Este es un año cuando debemos
seguir construyendo una alternativa para esta autocracia
militarista que nos desgobierna desde hace 10 años. Este
es un lapso de tiempo suficiente para demostrar que en
verdad se quería favorecer a un país y a un pueblo. Lo que
observamos es todo lo contrario. El autócrata no quiere a
su país y mucho menos a los pobres, al pueblo en general.
Sus ejecutorias así lo confirman. Tomemos lo de “barrio
adentro" y la campaña allfabetizadora como indicadores de
que fueron iniciados como parte de una maquinación
electoral y con una inspiración extranjera ante el hecho
de que se sentía derrotado El mismo gobernante lo reveló
en su “encerrona" en el Fuerte Tiuna después del
revocatorio. Se jactó de ello. Luego las misiones y demás
programas que cualquier gobierno serio los hubiera hecho
con mayor control y cuidado dado la gran cantidad de
recursos de que se ha dispuesto Son acciones perversas:
mantener bajo una camisa roja lo que por obligación
cualquier gobierno debe realizar. No hay equidad ni
justicia social.
Dentro de poco y llevándose
por delante Constitución, admoniciones del Libertador y
amplios sentimientos democráticos, iremos a un proceso de
enmienda para la reelección indefinida, incluso con visos
de vitalicia, y ante lo cual resonará un rotundo NO es NO.
Trabajar sin descanso en estos días por esa victoria
popular es un deber de las grandes mayorías nacionales.
Reafirmar lo que en diciembre del 2007 se rechazó con el
NO.
Al lado de esta actividad,
formando parte de ella, debemos recoger el conjunto de
ideas y propuestas que circulan en el campo de la
disidencia para hacer una síntesis y presentar de una
manera detallada lo que sería una nueva formar de gobernar
frente a este autoritarismo y personalismo. Es una oferta
que está en la propia Constitución; hay desarrollarla y
actualizarla ante los nuevos acontecimientos mundiales y
sus impacto en Venezuela. Tenemos todos los ingredientes
para formular lo más pronto posible un Programa
Alternativo que agrupe y sea el sentir de la más amplia
mayoría de los que queremos vivir en democracia y que se
respete a la disidencia y exista separación de poderes y
elecciones libres. Y todo ello con una perspectiva de
equidad, de justicia social y de honestidad.
En pocas palabras: combinar la
victoria del NO con el trazado de una perspectiva
democrática que recoja el descontento y derrote la
improvisación y los disparates que hasta el presente han
regido en la acción gubernamental.