En
El Nacional del lunes 26/2/7 se publica un foro con
el padre diocesano Armando Janses. Como recuerda la
periodista Narela Acosta Ramírez el padre Janses lleva 55
años de sus 75 años trabajando en la organización civil.
Comenzó por construir redes sociales en los liceos de
Catia. De ese esfuerzo nació el Centro Al Servicio de la
Acción Popular, CESAP. Por lo que a mí respecta son
innumerables los encuentros con él en reuniones siempre
relacionados con la organización popular, de las
cooperativas, entre otros., tanto en el seno del CESAP
como fuera de esa Institución. Es un ser amable,
persuasivo, jamás alza la voz ni remotamente se atreve a
descalificar a aquel que esté en contra de su opinión
Advierto que no se trata de un “agente del imperio”, sino
de una personalidad con alta sensibilidad social.
Podría hacer numerosas
referencias a esa entrevista, por razones de espacio me
limitaré a algunas que son fundamentales:
1) El Estado no sólo intenta
penetrar la estructura social de la sociedad, sino todas
las del ámbito político y económico. Es un Estado con
tendencia totalitaria, y eso siempre limita la libre
expresión y la creatividad de la gente. A escalas sociales
conduce a una dependencia que convierte al hombre en un
elemento de utilización. En el ámbito económico, más
temprano que tarde, lleva a un desorden institucional,
como hemos visto en los países socialistas. Y tercero, en
la esfera política, conduce al empobrecimiento del país.”
2) “Si yo les cuento a mis
amigos en Europa que el gobierno no sólo promueve, sino
que crea y financia las cooperativas, no lo podrán creer.
Eso es contrario al cooperativismo, que nace desde las
propias iniciativas de la gente. Requiere un proceso de
formación y de toma de conciencia que no se puede imponer.
Tenemos en el país el mayor crecimiento de cooperativas en
los últimos tres o cuatro años, pero también el mayor
cementerio, según observación de los personeros del
gobierno, quienes reconocieron que muchas cooperativas son
de maletín, y que la mayor parte del dinero que le
entregan, desaparece. El problema es que no motivan a la
gente a ser responsables”.
A lo anterior agrego yo: dónde
están los fundos zamoranos, los gallineros verticales, los
saraos, Las rutas de la empanada y de la chicha, de los
cultivos organopónicos, entre otros. Es otra forma de
alimentar a la corrupción y nada a favor de los pobres y
del país.