El
examen que se hace Chávez sobre su fracaso como gobernante
no es atribuible sino a las orientaciones básicas que él
personalmente, trata de imponerle, autocráticamente, a una
sociedad que rechaza mayoritariamente tal visión de país.
En el mundo operan 192
gobernantes ninguno de ellos, salvo Chávez, está
pregonando que va a destruir desde las bases al
capitalismo. Incluso ninguno de sus amigos. En China y en
Vietnam, por ejemplo, se ha producido un viraje hacia un
“socialismo de mercado” que cada día apunta en otra
dirección. China se ha convertido en la tercera economía
del mundo no a partir del ¡socialismo! sino de la más
grande inversión extranjera. El heroico Vietnam es hoy el
país del sudeste asiático con mayor ritmo de desarrollo
gracias a esas inversiones extranjeras.
Hagamos un paseo por América
Latina y el Caribe. Es conocida la anécdota. Cuando Lula
fue invitado por vez primera a la reunión en Davos de las
principales economías del mundo se planteó un debate en el
PT sobre su pertinencia de asistir. Después de largas
horas de discusión Lula anunció que iba a defender a la
décima economía mundial. Cada visita de Lula a Venezuela
reporta varios miles de dólares a favor de su país. En
esta parte del Continente hay gobernantes socialistas pero
ninguno está planteando rechazar la inversión extranjera,
incluida en lugar preferencial la norteamericana.
El caso más dramático para
Chávez es el debate que se adelanta en Cuba. El centro es
como lograr nuevos niveles de vida dado lo que puede
considerarse como un gran fracaso después de 49 años de
“socialismo”.Este país apunta: hacia una apertura no
precisamente hacia el reforzamiento de una “economía
socialista a la cubana” Argentina y Nicaragua marchan en
una dirección de relaciones con Estados Unidos.
Venezuela no tiene casi
inversiones de lo que ahora llama “burguesìa nacional” y
está de última en la escala de receptor de inversiones
extranjeras. Su aparato productivo está destruido y los
ensayos practicados han terminado en rotundo fracasos. Se
“construye” una economía de puertos.
Chávez anuncia persistir en
estas direcciones equivocadas. Tomemos las misiones. No
deben seguir siendo “rojas, rojitas”. Son dádivas
clientelares Tomemos la corrupción. Una administración
supercentralizada en las manos de un hombre, sin rendición
de cuentas, que tiene una regaladora de plata que no se
puede auditar; donde no hay rendición de cuentas.”.
Chávez pide que se abandone el
calificativo de terrorista a las FARC pero descalifica a
quienes disienten de él. No cree en el pluralismo, Sueña
con una Venezuela roja, rojita. Y más de la mitad del país
le dice NO.