El espectáculo que está
escenificando Chávez coloca como materia de urgencia para
la dirección del país derrotar esta voracidad de poder que
lo lleva a pretender imponer su visión autocrática y
militarista a una mayoría de venezolanos que la rechazan.
Venezuela está cansada de tantas confrontaciones inútiles,
de vivir a salto de mata, con los nervios estresados por
un gobernante que trata a la nación como que si fuera de
su propiedad, sin guardar el más mínimo respeto por
quienes lo adversan ni la más mínima consideración hacia
quienes también elegidos por el pueblo en la misma forma
que él y ejercen funciones de gobernadores o alcaldes. La
gravedad de esta situación la anuncia cuando amenaza,
insulta, descalifica, maltrata a actuales gobernantes
regionales y municipales y a futuros gobernadores y
alcaldes en proporción que lo tiene en un grado de
intolerancia que se hace inaguantable.
Esto no debe durar. El 23N hay
que acudir a las urnas y darle una respuesta contundente y
demostrarle el profundo rechazo que tal modo de actuar
tiene.
Chávez tiene 10 años en el
poder y al cumplir su mandato tendrá 14 años. El tiene su
plazo contado,. Que se baje de esa nube si cree que va a
prolongar su mandato más allá de la fecha señalada por la
Constitución. Por más que destruya las Instituciones, por
más que grite y descalifique, por más que patatalee
Venezuela es plural, quiere un funcionamiento democrático,
desea la reconciliación nacional y una dirección hacia la
reconstrucción del país destruido litreralmente hablando
en el curso de estos 10 años. La marcha hacia el abismo
desarrollada magistralmente por el profesor Fernando
Mires, vejado y atropellado, por este régimen, debe ser
detenida. El 23N es la ocasión para ello.
Es indispensable crear una
nueva realidad política. Chávez debe tener presente, y así
se le debe decir unitariamente, que a partir del 24 tendrá
un mapa político distinto al actual y que la derrota de un
importante número de sus candidatos impuestos lo obligará,
constitucionalmente hablando, a cambiar los procederes
pendencieros del momento.
No debemos distraernos.
Levantar esta perspectiva. Llamar a votar, a superar la
abstención, a preparar día a día la maquinaria electoral
para cuidar y defender el voto, para impedir trampas, para
reclamar de las autoridades electorales y de las fuerzas
armadas que cumplen con el Plan República ceñirse a la
Constitución y a las leyes.
Es la hora de cambiar. Vientos
de democracia soplan con fuerza en todo el territorio
nacional.