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Chávez en precario
por Rafael Poleo
lunes, 5 febrero 2007


La cosa está cada vez peor para Chávez. "The Economist" del jueves 1º de febrero lo dice en un análisis que El Nuevo País publicó el viernes 2. Pareciera reproducir lo que habíamos dicho aquí tres días antes, el lunes 29 de enero.

Como en aquellas viejas películas de terror, el presidente está amarrado entre dos planchas de acero que se van acercando una a otra, movidas por un implacable mecanismo financiero. Una plancha es el descenso en los precios del petróleo. La otra, el gasto público creciendo a un ritmo inatajable.

No es sólo cuánto ingresa, sino cuánto se gasta. Si los ingresos bajan mientras el gasto sube, el Gobierno queda atrapado en el centro. Eso le pasó a Perón en 1953. A Pérez le pasó en el segundo mandato. Si no le hubiera pasado, por más que generales bellacos movieran, como movieron, a los comandantes del 4 de Febrero, Pérez no cae. Desde Andrade, o desde Pérez Jiménez para acá, un régimen sin real no se sostiene.

Quienes, como este cronista, de muchachos veían películas de suspenso, recordarán que en el minuto cumbre algo detenía las planchas y el protagonista se salvaba. Pero deben detenerse las dos planchas. Si se detiene sólo una, la otra sigue empujando el cuerpo atado e igual lo aplasta contra la plancha detenida. Para salvarse, Chávez tendría que subir el petróleo y bajar el gasto público. Las dos puntas. Ha tratado de que la OPEP baje la producción para que suban los precios. Pero en la OPEP manda Arabia Saudita, amenazada por Irán, el pana de Chávez. Luego Arabia Saudita no quiere que la plancha de los precios se detenga. Habría que parar la otra plancha -la de los gastos-, lo cual no salvaría al protagonista, pero sí retrasaría el momento en que será aplastado. Detener no digamos el gasto, sino su ascenso vertiginoso, no le es políticamente posible a Chávez, porque su gasto fuerte son los sobornos.

A estos sobornos les llamaremos gasto político, para eludir el odioso estilo de panfleto, el cual no corresponde a la intención descriptiva de esta crónica. Este gasto político tiene dos vertederos locales. Uno es dinero repartido al pueblo -las misiones, etc. Otro es lo que se da a los militares, a varios medios y a muchos políticos. (Medios de comunicación reciben ventajas en negocios de sus dueños y torrencial publicidad oficial. Políticos recibieron dinero para anular la Coordinadora Democrática y para ambientar las elecciones del 3 de diciembre).

No menos abundante es el vertedero externo. Cuba cuesta 3.000 mil millones de dólares anuales. Argentina cuesta más. Los demás picotean como polluelos en torno al padre proveedor. Ecuador pide mil millones de dólares ya y Nicaragua espera que le construyamos 200.000 casas este año. Lula guaralea porque en los acuerdos firmados con Venezuela se favorece a las grande empresas brasileñas. Los que todavía no han llegado a la pedidera, vienen en camino. Los peores pudieran ser los que no quieren sólo real, como Ecuador, que demás exige le apoyemos frente a Colombia en lo de las fumigaciones. O, pecado mayor, Guyana, que para cuadrarse pide que Venezuela retire sus aspiraciones sobre el Esequivo.

Chávez no puede negarse a dar esos apoyos de costo creciente que deben renovarse constantemente. Si deja de darle a los pobres, a los medios y a los militares, se le cae la base interna. Si deja de darle a los vividores de afuera, se le cae el proyecto internacional. Todo se ha costeado con el ingreso petrolero y el endeudamiento galopante. Pero ya el petróleo no alcanza, por lo cual hay que aumentar la deuda, subir la recaudación de impuestos y aumentar el precio de la gasolina. El aumento en el combustible incidirá en todos los costos. Es el 30% que debe subir este año el costo de la vida. Chávez cuenta con los militares para contener al pueblo si le montan protestas por este aumento. Pero los militares no sólo han aprendido a no dejarse atrapar en trampas políticas sino que físicamente no podrían enfrentar tres días de disturbios. (Por eso Chávez está tan agradecido de quienes primero cuando el Revocatorio y después el 3 de Diciembre mandaron para la cama a la gente que se estaba poniendo los zapatos de caminar).

Movilizaciones de calle como la de ayer domingo son mensajes con un solo destinatario: los militares. A éstos les horroriza matar gente en la calle, sean muertos del Gobierno o de la Oposición. En este caso sería matar fanáticos chavistas que salgan a batirse por su líder. Anoche estarían evaluando cuántos de los camisa rojas de ayer pelarían por sus kalashnikov o más bien los guardarían para venderlos y vivir de eso los primeros meses de un cambio de régimen. Unos pocos fanáticos para ellos siempre serán demasiados.

Los movimientos de Chávez para sortear este difícil momento pueden registrarse entre los episodios más dramáticos de la Venezuela contemporánea.

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  Artículo publicado originalmente en el diario El Nuevo País


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