El lunes 13 de julio
compareció Antonio Ledezma ante el país con el propósito
de explicar la razón de su huelga de hambre y ratificar un
mensaje de diálogo, de convivencia democrática, de respeto
a la Constitución y de atención a los problemas de los
sectores más desposeídos. Todo ello dentro del marco de
sus atribuciones como Alcalde Metropolitano electo con
cerca de 800 mil votos y asumiendo además a aquellos
ciudadanos que no lo hicieran por él. En una palabra: un
mensaje de inclusión, de paz y de rechazo a las
violaciones que a diario se cometen contra la Constitución
Nacional, la que fue esgrimida, al lado de la Carta
Democrática y la Ley que crea la Alcaldía Metropolitana
como normativa para agrupar no sólo a los caraqueños sino
a todos los venezolanos y venezolanas.
Queremos destacar como se
entroncan estas palabras con lo que viene elaborando la
Mesa Democrática y cómo ellas están en la base de una
propuesta al país de alternativa frente al proyecto
totalitario al estilo cubano que Chávez adelanta.
La contraposición es evidente
a la confrontación, a la descalificación y desconocimiento
a la disidencia, en su lugar se enarbola una propuesta de
paz, de convivencia democrática, de respeto a la opinión
ajena, de verdadera aceptación de lo que es un país
plural.
A las constantes violaciones a
la Constitución Nacional respecto a sus postulados, a los
derechos políticos, sociales y económicos. A la práctica
estatizadora cumplir con el mandato de la Carta Magna que
ordena la creación de una economía mixta. Al desprecio a
las libertades sindicales, con claros fines dictatoriales,
la aceptación del papel que le corresponde en la marcha
del país a la acción libre de los sindicatos, a las
organizaciones no gubernamentales.
Ledezma puso el dedo en la
llaga. El irrespeto a la soberanía popular, a ese preciso
artículo cinco de la CN que estipula que esta soberanía se
ejerce a través del sufragio y por tanto la aceptación de
sus resultados es condición fundamental para vivir en un
marco legal y que el autócrata se coloca al margen de la
CN cuando quiere implantar un modelo de vida diferente al
que sirve de fundamento a la existencia de la República
que es declarada democrática para siempre. Cuando el
autócrata desmantela poderes regionales donde fue
derrotado, cuando sustituye el ejercicio del sufragio por
su DEDO autocrático se ubica contra el ordenamiento legal
existente y rompe la armonía de los poderes públicos,
desarticulando a la administración pública en perjuicio de
las grandes mayorías.
A la desunión de la familia
venezolana mediante la siembra del odio se le opone un
mensaje de paz, que ponga fin a este desgaste que
significa un país dividido, confrontado, sin reglas claras
de juego, al borde de situaciones indeseables.
Está comprobado hasta la
saciedad que un país dividido no está en capacidad de
prosperar, de darles calidad de vida a sus habitantes.
Ledezma reafirmó el camino
correcto asumido por la Mesa Democrática y demás factores
democráticos: Unir al país para derrotar las políticas
minoritarias del autócrata y abrirle, mediante la más
amplia unidad y por una vía pacífica, la posibilidad de
una reconstrucción de sus Instituciones, de su aparato
productivo, de su alma nacional mediante la democracia, la
libertad, la paz y la justicia social.