Mis
amigas de Prados del Este, que en 1998 votaron por Chávez y
ahora pagan por escuchar a quien lo insulte, se ponen bravas
cuando les digo que ese el mejor político instintivo que
este viejo reportero ha visto desde Rómulo Betancourt. Y
político que no es instintivo, no es político.
Los resultados lo demuestran. Chávez barrió con los
políticos de la vieja ola, exterminándolos hasta el punto de
que después José Vicente tuvo que inventar opositores sin-bólicos
para sus farsas electorales. Libreto, reparto y puesta en
escena de esas comedias han sido obra de José Vicente, quien
ya no está y de repente hasta medio opositor resulta. A lo
mejor resulta candidato de la oposición el 2013.
No sólo en la comedia electoral Chávez se come vivos a los
mangasmeadas, sino que entre una y otra función les impone
su agenda. ¡Y no deja que le cambien la conversación! Ahora
los tiene girando en torno a un tal socialismo del Siglo XXI,
coartada intelectual que va inventando de puro oído en sus
presentaciones de radio y televisión.
No existe cosa tal como el socialismo del Siglo XXI. Ni
socialismo a secas. Los llamados socialistas lo que hacen es
un liberalismo atemperado. Ni en Cuba hay algo parecido al
socialismo, puesto que la sociedad allí no cuenta. Lo de
Fidel es otra tiranía militar en una región tan acostumbrada
a ese tipo de aberraciones que incluso mucha gente las
añora.
Chávez dice: “Hoy vamos a hablar de mi socialismo”, y la
parvulada le hace coro. Como cuando Betancourt dijo vamos a
hablar de castro-comunismo y la izquierda, que es casi tan
torpe como la derecha, dijo a discutir lo que Betancourt
quiso que se discutiera, creando la confrontación entre
democracia y comunismo que a Rómulo convenía.
El socialismo barinés nunca será más que un tópico, pero a
Chávez le da cierta dignidad intelectual e impide que se
comente la naturaleza nazifascista del chavismo. Chávez es
un hipnotizador que sabe desviar la atención hacia donde a
él le conviene. Con ese socialismo piche salió después del 3
de diciembre, y así distrajo toda discusión sobre lo que
pasó en esas elecciones. Por supuesto, los “opositores”
están aún menos interesados que él en jurungar tan brumoso
episodio. Pero…¡Ya me pasé! De espacio y de prudencia.
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Artículo publicado originalmente en el diario El
Nuevo País |