Entre
las cosas peores que le puede suceder a una sociedad es
encontrarse dividida, sin reglas de juego, sin diálogo.
Porque hay más de una, la chilena, la francesa, para citar
dos, que electoralmente son dos mitades pero existe un
funcionamiento democrático. La confrontación es cívica
mediante elecciones libres.
Al adversario político no se
le debe tratar como enemigo, se le respeta; al enemigo se
le liquida. Es la mentalidad militar.
En las elecciones del 3/D se
produjeron unos resultados. A pesar del ventajismo oficial
a través del uso de TODOS los recursos del Estado, de la
parcialidad ostensible del Consejo Nacional Electoral, 4
millones 400 mil ciudadanos se atrevieron a votar por una
opción diferente a la de Chávez. Esos millones merecen
respeto son una parte importantísima de la sociedad
venezolana. Es, además, una parte indestructible. Con todo
el ventajismo, repito, cuando el referéndum votaron más de
4 millones. Y ahora igual. Están ahí, luchando por una
sociedad democrática. No arrían banderas, no caen en
provocaciones, ni en los “peines” que Chávez y sus
principales servidores colocan todos los días. El más
reciente es, a contrapelo, el ordenar que en los saludos
de reglamento en la fuerza armada se le agregue la
coletilla importada de “patria, socialismo o muerte”. Y
quien disienta que solicite la baja. Otro ejemplo: los
alertas de PODEMOS acerca del fracaso histórico del
Partido-Estado y el que forma Chávez en violación a la
Constitución y las leyes.
No hay que subestimar a los
sectores populares. Allí hay inteligencia. No faltan
quienes comprenden que Chávez está actuando
precipitadamente, que lo está haciendo mal, que no quieren
un régimen a la cubana, ni consideran que ser rico es
malo; ni quieren un mandamás que liquide todas las
Instituciones como está sucediendo hoy. No faltan quienes
no les gusta el superpoderoso en que se ha convertido
quien ejerce la presidencia.
Los que luchamos por cambios
en democracia, los que aspiramos vivir en una sociedad
donde nos respetemos, donde estar en desacuerdo con Chávez
no sea catalogado de traición a la patria, debemos
acercarnos a esa parte del chavismo que protesta, que
exige cumplimiento de las promesas en seguridad ciudadana,
empleo, vivienda, en una palabra: justicia social. El
porvenir es una sociedad donde podamos convivir todos.
Sólo así el futuro de nuestros hijos, nietos, biznietos y
de Venezuela estarán garantizados.