La
incapacidad del ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías para
ejercer la Presidencia de la República se ha hecho notoria
en los últimos días, a propósito de incidentes en los cuales
ha quedado en evidencia su falta de preparación para el
cargo. No me refiero a las reales o supuestas complicaciones
psiquiátricas de las cuales el Gobierno ha prohibido hablar.
De esas hemos hablado y seguiremos hablando con la seriedad
que el tema amerita. Ahora hablo de su desconocimiento en la
determinante materia petrolera y su debilidad sobre el
problema de la corrupción que se ha convertido en ocupación
prioritaria de quienes hoy tienen responsabilidades de
Estado.
La impreparación de Chávez en temas
vitales no debería sorprender. Un teniente coronel no tiene
que ser ducho en economía petrolera y finanzas públicas.
Sobre todo cuando su especialización en el Ejército ha sido
en blindados, paracaidismo y organización de actos
folklóricos donde el organizador tiene actuaciones
protagónicas como declamador, cantante y bailarín. Se ve que
su inclinación era al espectáculo, donde hubiera descollado,
y no hacia las disciplinas relacionadas con la gestión de
gobierno, las cuales nada tienen que ver con la oratoria y
la llamada Politología, sino con saber por dónde le entra el
alimento al tesoro nacional y cómo se lo debe digerir y
metabolizar, además de preservar e incrementar.
Esta precariedad en su formación no
disuadió a un electorado deshonesto y frívolo, que ya había
elegido por segunda vez a un presidente con notorias fallas
éticas y se había entretenido en la posibilidad de entregar
el destino de la república a una en otros aspectos meritoria
reina de belleza. Pero lo más vergonzoso es que la clase
dirigente estimuló y potenció el desvarío colectivo, del
cual esperaba medrar. Los partidos transaron con el déspota
“desesclarecido” –el partido mío, AD, lo hizo antes de las
elecciones, turbia historia- y los llamados empresarios le
adularon en la suposición de que podrían ponerlo a su
servicio: ¡bien bueno que la criada les salió respondona!
Como para que no todo fuera vergüenza, el estamento
intelectual y los medios de comunicación –salvo excepciones
tan protuberantes como suelen ser los tumores-, han salvado
la honrilla nacional, con referencia especial a los
intelectuales de izquierda, quienes han sabido diferenciar
entre socialismo pretendido y nazi-fascismo real...¡Chapeau!
Esto lo digo para insistir en que no
tiene la culpa el ciego, sino quien le da el garrote, y
también como excusa para cierta tendencia a despreciar que
últimamente se me ha vuelto irrefrenable. Volviendo a lo
determinante, pasa que tenemos un presidente de
enciclopédica ignorancia en la materia petrolera. Algo tan
grave como que un médico no supiera Anatomía, un artillero
no dominara la Balística o un picher no tuviera noción de
Aerodinámica. Está, además, mal de los nervios, no sólo
porque carece de la llamada Inteligencia Emocional (¿no es
verdad, doctor Chirinos?) sino porque no duerme, masca coca
y, como no es bruto, él mismo sabe que no sabe y se ha dado
cuenta de que menos saben sus adláteres.
Lo del entorno es gravísimo. Tascón
lo denuncia cuando declara que al Presidente le engañan en
eso de la corrupción. Claro que no en toda, porque una bicha
tan grande no puede pasar desapercibida. Lo de Barinas él lo
sabe, porque la investigación que hizo la Asamblea lo
demostró y ese expediente lo pusieron en sus manos. Pero
debemos admitir qwue los probemas de familia son difícies
para cualquier mortal. Pero lo engañan, en eso como en todo,
y él no tiene la humildad necesaria para reconocerlo:
¿recuerdan como mandó a callar al joven chavista que en uno
de sus shows dominicales le dijo que le engañaban sobre las
misiones? En vez de darle una cita para que le contara, se
batió el pecho con aquel soberbio “¡A mí no me engaña
nadie!”
Sí que lo engañan. Ocupados en el
trajín de maletines, los gerentes petroleros no le
informaron sobre la demanda de Exxon Mobil. Hugo lo supo por
la prensa. Después, sin consideración alguna lo dejaron que
dijera la burrada de cortar el suministro a Estados Unidos.
Tuvo que venir el propio Imperio, a través de “The
Washington Post”, a explicarle que si hace eso simplemente
se queda sin dinero y, por supuesto, se cae. (Ver editorial
del diario vocero de los altos niveles de Washington,
ombligo del mundo mal que nos pese, adjunto a esta crónica).
Cómo sería, que Hugo rectificó: Sí...Sí les voy a mandar
petróleo. Pero, entonces, Hugo, ¿ignoras o no ignoras? ¿Te
engañan o no te engañan? ¿Son o no son unos bellacos tus
gerentes petroleros? Podemos perdonarte que no sepas. Lo
imperdonable es que te guste.
La bravuconada del Señor Chávez
Editorial de “The Washington Post” el pasado
miércoles 20 de febrero.
Si el hombre fuerte de Venezuela corta las
exportaciones de petróleo a USA la primera víctima va a ser
su propio régimen.
Una de la más lamentable ironías de las
relaciones internacionales es que los Estados Unidos, a
través de su voraz consumo de petróleo, financia el régimen
del presidente Hugo Chávez en Venezuela. En noviembre
solamente, los Estados Unidos han comprado más de 41
millones de barriles de crudo venezolano, aproximadamente el
10 por ciento de todas las importaciones de petróleo que
EE.UU. realiza al mes. Si la administración Bush realmente
quisiera derrocar a Chávez como el señor Chávez dice, la
administración consideraría la tentación de declarar un
boicot al petróleo venezolano. Esto haría un pequeño y
fácilmente reparable hueco en la economía de los EE.UU.,
pero devastaría la economía venezolana, ya que Venezuela
produce petróleo con altas concentraciones de azufre que, en
su mayor parte, sólo puede ser refinado en refinerías
especiales en EEUU.
Así que imaginen nuestra sorpresa cuando el
mismo señor Chávez amenazó esta semana con cortar las
exportaciones de petróleo crudo a los Estados Unidos.
Perpetuamente enojado con los Estados Unidos, el señor
Chávez cayó en este arrebato debido a su conflicto con Exxon
Mobil, la multinacional americana cuyas operaciones en
Venezuela fueron nacionalizadas el año pasado. Mientras que
otras compañías petroleras aceptaron los términos de
indemnización del señor Chávez y se quedaron calladas, Exxon
Mobil luchó a través de la corte internacional de arbitraje
y los tribunales de todo el mundo. La semana pasada, la
empresa exitosamente y logró la congelación de 12 mil
millones de dólares en activos venezolanos, en espera del
resultado de la controversia. Enfurecido, el señor Chávez
anunció: "Si ejecutan la congelación [de bienes venezolanos
ordenada por los tribunales internacionales] y nos
perjudican, nosotros, vamos a hacer daño. ¿Saben cómo? No
vamos a enviar petróleo a los Estados Unidos ". En una
entrevista publicada el martes en el diario venezolano
Ultimas Noticias, el ministro de Energía, Rafael
Ramírez, declaró que el país esta "dispuesto" a ejecutar la
amenaza.
Pero al parecer alguien explicó al señor
Chávez que en Venezuela la industria petrolera, ya en
declive a causa de la mala gestión del señor Chávez, podría
derrumbarse si él cumpliera su amenaza. Y sin el dinero del
petróleo, el señor Chávez, que perdió un referéndum sobre la
ampliación de su mandato hace dos meses, no podrá financiar
el gasto social y los subsidios que compran lo que queda de
su apoyo popular en Venezuela. El señor Chávez ha anunciado
una modificación, hacer un boicot limitado: De ahora en
adelante, su compañía petrolera estatal dejara de vender
crudo directamente a Exxon Mobil. Este gesto no tiene
sentido porque terceras compañías compran el petróleo
venezolano y luego lo revenden a Exxon Mobil para que lo
refine. Asimismo, el gobierno del señor Chávez declaró que
el boicot no es aplicable al petróleo que se extrae del
campo de Cerro Negro, petróleo con alta proporción de
azufre, que sólo puede ser refinado en una instalación que
Venezuela y Exxon Mobil operan conjuntamente en Chalmette,
Louisiana. Dos aplausos para Exxon Mobil. Uno por la
oposición al señor Chávez por la vía pacífica, y otro por la
vía jurídica, que ha expuesto una vez más lo irracionalidad
del anti-imperialismo conque él justifica su poder.
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Artículo publicado originalmente en el semanario Zeta |