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Autoritarismo militarista y economía 
por Pompeyo Márquez  
domingo, 8 marzo 2009


Es imposible hacer un debate tranquilo que consulte soluciones acordes con las dificultades que se originan con motivo de la crisis financiera y económica que sacude al mundo y que su profundidad no permite que ningún país resulte inmune. En el caso de Venezuela, sólo a un autócrata se le ocurre decir que “estamos blindados” o que no importa que el barril de petróleo descienda a “cero”. Es tan fuerte la crisis que tales frases dejadas de la realidad han tenido que ser rectificadas.

La economía no responde acertadamente mediante impulsos ni gestos autoritarios militaristas. No es un cuartel. Los procederes de Chávez a este respecto conduce inevitablemente a la destrucción del aparato productivo. Si entráramos a examinar las propias cifras del Banco Central o las que se manejan en el mundo empresarial arribaremos a cifras abismales entre lo que producía Venezuela en 1998 y la actualidad. En cualesquiera esfera de la industria manufacturera (textil, calzado, construcción de viviendas: o en los rubros agropecuarios (azúcar, arroz, algodón, ganadería, leche, pollos, huevos, para citar algunos) los resultados indican la destrucción del aparato productivo hasta el punto que nada tenemos que exportar y que somos una economía de puertos.

Pero si a esto agregamos una visión atrasada que nos remite al conuco y al trueque, a rutas de la empanada y gallineros verticales, a los fundos zamoranos y a los saraos, todo ello basado en un estatismo salvaje que congela los salarios y los contratos colectivos de los trabajadores que se guía por un desarrollo endógeno, que se coloca de espaldas a la globalización y de cómo insertarnos en ella y se desprecia categorías como las del beneficio, la competitividad y la productividad, por ejemplo.

La economía no responde tampoco a retrecherías de mandón tales como “te expropio y te pago con papeles” pasando por encima de la propia legislación sobre la materia. Sólo la ignorancia más supina y la ausencia de capacidad para gobernar pueden influir en actitudes como éstas.

Hay propuestas, voy a referirme a una de ellas: las que ha anunciado en reiterados escritos y declaraciones el doctor Maza Zavala. La necesidad y urgencia de concertar entre gobierno, empresarios nacionales y trabajadores. Porque es ridículo, para decir lo menos, que un gobierno que se llama “socialista” trate a los trabajadores con tanto desprecio como éste. No habrá salidas sólo activando al Estado-productor. Eso fracasó y volverá a fracasar. ¿Quiénes se atreven en el seno del gobierno a disentir de un autócrata que sólo busca aplausos cautivos en cámaras televisivas? Mientras tanto el país al garete. Hay fuerzas para detener tan errado camino. Deben actuar mancomunadamente.

 
 

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