A menudo se contraponen lo
importante con lo urgente. En la actualidad venezolana se
debe proceder en armonía. Atender lo importante y lo
urgente. Es importante y trascendente el salto que se ha
dado con la formación de la Mesa de Unidad y la forma como
se la aprecia: como un primer gran paso, como un
llamamiento a la sociedad venezolana a unirse en defensa
de la Constitución y de los resultados electorales, de los
Derechos Humanos, de los Sociales y Políticos consagrado
en dicho Texto. Esos Derechos están siendo atropellados,
se está actuando en contra de la Carta Magna y al margen
de ella. Estos son los hechos.
Se atenta contra una sociedad
no contra un partido o sólo un sector social. A menudo los
voceros oficiales gritan: que chille la oligarquía. Una
mayoría de venezolanos y venezolanas se oponen a las
estatizaciones, a la implantación de un modelo fracasado
como el cubano que se encuentra en franca revisión; en
contra de la propiedad y de los resultados electorales.
Cuando se quiere imponer un modelo de vida que la inmensa
mayoría, cerca de un 80, rechaza según una constante de
las últimas encuestas.
Lo que hace Chávez es
repudiado por una sólida mayoría. Y aquí entra lo urgente:
esa mayoría reclama una dirección política, un centro
único de dirección; clama por un mensaje alternativo que
rompa por completo con la polarización como sucedió el 2D
del 2007 y el 23N del 2008. La lucha no es entre chavistas
y no chavistas, entre izquierda y derecha, entre
“revolucionarios” y “oligárquicos”. Es entre los que
aspiramos vivir y trabajar y divertirnos en paz, al amparo
de la Constitución, con separación de poderes, elecciones
libres de interferencias groseras por parte del ejecutivo,
desarrollo armónico, autosostenido y equidad social.
Es una unidad nacional, lo más
amplia posible, que sea percibida como viable y como
alternativa de poder. Ya existen muestras de que se está
en condiciones de gobernar y administrar en forma
distinta, a favor de todos, sin discriminaciones, sin
listas Tascón, sin obligación para pertenecer a una misión
de ponerte una franela roja, inscribirte porque sí en el
PSUV y asistir porque sí a los actos que convoca el
oficialismo. Es recobrar la libertad de consciencia, de
pensamiento, de expresión, e impedir los odiosos
mecanismos mediáticos de cadenas, multas y amenazas contra
los medios independientes.
Es en fin, vivir en
democracia, en libertad, en paz. Eso es un sentimiento
infinitamente mayoritario de los venezolanos y
venezolanas. Eso es importante, y es urgente. Queremos
salir de la “ley de la selva”.