Iraq
vive hoy momentos de incertidumbre, tras múltiples atentados terroristas; y
pareciera que la rápida victoria de las fuerzas de coalición, estaría
padeciendo una lenta degeneración. Pero si escribo en condicional, es porque
creo que a pesar de la escalada terrorista de éstas ultimas semanas; se
vislumbra, desde que salió del poder Hussein, un nuevo escenario geopolítico y
religioso, en donde no habría espacio para el sueño de Ben Laden.
El
surgimiento de éste nuevo espacio proviene de Irán, del nuevo Irán que desde
1997 le ha otorgado el poder político a Khatami, luego de dos procesos
electorales, de sufragio universal bastante transparentes; mientras el poder
religioso sigue en manos del chiíta Alí Khameini. Ese renacer democrático le
hizo entender a los Ayatolas, que para subsistir hay que adaptarse a los nuevos
aires.
En
el vecino Iraq los hermanos Al Hakim (el mayor acaba de morir en un atentado)
ejercen el liderazgo chiíta, corriente mayoritaria dentro de la población
iraquí. Estos líderes chiítas han visto con buenos ojos la labor de las
fuerzas de coalición; y sería fácil imaginar que en unas hipotéticas
elecciones organizadas por los Estados Unidos, Iraq pasaría a ser una segunda
gran nación chiíta.
Esta
posibilidad, futura e incierta, pero democrática; podría constituir un duro
revés para Ben Laden y Al Qaeda, y para evitarlo se han puesto manos a la obra,
en sociedad (los kamikazes son importados) con agentes del extinto servicio
secreto iraquí. Así atacaron, las sedes de Naciones Unidas y de la Cruz Roja
en Bagdad; a la nueva policía iraquí, han evitado que los niños iraquíes
asistan a la reapertura del año escolar y sabotean el restablecimiento de
algunos servicios públicos. Sin contar, los ataques contra las fuerzas de la
coalición, que van dejando un elevado saldo de soldados muertos, contabilidad
que hace babear de regocijo a la causa antiamericana.
Mientras
tanto, los líderes iraníes siguen hilando muy fino la confección de éste
nuevo espacio chiíta, y el reciente acuerdo que permite las inspecciones
occidentales del parque nuclear iraní son un ejemplo. De lograrse el cometido,
Irán e Iraq, naciones chiítas, dispondrían de mas petróleo que Arabia
Saudita, así como también tarde o temprano – en particular Irán –
desarrollaría su fuerza de disuasión nuclear, que junto a Israel y La India,
cercarían a Pakistán igualmente potencia nuclear, y territorio predilecto de
Al Qaeda.
Pero
de ese lado del mundo nada es sencillo, y Ben Laden sigue siendo popular. En
Bagdad se rumora que una vez culminado el Ramadán, será difundido un nuevo
video de Ben Laden, relanzando la Jihad e invitando para próximos atentados en
febrero 2004 en plena peregrinación a La Meca.
Mientras
en Occidente, donde no hay espacio para un arrogante mas, desde Washington la
soberbia sigue apestando y en París la petulancia se convirtió en parálisis.
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