Quimera
por Alexis Márquez Rodríguez
domingo, 14 marzo 2004

Para mi amiga Ana María del Re, poeta.
 


La palabra quimera ha sufrido, a través del tiempo y del uso, una interesante evolución semántica. Inicialmente Quimera era el nombre de un animal fabuloso, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón o de serpiente, que echaba fuego por la boca. El poeta griego Hesíodo, en su Teogonía, lo describe con tres cabezas: la principal, de león; una, de cabra, en el centro del lomo, y una de serpiente al final de la cola.

Quimera era una bestia que devastaba los campos y seducía  a las personas, que se le entregaban fascinadas. Era hija de Tifón y Equidna, hermana, esta, de las Gorgonas, por lo que Quimera venía  a ser sobrina de ellas. Era muy peligrosa y difícil de combatir, y nadie podía atacarla de frente porque la bestia lo destruía. El único que pudo con ella fue Belerofonte, hijo de Posidón o Poseidón, dios del mar, y de Niso, hija del rey de Megara. Yóbates, a quien su yerno, Preto, rey de Tirinto, le había encargado asesinar a Belerofonte por una intriga de su mujer, envió a este a matar a Quimera, creyendo que no podría hacerlo, y que mas bien ella lo mataría  a él. Pero Belerofonte se elevó montado sobre Pegaso, el caballo con alas, y cayó desde lo alto sobre Quimera y le dio muerte, en lo que podría ser el primer combate aire-tierra de la historia. Se cuenta que Belerofonte puso en la punta de su lanza un trozo de plomo, que, al derretirse por el calor del fuego que Quimera despedía de su boca, la mató.

Según Virgilio cuenta en la Eneida, la nave del héroe troyano Eneas se llamaba Quimera, y llevaba en la popa una figura de aquel fabuloso animal.  

No es difícil comprender cómo la palabra quimera pasó a representar lo irrealizable, lo inalcanzable, lo fabuloso. Primero es lo que materialmente no puede ser. Pero luego pasa a significar también lo ideal, lo fantasioso, el producto de la imaginación. Del nombre Quimera se pasó a lo quimérico, lo imposible, identificable con la Utopía.

En el DRAE hay tres acepciones de la palabra quimera: ³Monstruo imaginario que, según la fábula, vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. || 2. Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo. || 3. Pendencia, riña o contienda². Los más modernos diccionarios suprimen la última acepción,  o la dan como rara, y privilegian la acepción relativa a lo ideal, lo ilusorio, remitiendo a un segundo plano el nombre de la bestia mitológica.

La palabra quimera, que inicialmente es nombre propio y luego se desdobla en nombre común, es vieja en Castellano, pero su aparición en el DRAE es algo tardía,  en la edición de 1780, aunque con la sola acepción de ³Pendencia, riña, o contienda (Š)². Es en la de 1803, ya en el siglo XIX, que aparece la definición luego consolidada como principal: ³Lo que se propone a la imaginación como posible, o verdadero no siéndolo².

La palabra Quimera deriva del vocablo latino Chimaera (animal fabuloso), que a su vez  proviene del griego khímaira, con igual significado. Corominas advierte que entra a nuestro idioma de manera indireta, a través de cimera (derivada, esta sí, directamente de la latina Chimaera), nombre de la figura de una quimera que lucía en lo alto de los yelmos de las antiguas armaduras con que se protegían  los combatientes.
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