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La transición
por Pompeyo Márquez  
domingo, 23 agosto 2009


Estamos en presencia de una falsa interpretación de la realidad nacional e internacional.  Quieren encubrir su fracaso de casi once años de gobierno con el nombre de periodo de transición del “capitalismo al socialismo”. Si se dan unas becas, unos beneficios sociales, se construyen unas casas, “eso es socialismo”. Y, además, lo hace Chávez. En tal dirección se aplica el “librito” dogmáticamente: en este periodo se exacerba la lucha de clases, la lucha es de ricos contra pobres. Vencer la resistencia de “las clases enemigas reclama la dictadura, la coacción. Marx escribió que en el periodo de transición entre el socialismo y el comunismo media la dictadura del proletariado. Las correcciones históricas de nada sirven.

En medio de estas construcciones que fracasaron rotundamente donde quiera se le haya aplicado Stalin estableció la figura del “enemigo del pueblo” y a partir de allí la más feroz represión y el entronizamiento de una camarillla burocrática-militar-policial que a nombre del “proletariado” ejerció un feroz totalitarismo. Chávez ha creado lo de “los apátridas, pitiyaquis, agentes de la CIA y demás etcéteras para tratar de imponerle a una mayoría sus minoritarias políticas. Y se lanza por el despeñadero de querer elaborar una nueva legislación que “sustituya a la burguesa” llevándose en los cachos a la Constitución.  Chávez piensa acabar de “raíz” con el capitalismo y destruye el aparato productivo y convierte a Venezuela en un gran importador y en casi cero exportador, salvo hidrocarburos, elevando la dependencia del país hacia este producto con sus alzas y sus bajas.

Esta pugnacidad permanente, el desprecio a las críticas y a todo cuanto expresen disidencia contribuye a fanatizar a una audiencia. Y no existe ser más ridículo que un fanático que sólo ve una pequeña parte de la realidad. No hay debate, no hay diálogo ni nada que se le parezca. Es dividir al país: los que están conmigo y los que están contra mí. Y son incapaces de observar los cambios que se producen en su entorno. Es una “nimiedad” lo que acontece en Guayana, en petróleo, en electricidad, en la costa oriental del Lago, en la sociedad entera. “El socialismo” es destruir empresas, negarles reivindicaciones a los trabajadores, incluidas aquellas conquistadas a lo largo de muchos años de combate. Es suprimir libertades. Es toda una involución histórica.

Estas orientaciones son minoritarias. Se formó una mayoría, cada vez más sólida, en su contra. El país reclama otro rumbo a tono con el progreso, quiere paz, convivencia, tranquilidad. Lo cual no está reñido con justicia social. Esta mayoría reclama una dirección política democrática lo más amplia posible para derrotar estas políticas. Y triunfará.

 
 

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