cuales fingen moverse Ramos y Barboza. Podríamos titular “Coincidencia táctica entre el Gobierno y la Oposición”, “Leopoldo liquidado en pugna por liderazgo de la Oposición” y “AD le pone la mano a la Alcaldía Mayor”. Nada grave. Pero ahora hay que titular “Chávez maneja eficazmente ambiciones de sus opositores” y “Oposición dividida se dirige a la derrota”.

A Ramos y Barboza les conozco desde que eran chiquitos. Juntos hemos matado mucho tigre. No se les puede suponer torpes en el manejo de sus cargos. No son engañables por la estrategia del régimen para escoger los candidatos de la Oposición entre aquellos que tengan menos posibilidades. Así, por pensar bien de ellos, tengo que pensar mal de lo que están haciendo.

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  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


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