El
presidente venezolano Hugo Chávez se empeña en interferir,
¨mediar¨ dice él, en el conflicto colombiano. Lo que no
percibe el Presidente Chávez es que su intervención en el
mismo está causando un escalamiento del conflicto y no lo
que él piensa: buscando una solución pacífica.
¨La historia nos enseña que la paz está al alcance de la
mano, cuando existe una voluntad política independiente y
soberana¨, decía uno de los últimos comunicados de la
Cancillería venezolana al gobierno colombiano. La historia y
la teoría, para los que estudian Resolución de Conflictos y
Negociaciones, enseña precisamente lo contrario: que la paz
no está al alcance de la mano.
Si la paz fuera así de fácil, sencillamente no habrían
conflictos alrededor del mundo, que los hay, y muchos:
Sudan, Israel-Palestina, Sri-Lanka, Uganda, Somalia, Chipre,
Costa de Marfil, Congo, Liberia, Chechenia y Congo, solo
para nombrar algunos de ellos.
Lo que la historia nos enseña es que cuando se quiere
solucionar un conflicto de manera tan simplista,
generalmente fracasa, como han fracasado las últimas
negociaciones de paz en Colombia (por ejemplo, en 1999 y
1992). La buena voluntad no ha bastado para que el conflicto
se resuelva, al contrario, después de las negociaciones hay
una escalada del mismo, como ha sido la constante en todos
ellos alrededor del mundo.
La liberación de las dos secuestradas no fue una negociación
ni un triunfo del ¨Mediador¨, sino un acto unilateral de las
Farc. Si la liberación fue un triunfo de la mediación,
entonces el presidente Francés Sankozy fue mejor ¨mediador¨
ante el gobierno colombiano: pues logró que cerca de 200
guerrilleros salieran de las cárceles colombianas a mediados
del año pasado.
Si la ¨mediación¨ del presidente Chávez hubiera sido
efectiva, hubiera sido una puerta para futuras
negociaciones, pero el efecto fue el contrario: las Farc y
el gobierno están más distantes que nunca. Las puertas están
más trancadas que nunca y el odio, el rencor, la
desconfianza entre las partes están es su cenit. Lo que se
espera por las continuas declaraciones y acciones del
presidente Chávez y su gobierno al darle el estado de
beligerancia a las Farc, es una escalada del conflicto
colombiano con más muertes, más desolación y más barbarie.
El presidente Chávez muestra un total desconocimiento acerca
de conflictos y como solucionarlos. Cree que un conflicto
tan largo y complejo como el colombiano solo requiere buena
voluntad y altruismo por parte del presidente colombiano y
¨Tirofijo¨. El presidente venezolano obvia los largos años
de resentimientos, odios, desconfianza, muerte y guerra
entre los actores del conflicto.
Además, el presidente Chávez no puede ser mediador ni
facilitador en un conflicto tan complejo cuando confunde lo
más básico en resolución de conflictos y negociaciones:
proceso de paz con proceso de negociación. No es lo mismo.
Además, el presidente Chávez no debería tratar de hacer en
algo tan delicado como el conflicto colombiano lo que no
sabe hacer como persona: mediar, conciliar, construir
consensos y mostrar tolerancia y respeto por los otros.
En un artículo que escribí para una revista aquí en los
Estados Unidos y que va a ser publicado en el mes de
febrero, los diferentes analistas y expertos en resolución
de conflictos que entrevisté, algunos de ellos con más de 30
años de experiencia en el tema, afirmaron que tarde o
temprano el gobierno colombiano y los grupos guerrilleros se
tienen que sentar a negociar, que va a ser un proceso de paz
de años (mínimo 10 años si se comienza desde ahora mismo),
que se tienen que contratar expertos en resolución de
conflictos, en paz y en negociaciones.
Así mismo, que se tiene que educar a los líderes del
gobierno sobre la paz (que la guerra no se va a ganar por
las armas y aceptar que los grupos guerrilleros ingresen a
la política), lo mismo que a los grupos guerrilleros (que no
van a alcanzar el poder por las armas y si quieren ver esos
cambios estructurales que tanto necesita el país, deben
ingresar al escenario político).
Además, se debe educar a la población en general sobre las
dificultades de un proceso de paz, sobre las concesiones que
tiene que hacer el Estado, de ver a los guerrilleros en
política; todo esto acompañado de un proceso nacional de
reconciliación. Estas son solo algunas de las ideas para
hacer de Colombia un país vivible.
Según algunos expertos en resolución de conflictos, sentar
en una misma mesa a la guerrilla y gobierno colombiano en
esta etapa del conflicto es lo mas perjudicial ya que no
haría sino reafirmar el odio que los unos tienen del otro
(para el gobierno la guerrilla son terroristas, y para las
Farc, el gobierno es un paraco). Se necesita algo más
complejo como canales secretos y paralelos entre las partes
que negocian (y que sirvió mucho para los acuerdos de Oslo
entre Israelíes y Palestinos, en 1993), para comenzar un
proceso de paz.
Una negociación, que no es lo mismo que un proceso de paz,
es una tarea para la ONU con sus expertos, para los noruegos
quienes han mediado en estos temas en diferentes conflictos
en el mundo. En Colombia no se puede improvisar ni jugar más
con la paz. La próxima vez que se inicie un proceso de paz
en el país tiene que ser con la asesoría y la experiencia de
gente que conoce y ha estado en diferentes conflictos en el
mundo, con reglas claras, que las hay, de lo que se debe y
no se debe hacer. Y ni aún así, se garantiza éxito. Y ese
experto en resolución de conflictos y negociaciones no es
Chávez.
Cualquier cosa que se haga diferente a esto muy posiblemente
va a fracasar y traer más miseria, barbarie y crueldad para
los colombianos. Un experto en negociaciones me dijo una
frase muy al estilo del presidente Chávez: ¨La guerra es una
mierda¨. Y yo lo creo firmemente.
Y con todo respeto para el presidente Chávez: George Bush no
se despierta todos los días pensando en él, como él lo cree.
Para los estadounidenses está primero el Medio Oriente,
después China, después Asia en general, después Europa,
después África (por la pobreza y violencia); después, no, no
Latinoamérica, señor Presidente; en orden de importancia
viene el polo norte (por aquello del calentamiento global),
y después, ahí si, Latinoamérica, incluida Venezuela.
Si el presidente Chávez le quiere hacer un favor a Colombia
y no agravar más el conflicto, debería hacerse a un lado y
no tratar de intervenir más en el conflicto colombiano. Sin
embargo, y a raíz de las últimas y continuas declaraciones
del gobierno venezolano, estoy empezando a dudar de que el
objetivo del presidente Chávez no sea el de empeorarlo. Es
propio de las mentalidades intolerantes el todo o el nada:
si no se pudo ayudar con la paz, entonces hagamos lo
contrario.