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El país más pobre
por Pompeyo Márquez  
jueves, 22 enero 2009


Estos diez años tienen que ser valorados a partir de los altos ingresos petroleros y los resultados que se exhiben. A Chávez le gustaba citar al premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz por la forma como éste criticaba las funciones del FMI. Había trabajado en el Banco Mundial y contrastaba dos experiencias. Sin lugar a dudas que en sus obras ello era una constante. Sin embargo, Stiglitz hacia una serie de recomendaciones que Chávez no aceptaba, sin decirlo.

Donde queda mejor establecida esta diferencia es en la conferencia que dicta Stiglitz en el Consejo Nacional de Economía de Venezuela “con lecciones especiales para los países ricos en recursos naturales Analiza, como lo habían hecho antes notables economistas venezolanos como Uslar Pietri, Maza Zavala, Malavé Mata, Armando Córdova, entre otros, el petróleo como un activo que se estaba consumiendo y en consecuencia había que compensarlo con obras que produjeran riquezas, lo que de manera especial tomaba en cuenta la pobreza.. Recomendaba con gran énfasis “estrategias de desarrollo económico y mirar alrededor del mundo a los países que han sido mas exitosos, parece que estos países han puesto un gran énfasis primero en el empleo, segundo en la productividad y tercero en la pobreza”. “El comunismo fue ineficaz, repitió, la planificación centralizada no funcionó ,no existían incentivos sin propiedad privada y existían enormes distorsiones debido al Comecon y a la preponderancia de relaciones comerciales de trueque”. Relata: “Mis ideas se basan no sólo en mi interpretación de la economía sino también en mi interpretación de la experiencia histórica. Examinar las experiencias de las revoluciones, se ve casi siempre han sido un fracaso”. “Cuando el cambio se hace a través de un proceso de construcción del consenso puede ocurrir rápidamente y puede ser enorme”.

Hablemos de la situación venezolana. Un aparato productivo destruido tanto en la industria como en el campo. Querer “acabar de raíz al capitalismo” ha llegado a los absurdos de eliminar a millares y millares de industrias, en destruir en el campo los avances que se registraban. Y crear la “cultura de la dádiva” lo que actúa perversamente contra el progreso del país. Lo que acontece en las industrias de Guayana donde han ensayado cooperativas, cogestión y demás fórmulas fracasadas vistas en sí mismas y no como parte de una visión de desarrollo autosostenido, es elocuente. Los ensayos en el campo con los fundos zamoranos, los saraos, las invasiones de fincas en producción conduce a que hoy tengamos que importar cerca del 80 por ciento de los alimentos que consumimos. De cada 100 dólares que ingresan 93 son fruto de las exportaciones de hidrocarburos. A las misiones y “desarrollos endógenos” los han convertido en clientelismo político desnaturalizando sus contenidos sociales Una sociedad polarizada, divida en dos.

Por eso esto no debe continuar y debemos votar NO.

 
 

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