Se
produjeron dos efectos inmediatos del plebiscito del domingo
pasado: la revocatoria de mandato a los dirigentes de la
oposición y un estado general de sospecha que extiende su manto
sobre los políticos y sobre los medios de comunicación.
Me explico: el problema
si hay fraude o no y como se hizo, su sustanciación,
presentación ante tribunales nacionales o internacionales y los
resultados de estos recursos, tanto como la respuesta del
mandatario en el caso de que le fuera desfavorable la
decisión, son una acumulación de imponderables que para ser
franca, no tienen una resolución inmediata, como todo el mundo
sabe. Por la medida chiquita pasarán meses mientras ocurren
todos estos procesos, sin que Chávez tenga forzosamente que
ocuparse de ellos.
Lo que si es inmediato e
inescapable para todos nosotros, quiénes fuimos a votar tres y
cuatro veces contra el régimen, es que los dirigentes de la
Coordinadora Democrática obtuvieron un contundente fracaso. Si
se dejaron ganar porque los compraron, si son unos héroes de la
patria pero lo que pasa es que hicieron una mala campaña, si
lo que ocurre es que simplemente no estuvieron a la altura de
las circunstancias, o si lo que les pasó es que son unos niños
Jesús frente a un guasón electrónico, no se aparta de la mente
del hombre de la calle que tiene que buscarse a otra gente,
porque cada vez que éstos lo llamen a una marcha, a desmontar
un fraude, o que le digan que hay que hacer una cola de medio
día para ir a votar en las mismas máquinas de Smartmatic en las
regionales , los va a mirar con sospecha, con condescendencia o
simplemente no los oirá, para no hablar de los insultos de
todos los calibres que al respecto se producen en toda la
ciudad, cuando se habla de su desempeño errático, calamitoso y
balbuceante.
Como este problemón que
tenemos, los medios de comunicación, incluyendo a los
periodistas de opinión que se convirtieron también en líderes
políticos para muchos venezolanos, han entrado también en el
mismo cesto. Ya por ahí, me he encontrado a varios jóvenes que
me han preguntado con mal disimulada saña, porqué los
periodistas no entrevistan sino a los mismos tipos de la
Coordinadora, que si no será que hay algunos líderes por ahí que
existen , que pudieron habernos guiado en esta hora menguada y
que nosotros los escondemos, porque nosotros también estábamos
en el ajo. Que porqué ocultarles que el chavismo era más
inteligente y más penetrante de lo que se creía. Me ha costado
un poco de trabajo contarles nuestro sistema de pautas. Y que
los periodistas no inventamos líderes, sino que vamos detrás de
ellos cuando aparecen, pero nada. Los líderes de la oposición
también han sido los medios y sus estrellas y a ellos también
los votantes les piden explicaciones.
Con líderes políticos y
mediáticos estrellados en la oposición y con un gobierno que
justifica con el triunfo sus métodos fascistas de control de la
población, potenciados en este momento, no se siente que las
elecciones del domingo funcionasen como una válvula de escape
de la olla de presión en que se convirtió Venezuela desde hace
seis años. El vapor se acumula y se acumula, pero no sale.
Peor, si el fraude se produjo y la mayoría de la población no
encuentra salidas institucionales para hacer valer su voluntad,
mal negocio habrán hecho los políticos de uno y otro signo. Una
masa sin cabeza se revuelve buscando garantías, respeto y
democracia y antes de morir a manos de un autoritario puede
causar algunos daños colaterales.
