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La Fiscal General tendrá que
llamar a Isaías

por Rafael Poleo
lunes, 7 abril 2008


Isaías Rodríguez le ha hecho al régimen un daño irreversible con su testigo de mirada profunda. Ese daño no podrán repararlo las nuevas fábulas que ese testigo cuente en las declaraciones que promete hacer mañana martes. Diga lo que diga, no podemos creerle. Ni siquiera si dice lo que parece obvio: que Isaías montó el esperpento.

Las investigaciones de la periodista María Angélica Correa dejaron claro que Giovanny Vásquez no pudo haber estado en las reuniones conspirativas donde afirmó haber visto a personalidades como Nelson Mezerane, Patricia Poleo y un viejito vestido de gris con un gran crucifijo en el pecho -manera de describir, sin mencionarlo, al cardenal Castillo Lara. Para la fecha atribuida a esas reuniones, el testigo cuya mirada convenció al Fiscal General estaba preso por falsear declaraciones ante tribunales, bien lejos de los lugares donde dijo haber presenciado las míticas reuniones conspirativas.

Isaías Rodríguez ha tenido que aceptar que su testigo es un farsante. Considera posible que se lo infiltraran para desorientarlo en las investigaciones. Ésa es un confesión de incapacidad. Ni para juez ni para fiscal, ni para responsabilidad distinta de la novela y el cuento, sirve una persona que eleva a la categoría de evidencia las palabras de un declarante cuya única garantía de veracidad es la profundidad de su mirada. Poco después de iniciado el esperpento, Isaías le declaró a Ernesto Villegas, de Últimas Noticias, que él creía en ese testigo porque se veía que había sufrido mucho. El periodista no pudo retener la observación de que todo eso era bien subjetivo. Isaías reforzó sus razones de credibilidad invocando la ya antológica profundidad de la mirada. Esas declaraciones indicaron, ya entonces, que el pobre Isaías o estaba seriamente dañado en su estructura psíquica o era incapaz hasta de montar una farsa siquiera coherente. Y, digo yo, ¿por qué entonces el presidente Chávez no le dio al absurdo Fiscal una sabia indicación del tipo “Por qué no te callas”? Por allí vienen las sospechas de que, como ahora dice el testigo, todo se manejó desde el Alto Gobierno.

Mientras tanto, algunos periodistas, o por lo menos la precitada Correa, han seguido en contacto con Giovanny Vásquez. A todos les ha dicho cosas que Isaías preferiría no se supieran. Claro que pudo haber mentido en esas conversaciones con periodistas. ¿Quién puede saber cuándo miente un sujeto diagnosticado como mitómano compulsivo -otra certificación lograda por Correa? Para saber si Giovanny dice la verdad, la actual Fiscal tendría que llamar al único giovanólogo conque cuenta el régimen, quien es precisamente Isaías Rodríguez. Una sesión de miradas profundas le bastará para saber si esta vez el farsante dice la verdad.

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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