Estos diez años tienen que ser
valorados a partir de los altos ingresos petroleros y los
resultados que se exhiben. A Chávez le gustaba citar al
premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz por la forma como
éste criticaba las funciones del FMI. Había trabajado en
el Banco Mundial y contrastaba dos experiencias. Sin lugar
a dudas que en sus obras ello era una constante. Sin
embargo, Stiglitz hacia una serie de recomendaciones que
Chávez no aceptaba, sin decirlo.
Donde queda mejor establecida
esta diferencia es en la conferencia que dicta Stiglitz en
el Consejo Nacional de Economía de Venezuela “con
lecciones especiales para los países ricos en recursos
naturales Analiza, como lo habían hecho antes notables
economistas venezolanos como Uslar Pietri, Maza Zavala,
Malavé Mata, Armando Córdova, entre otros, el petróleo
como un activo que se estaba consumiendo y en consecuencia
había que compensarlo con obras que produjeran riquezas,
lo que de manera especial tomaba en cuenta la pobreza..
Recomendaba con gran énfasis “estrategias de desarrollo
económico y mirar alrededor del mundo a los países que han
sido mas exitosos, parece que estos países han puesto un
gran énfasis primero en el empleo, segundo en la
productividad y tercero en la pobreza”. “El comunismo fue
ineficaz, repitió, la planificación centralizada no
funcionó ,no existían incentivos sin propiedad privada y
existían enormes distorsiones debido al Comecon y a la
preponderancia de relaciones comerciales de trueque”.
Relata: “Mis ideas se basan no sólo en mi interpretación
de la economía sino también en mi interpretación de la
experiencia histórica. Examinar las experiencias de las
revoluciones, se ve casi siempre han sido un fracaso”.
“Cuando el cambio se hace a través de un proceso de
construcción del consenso puede ocurrir rápidamente y
puede ser enorme”.
Hablemos de la situación
venezolana. Un aparato productivo destruido tanto en la
industria como en el campo. Querer “acabar de raíz al
capitalismo” ha llegado a los absurdos de eliminar a
millares y millares de industrias, en destruir en el campo
los avances que se registraban. Y crear la “cultura de la
dádiva” lo que actúa perversamente contra el progreso del
país. Lo que acontece en las industrias de Guayana donde
han ensayado cooperativas, cogestión y demás fórmulas
fracasadas vistas en sí mismas y no como parte de una
visión de desarrollo autosostenido, es elocuente. Los
ensayos en el campo con los fundos zamoranos, los saraos,
las invasiones de fincas en producción conduce a que hoy
tengamos que importar cerca del 80 por ciento de los
alimentos que consumimos. De cada 100 dólares que ingresan
93 son fruto de las exportaciones de hidrocarburos. A las
misiones y “desarrollos endógenos” los han convertido en
clientelismo político desnaturalizando sus contenidos
sociales Una sociedad polarizada, divida en dos.
Por eso esto no debe continuar
y debemos votar NO.