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Venezuela: Amenazada en su integridad territorial
por Pompeyo Márquez  
sábado, 9 junio 2012


I

Desde hace años venimos alertando un grupo de venezolanos sobre la amenaza que existe sobre la integridad territorial venezolana. Mientras tanto el régimen para darse una cobertura anti imperialista coloca el énfasis en una posible invasión de Estados Unidos, para lo cual se ha adquirido armamento en cantidades abismales y se ha introducido la teoría de la guerra asimétrica en la cual, por cierto, las FARC de Colombia pasarían a jugar un papel estratégico.

Pero en la vida real las amenazas más peligrosas tienen su origen en las impugnaciones de Barbados y el resto de Países-Islas del Caribe Oriental que se inicia con el desconocimiento de la Delimitación de aguas marinas y submarinas entre Trinidad-Tobago y Venezuela, la última gestión de ese excelente negociador que se llamó Isidro Morales Paúl. En esa Delimitación se sentaban las bases para en una negociación con Guyana abrir por completo la fachada Atlántica a nuestro país. Se comienzan a mezclar varias situaciones pero todas dirigidas a un mismo fin: dañar la integridad territorial venezolana. Veamos.

Se agrupa todo el Caribe Oriental contra el papel del Archipiélago de Isla de Aves que sirvió de base a la Delimitación con Estados Unidos (Puerto Rico). Primero plantearon que Isla de Aves no era Isla sino un peñazco, roca, que no generaba mar territorial. Ante el silencio de la Cancillería venezolana dan un paso adelante y ahora quieren desconocer la soberanía de Venezuela sobre dicho Archipiélago y llegan a la osadía de que no tomaran como punto de referencia para cualquier delimitación con Venezuela a dicho Archipiélago. Todas estas objeciones las cursaban en Naciones Unidas. Y el silencio de la Cancillería venezolana los estimulaba a dar estos movimientos pocos amistosos hacia nuestro país.

II

Pero entra en juego el tema Guyana y la reclamación venezolana. Una declaración dentro de la órbita infantil anti Estados Unidos condujo a Chávez a declarar que dicha reclamación se había activado por Betancourt en la Conferencia Panamericana celebrada al calor del asesinato de Gaitán y el Bogotazo, por “órdenes del Imperio”. Por supuesto los guyaneses ni corto ni perezosos comenzaron a declarar que no había base para dicha reclamación, que eran “la misma cosa” ambos gobiernos, que con la creación de UNASUR (Guyana forma parte de este agrupamiento) se habían cancelado las disputas territoriales. Y eso lo declaraban, en una escalada perfectamente organizada, primero el Embajador de Guayana en Venezuela, después la Cancilleres a una visita a nuestro país y finalmente el Presidente de la República Guyanesa. El silencio de lo que queda de Cancillería y del Presidente eran nuevos estímulos para nuestros vecinos surorientales.

Ante tales agresiones, desconsiderada y ahistóricas la respuesta del gobierno “soberano” fue el silencio. Con respecto a Guyana, comencemos por precisar que ese laudo (1899) desde el principio lo declaramos írrito. Y luego se supo cómo había sido esa negociación entre los Imperios Británicos - Rusos. Venezuela nunca tuvo participación en esas negociaciones.

A partir del planteamiento de Betancourt se comenzó por reconocer que el despojo lo había realizado el “imperialismo británico” y que al lograr Guayana su independencia se había creado una nueva situación que los negociadores venezolanos tomaban muy en consideración.

Caldera I elabora el Protocolo de Puerto España y allí figuran dos expresiones que queremos destacar. La primera, que la negociación debería ser pacífica. La segunda, ésta debía tener un sentido práctico. Esto último significaba que no podíamos aspirar a la “devolución de todo el territorio en reclamación” ya que ello equivaldría a desmembrar la República Cooperativa de Guyana.

Cheddy Jagan y su esposa, -ambos rigieron los destinos de Guayana-, entendieron perfectamente la modalidad venezolana.

A Venezuela le interesaba determinar su fachada atlántica y había conversaciones, y casi un acuerdo, de una determinada participación en las riquezas existentes en el territorio en reclamación. Soy testigo de excepción, porque siendo Carlos Andrés Presidente y yo Secretario General del MAS,  conocí la propuesta al igual que los otros dirigentes de los demás partidos. Teníamos ante Guayana, y en lo fundamental en política exterior, una política de Estado con apoyo nacional. Nos pasó cuando en el siglo XIX se rechazó el Tratado Pombo-Michelena y ello nos costó la pérdida de La Guajira.

III

Venezuela debe rechazar con seriedad y firmeza, sin payasadas, estas amenazas provenientes ahora de todo el CARICON, que no se introducía de lleno en estos problemas. Y tener presente que la “compra de apoyos” mediante dádivas no garantiza ningún voto, ningún respaldo. Hay otros intereses en juego. Y Venezuela tiene que jugar el suyo.

Para el Coronel Alberto Contramaestre en su enjundioso estudio sobre el Archipiélago Los Monjes estampa estos criterios:

“El Archipiélago Los Monjes e Isla de Aves han tenido relevante importancia en la delimitación y extensión del espacio marítimo del Estado venezolano en el Mar Caribe, el primero en lo que se refiere a delimitaciones en el sector occidental y la segunda en lo que atañe a los sectores central y oriental.”

 

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