CON OEA O SIN OEA GANAREMOS LA
PELEA era el grito de Cuba en los años sesenta. El grito
era proferido a raíz de las sanciones de la Organización
como consecuencia de su injerencia en los asuntos internos
de Venezuela, al igual que en otros países
latinoamericanos .El triunfo de la revolución cubana
estremeció al continente, surgió como una esperanza. El
año 1956 había sido nefasto para el “socialismo real”. En
febrero se realizó el XX Congreso del partido comunista de
la URSS y su secretario general, Nikita Jruchov, presentó
un Informe sobre el culto de la personalidad de Stalin y
sus numerosos crímenes y atropellos asì como los profundos
errores cometidos a lo largo de la construcción de ese
país. Años después otro secretario general, Gorbachov- en
sus memorias reconoce, setenta años después que en la URSS
nunca había existido socialismo sino que a nombre de la
“dictadura del proletariado” se había instalado una
camarilla burocrática-policial-militar.que mantenía un
régimen totalitario que llevò al colapso a esa dictadura-.
Situación que se repite en Cuba donde después de 50 años
de “socialismo” no se demuestra tampoco ninguna
superioridad de éste sobre los desarrollos del
capitalismo.
Esta experiencia fracasada se
trata de imponer por una camarilla militar-civil a nuestro
pueblo. Y lo hacen sin titulo de inventario. La actuación
de Chávez reproduce casi al carbón aquellos procederes.
Estatizaciones forzadas, violación de la Constitución,.
desprecio hacia la soberanía popular cuando desconoce los
resultados electorales obtenidos a pesar de la utilización
de todos los recursos del Estado para poner de bulto su
ventajismo. Como decían los grafitos en las instalaciones
de la Alcaldía Metropolitana ganada a pulso por Ledezma
que defiende con coraje y dignidad su victoria: “somos
malos perdedores”.
Pero donde los reflejos de
quienes hemos vivido esas épocas y, además, hemos tratado
de extraer las lecciones correspondientes, nos alertan
sobre el “hiperlider” y hasta donde puede llegar el
delirio de alguien acompañado por un grupo de militares y
civiles Cuando leemos: no asistí, dice el autócrata, a la
sesión conmemorativa de una fiesta eminentemente civil
como el 5 de julio porque “estaba preparando la operación
para reponer a un títere, contra viento y marea, en la
presidencia de Honduras. Cuando observamos que se
“decreta” un bloqueo, peor que el que se hiciera contra
Cuba y la actitud de Insulza, lanzo la mirada hacia el
pasado y oigo el grito: Con OEA o sin OEA ganaremos la
pelea. Así será en Honduras. El nuevo presidente de Panamá
retomó la clave: nada de imposiciones, de intervenciones,
la salida es el diálogo, es política, es de paz.