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Saber o no saber, he allí el dilema
por Rafael Poleo
viernes, 22 febrero 2008


       La incapacidad del ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías para ejercer la Presidencia de la República se ha hecho notoria en los últimos días, a propósito de incidentes en los cuales ha quedado en evidencia su falta de preparación para el cargo. No me refiero a las reales o supuestas complicaciones psiquiátricas de las cuales el Gobierno ha prohibido hablar. De esas hemos hablado y seguiremos hablando con la seriedad que el tema amerita. Ahora hablo de su desconocimiento en la determinante materia petrolera y su debilidad sobre el problema de la corrupción que se ha convertido en ocupación prioritaria de quienes hoy tienen responsabilidades de Estado.

         La impreparación de Chávez en temas vitales no debería sorprender. Un teniente coronel no tiene que ser ducho en economía petrolera y finanzas públicas. Sobre todo cuando su especialización en el Ejército ha sido en blindados, paracaidismo y organización de actos folklóricos donde el organizador tiene actuaciones protagónicas como declamador, cantante y bailarín. Se ve que su inclinación era al espectáculo, donde hubiera descollado, y no hacia las disciplinas relacionadas con la gestión de gobierno, las cuales nada tienen que ver con la oratoria y la llamada Politología, sino con saber por dónde le entra el alimento al tesoro nacional y cómo se lo debe digerir y metabolizar, además de preservar e incrementar.

         Esta precariedad en su formación no disuadió a un electorado deshonesto y frívolo, que ya había elegido por segunda vez a un presidente con notorias fallas éticas y se había entretenido en la posibilidad de entregar el destino de la república a una en otros aspectos meritoria reina de belleza. Pero lo más vergonzoso es que la clase dirigente estimuló y potenció el desvarío colectivo, del cual esperaba medrar. Los partidos transaron con el déspota “desesclarecido” –el  partido mío, AD, lo hizo antes de las elecciones, turbia historia- y los llamados empresarios le adularon en la suposición de que podrían ponerlo a su servicio: ¡bien bueno que la criada les salió respondona! Como para que no todo fuera vergüenza, el estamento intelectual y los medios de comunicación –salvo excepciones tan protuberantes como suelen ser los tumores-, han salvado la honrilla nacional, con referencia especial a los intelectuales de izquierda, quienes han sabido diferenciar entre socialismo pretendido y nazi-fascismo real...¡Chapeau!

         Esto lo digo para insistir en que no tiene la culpa el ciego, sino quien le da el garrote, y también como excusa para cierta tendencia a despreciar que últimamente se me ha vuelto irrefrenable. Volviendo a lo determinante, pasa que tenemos un presidente de enciclopédica ignorancia en la materia petrolera. Algo tan grave como que un médico no supiera Anatomía, un artillero no dominara la Balística o un picher no tuviera noción de Aerodinámica. Está, además, mal de los nervios, no sólo porque carece de la llamada Inteligencia Emocional (¿no es verdad, doctor Chirinos?) sino porque no duerme, masca coca y, como no es bruto, él mismo sabe que no sabe y se ha dado cuenta de que menos saben sus adláteres.

         Lo del entorno es gravísimo. Tascón lo denuncia cuando declara que al Presidente le engañan en eso de la corrupción. Claro que no en toda, porque una bicha tan grande no puede pasar desapercibida. Lo de Barinas él lo sabe, porque la investigación que hizo la Asamblea lo demostró y ese expediente lo pusieron en sus manos. Pero debemos admitir qwue los probemas de familia son difícies para cualquier mortal. Pero lo engañan, en eso como en todo, y él no tiene la humildad necesaria para reconocerlo: ¿recuerdan como mandó a callar al joven chavista que en uno de sus shows dominicales le dijo que le engañaban sobre las misiones? En vez de darle una cita para que le contara, se batió el pecho con aquel soberbio “¡A mí no me engaña nadie!”  

       Sí que lo engañan. Ocupados en el trajín de maletines, los gerentes petroleros no le informaron sobre la demanda de Exxon Mobil. Hugo lo supo por la prensa. Después, sin consideración alguna lo dejaron que dijera la  burrada de cortar el suministro a Estados Unidos. Tuvo que venir el propio Imperio, a través de “The Washington Post”, a explicarle que si hace eso simplemente se queda sin dinero y, por supuesto, se cae. (Ver editorial del diario vocero de los altos niveles de Washington, ombligo del mundo mal que nos pese, adjunto a esta crónica). Cómo sería, que Hugo rectificó: Sí...Sí les voy a mandar petróleo. Pero, entonces, Hugo, ¿ignoras o no ignoras? ¿Te engañan o no te engañan? ¿Son o no son unos bellacos tus gerentes petroleros? Podemos perdonarte que no sepas. Lo imperdonable es que te guste.

 


La bravuconada del Señor Chávez

Editorial de “The Washington Post” el pasado miércoles 20 de febrero.

Si el hombre fuerte de Venezuela corta las exportaciones de petróleo a USA la primera víctima va a ser su propio régimen.

Una de la más lamentable ironías de las relaciones internacionales es que los Estados Unidos, a través de su voraz consumo de petróleo, financia el régimen del presidente Hugo Chávez en Venezuela. En noviembre solamente, los Estados Unidos han comprado más de 41 millones de barriles de crudo venezolano, aproximadamente el 10 por ciento de todas las importaciones de petróleo que EE.UU. realiza al mes. Si la administración Bush realmente quisiera derrocar a Chávez como el señor Chávez dice, la administración consideraría la tentación de declarar un boicot al petróleo venezolano. Esto haría un pequeño y fácilmente reparable hueco en la economía de los EE.UU., pero devastaría la economía venezolana, ya que Venezuela produce petróleo con altas concentraciones de azufre que, en su mayor parte, sólo puede ser refinado en refinerías especiales en EEUU. 

Así que imaginen nuestra sorpresa cuando el mismo señor Chávez amenazó esta semana con cortar las exportaciones de petróleo crudo a los Estados Unidos. Perpetuamente enojado con los Estados Unidos, el señor Chávez cayó en este arrebato debido a su conflicto con Exxon Mobil, la multinacional americana  cuyas operaciones en Venezuela fueron nacionalizadas el año pasado. Mientras que otras compañías petroleras aceptaron los términos de indemnización del señor Chávez y se quedaron calladas, Exxon Mobil luchó a través de la corte internacional de arbitraje y los tribunales de todo el mundo. La semana pasada, la empresa exitosamente y logró la congelación de 12 mil millones de dólares en activos venezolanos, en espera del resultado de la controversia. Enfurecido, el señor Chávez anunció: "Si ejecutan la congelación [de bienes venezolanos ordenada por los tribunales internacionales] y nos perjudican,  nosotros, vamos a hacer daño. ¿Saben cómo? No vamos a enviar petróleo a los Estados Unidos ". En una entrevista publicada el martes en el diario venezolano Ultimas Noticias, el ministro de Energía, Rafael Ramírez, declaró que el país esta "dispuesto" a ejecutar la amenaza. 

Pero al parecer alguien explicó al señor Chávez que en Venezuela la industria petrolera, ya en declive a causa de la mala gestión del señor Chávez, podría derrumbarse si él cumpliera su amenaza. Y sin el dinero del petróleo, el señor Chávez, que perdió un referéndum sobre la ampliación de su mandato hace dos meses, no podrá financiar el gasto social y los subsidios que compran lo que queda de su apoyo popular en Venezuela.  El señor Chávez ha anunciado una modificación, hacer un boicot limitado: De ahora en adelante, su compañía petrolera estatal dejara de vender crudo directamente a Exxon Mobil. Este gesto no tiene sentido porque terceras compañías compran el petróleo venezolano y luego lo revenden a Exxon Mobil para que lo refine. Asimismo, el gobierno del señor Chávez declaró que el boicot no es aplicable al petróleo que se extrae del campo de Cerro Negro, petróleo con alta proporción de azufre, que sólo puede ser refinado en una instalación que Venezuela y Exxon Mobil operan conjuntamente en Chalmette, Louisiana. Dos aplausos para Exxon Mobil. Uno por la oposición al señor Chávez por la vía pacífica, y otro por la vía jurídica, que ha expuesto una vez más lo irracionalidad del anti-imperialismo conque él justifica su poder.

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  Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta


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