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De Puerto Príncipe a Fuerte Tiuna
por Luis DE LION

jueves, 24 junio 2004


Salvo los propios participantes nadie conoce a ciencia cierta de qué se habló, en que tono y que se acordó – si es que se acordó algo - en la reunión Chávez-Cisneros-Carter. De los tres personajes, conocemos bien a Chávez, igualmente conocemos a Carter no solo como el expresidente de los EE-UU. sino en sus labores al frente del Centro Carter, institución especializada en la mediación y la solución de conflictos; pero de Gustavo Cisneros, en realidad y en profundidad los venezolanos sabemos muy poco, salvo ser un magnate de las comunicaciones e hijo de Don Diego Cisneros; es decir, conocemos poco sus ideas, por cuanto no es precisamente alguien que hable, ni escriba mucho; no sabemos si es adeco o copeyano; en el ámbito empresarial igualmente sin mayores detalles sabemos que ha tenido éxito en algunas empresas, y que no le ha ido muy bien en otras; pero igualmente es poco lo que sabemos sobre sus capacidades negociadoras o conciliadoras en situaciones de carácter pura y eminentemente político. 

Conversando sobre el tema con un amigo periodista francés, éste me comentaba un tanto con sarcasmo que todo era culpa de la religión “catódica”, que los venezolanos practican fielmente pasando horas y horas de sus vidas frente al televisor; fue mirando a la TV que los venezolanos descubrieron a Chávez, es a través de la pantalla chica que el presidente Chávez gobierna; y Cisneros a su vez es el propietario del canal de mayor audiencia. 

Y aquí entre nosotros amigos y amigas lectores, qué representatividad tiene Cisneros, ¿será que los venezolanos de tanto ver televisión le hemos de manera tacita otorgado plenos poderes al señor Cisneros? Y entonces el próximo paso sería convertirlo en el Berlusconi venezolano. En fin, ese es tema para otro artículo; sigamos con los supuestos intríngulis de la reunión en Fuerte Tiuna. 

A la conversación con el amigo periodista francés, la cual llevábamos a cabo en un pequeño café en la rue de Grenelle donde nos reunimos con relativa frecuencia, se incorporó un conocido en común, que trabaja como consejero en el Quai D’Orsay. La última vez que habíamos coincidido, conversamos sobre el papel primordial que jugó Francia en la salida de Aristide de Haití. Al verme, e inmediatamente recordando nuestro último encuentro, me preguntó; ¿y qué le parece a tu presidente Chávez, que hasta Lula mandó tropas a Haití?

Sin responderle, le dije que estábamos hablando de la sorpresiva reunión Chávez-Cisneros-Carter, y luego de explicarle quien era Cisneros y de contarle lo poco que sabíamos de la misma, me dijo; por lo que me cuentas, esa reunión se parece muchísimo a la reunión que en Diciembre pasado tuvieron en Haití, el escritor Regis Debray, la hermana del para aquél entonces ministro de exteriores francés Dominique de Villepin y el propio Bertrand Aristide. En dicha reunión se le presentaron a Aristide múltiples y contundentes pruebas en su contra por corrupción y tráfico de drogas, entre otras evidencias igualmente comprometedoras; y le petit president seguía duro e inmutable, mientras su país se desangraba. Los mediadores franceses fueron frontales, y sin pelos en la lengua, le habrían dicho a Aristide que sino firmaba la renuncia, vendrían los Marines, que estaban au coin de la rue esperando le feu vert.

Dicho esto, por lo pronto el caso Venezuela, no se asemeja en nada al caso Haití, los que están esperando que les den luz verde no son los GI, sino millones de venezolanos dispuestos a revocarle el mandato a Chávez el próximo 15 de agosto, y ese es un poder de fuego democrático superior al de los Marines que bajo el auspicio de la ONU intervinieron en Haití.  

Si bien, la reunión en Fuerte Tiuna, así como los detalles de la misma sobre los cuales especulamos se asemejan mucho a los detalles concretos que se desprenden de la reunión en Puerto Príncipe, se desglosa una sutil diferencia; mientras los EE.UU. recurren a un magnate criollo de la TV para reuniones de alto gobierno, Francia para los mismos fines recurre a un escritor; en fin cada país con sus respectivos valores. 

Por lo pronto, de seguir los venezolanos sin conocer los detalles de la reunión en Fuerte Tiuna, el histriónico Chávez no tardará en explotar a su favor la intriga, y nos va a terminar contando que entre otras cosas, al final de la reunión Cisneros se le acercó y le dijo al oído; “Hugo préstame cuatro fuertes ahí que estoy ladrando”    Imprima el artículo Subir Página