Después
del colapso del llamado “socialismo real” el debate
desarrollado a escala mundial conduce a reafirmar los
valores de la libertad, de la democracia y de la justicia
social. Gorbachov supo valorar “el costo inevitable del
divorcio entre el socialismo y la democracia”.-Sentenció:
“Los Estados no se pueden comportar como los cruzados de
las guerras religiosas” y señaló: “Por eso retiramos de la
política y de la ideología la “imagen del enemigo”. Y
expresaba: “El socialismo y el capitalismo son sistemas
diferentes. Pero cambian. El capitalismo de hoy dista
mucho de ser el de antes” Y concluye, siempre en una
actitud autocrítica: “nos percatamos de que el
funcionamiento normal de la economía moderna es
inconcebible sin mercado, sin competencia, sin ganancia”.
“…una cosa está clara (y eso lo confirma nuestra
experiencia): el socialismo no se puede implantar por la
violencia. El “socialismo” forzoso es funesto para el
ideal socialista, es una profanación”. “…crear el
socialismo con el consentimiento y respeto a los derechos
e intereses de todos los grupos sociales es más complicado
que obligar por la fuerza a la gente a llevar un modo de
vida cuartelaría”. (El Mundo Futuro y el Socialismo).
Willy Brandt: “Los socialista
dedocráticos somos conscientes de lo difícil que resulta
garantizar la justicia social en una economía de mercado y
cuánta energía es necesaria para garantizar y desarrollar
la democracia y la constitucionalidad” y “…la protección
de los derechos humanos debe constituir en cualquier parte
la base inexcusable del progreso” (El Futuro del
Socialismo Democrático).
Esto lo decían ambos
pensadores en 1990. Chávez quiere destruir al capitalismo
desde abajo. No ha asimilado lo que pasa en el mundo…
Hoy una autocracia militarista
le quiere imponer a más de la mitad de los venezolanos un
“Socialismo” que encubre un vulgar capitalismo de Estado.
Eso es el golpe constitucional llamado “reforma” Daba
indignación oír a Cilia Flores tratar de justificar este
golpe constitucional a nombre del antigolpismo, justamente
en representación de quien dio dos golpes de Estado
(febrero-noviembre del 92).
A nombre de la libertad, de la
democracia y de la justicia social el país que quiere
vivir y progresar en paz, en diálogo constante, como base
de la reconciliación nacional, debe rechazar, derrotar,
tales pretensiones. Para ello, coordinar esfuerzos y dar
una sola dirección política. Esa es una perspectiva
ineludible.