Quiero
insistir en una idea para mi clave: Venezuela vive una
crisis profunda. Es indispensable comprender dónde
estamos. Eso no lo debe ocultar un precio del barril de
petróleo a 116 dólares, los ingresos por concepto de
impuestos y, lo que es más insólito, el endeudamiento del
país a través de PDVSA y de la República toda.
En el orden político la
destrucción de las Instituciones colocadas sin excepción
bajo el mando de un sólo hombre constituyéndose una
autocracia militarista, evidencia una realidad que no
puede persistir. La utilización abusiva del poder, sin
contrapesos, ubica en serios riesgos a una sociedad. No
constituyen una casualidad el desbordamiento de la
corrupción, pues no se efectúan las rendiciones de cuenta
y los controles indispensables para una determinada
transparencia de los dineros públicos, y la impunidad la
estimula En materia de seguridad las cifras hablan por si
solas: el número de muertos semanales rebasa a países en
conflictos armados. La ineficacia del equipo gobernante
supera a épocas anteriores, de allí que los servicios
elementales de salud, educación, vivienda, electricidad,
agua potable, entre otros sean deficientes y abrumen a la
colectividad. La división de la sociedad entre “patriotas”
y “agentes de la CIA” debilita las inmensas posibilidades
que tiene un país con los recursos que se manejan.
Venezuela debería ser una tacita de plata.
Lo que acontece en la fuerza
armada está a la vista.
En lo económico lo más grave
para el futuro inmediato del país es la destrucción de su
aparato productivo y querer avanzar por un modelo
fracasado e inviable. Una economía cada vez más
dependiente del petróleo, sin nada que exportar, en la
práctica una economía de puertos.
En lo internacional serios
problemas por el occidente, con Colombia, y por el
sur-oriente con el Caribe Oriental y con Guyana, lo que se
le oculta al país.
No es la visión apocalíptica
de un opositor. Hablo como un venezolano preocupado por la
suerte de su país.
Estimo que la dirigencia
política democrática debe ponderar con realismo la
situación y arribar a conclusiones entre las cuales la
necesidad de exigir el respeto a los resultados del 2D, de
la Constitución y de reglas claras para las elecciones de
noviembre. La concertación entonces no es un recurso
solamente electoral tiene que concebirse a mediano plazo
para pode reconciliar a los venezolanos y reconstruir al
país. Tareas inmensas que requieren el concurso de la
inmensa mayoría de los compatriotas.