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El regreso de los monstruos
por Roberto Palmitesta


 

El cine de horror ha sido siempre un género muy popular del cine norteamericano, por proveer un efectivo vehículo escapista y sustos fáciles a un público que sublima así sus temores en la cómoda y segura penumbra de una sala de cine. Pero cada cierto tiempo, esa industria necesita hacer una reedición de sus monstruos preferidos, para adaptarlos a los gustos de la nueva generación. Así sucedió con la espectacular producción Van Helsing, que incorpora las últimas técnicas de animación computarizada para ofrecer una versión moderna y muy completa de la vasta mitología del cine horrorífico.

            La Universal, especialista en este género, decidió invertir nada menos que $ 160 millones para repotenciar los personajes emblemáticos del horror y así evitar que fueran olvidados. Al parecer, el intento dio sus frutos holgadamente, pues en apenas dos meses, Van Helsing había recaudado unos $ 260 millones, cifra que irá creciendo a medida que se exhiba en el resto del mundo y se reciban royalties por la retransmisión en la tv satelital, sin contar los ingresos por la usual comercialización de afiches, juguetes y video-juegos. 

            Monstruos como Frankenstein, Drácula, el Hombre Lobo y La Momia, producto de la inventiva Mary Shelley, Bram Stoker y otros,  habían sido explotados hasta la saciedad por el cine. Los estudios Universal los ha aprovechado desde los años 30, cuando aparecieron las primeras versiones con Boris Karloff, Bela Lugosi y Lon Chaney, reeditados en los años 60 por Christopher Lee y Peter Cushing. El tema de los vampiros fue tratado incluso por directores imaginativos como Roman Polanski (La danza de los vampiros, 1967), y hace diez años por Neil Jordan en Entrevista con el vampiro, una costosa producción prestigiada por actores de la talla de Tom Cruise, Brad Pitt y Antonio Banderas. El director-actor Kenneth Branagh también incursionó en el tema, tratando de ser fiel a la novela de Mary Shelley, interpretando al Dr. Frankenstein mientras Robert De Niro caracterizó a su monstruo. Tampoco podemos olvidar las parodias hechas a fines de los 40 por la pareja de comediantes Abbott y Costello, y luego la longeva serie televisiva de Los Munsters en los 60, con la talentosa Yvonne de Carlo, pasando por la excelente parodia de Mel Brooks, El joven Frankenstein, (1974) con Gene Wilder, Peter Boyle y Marty Feldman, para terminar con una serie juvenil muy vista en la actualidad, Buffy la Cazavampiros, que se transmite desde 1997 por el canal Fox.

            No contento con usar a tres figuras como Frankenstein, Drácula y El Hombre-Lobo, el director inglés Stephen Sommers incluyó en Van Helsing a otra  figura terrorífica de la literatura y el cine, como lo es el irascible Mr. Hyde, de la novela de Robert Louis Stevenson, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, colocando a los diversos personajes en conflicto entre sí, como se había hecho anteriormente con algunos de ellos en otros filmes poco memorables. Sólo le faltó la Momia egipcia, pero Sommers no quiso incluirla ya que había explotado este tétrico personaje suficientemente en dos de sus éxitos anteriores, La momia y El regreso de la Momia, donde trabajó nuestra Patricia Velásquez. La trama de Van Helsing gira alrededor de los esfuerzos de un “Cazador de Vampiros”, Gabriel Van Helsing, contratado por el Vaticano, que trata de frustrar el intento del Conde Drácula para obtener el secreto de la vida descubierto por el Dr. Frankenstein, y así asegurar su descendencia en vista de que sus pálidas novias son incapaces de darle vástagos.

No hay duda que es una trama descabellada y fantasiosa, típica de este género, el cual parece tener adeptos en cada nueva generación, a juzgar por la nutrida asistencia al estreno de Van Helsing. En el papel del cazavampiros, se contrató a una luminaria del momento, el actor australiano Hugh Jackman, quien ya estaba entrenado en papeles similares por su interpretación de Wolverine en los dos episodios de la fantasía de ciencia-ficción, X-Men, ambos filmados en años recientes en estudios canadienses. Jackman aparece con un sombrero de ala ancha, al estilo de Indiana Jones, con toda la intención de evocar esa popular serie y parecerse a un nuevo Harrison Ford.

((En una estrategia de marketing digna de un blockbuster, la Universal invirtió unos $40 millones -adicionales al costo de producción- para financiar una publicidad avasallante en todos los medios, especialmente en la televisión, donde abundan los videoclips sobre Van Helsing. El resultado de este costoso esfuerzo ha sido un espectáculo muy variado, con vampiros y monstruos voladores, horripilantes combates y frenéticas persecuciones, tenebrosos castillos y laboratorios, además de recreaciones impresionantes de Transilvana, Londres, Roma y París de fines del siglo XIX, cuando supuestamente suceden esos hechos. ))

((Como beneficio adicional, el fastuoso castillo de Drácula, el laboratorio de Frankenstein y la pequeña aldea decimonónica –construidos por los productores en las afueras de Praga- quedaron para ser explotados como atracciones turísticas en la República Checa, al estilo de Disney World, escenarios que serán guardados intactos en espera de la segunda parte de Van Helsing y de una proyectada serie televisiva, más lujosa y realista que la actual Buffy, la Cazavampiros.))

Sin embargo, la crítica ha estado bastante dividida en cuanto a la evaluación general de la costosa obra, pues mientras algunos la han alabado por su inventiva, realismo y dinamismo, otros la han criticado por ser demasiado efectista y movida, distrayendo de la ingenua y tranquila fascinación que ejercían las primeras obras con Karloff, Lugosi y Chaney, cuyos personajes de horror eran más creíbles –aún con su copioso maquillaje-  reflejando mejor la atmósfera y la peripecia del bizarro mundo relatado en los textos originales.                               Imprima el artículo Subir Página