Eistein
solía decir en 1931 lo siguiente:
“Si vas a salir de frente a describir la verdad deja la
elegancia para el sastre”.
Esta frase viene como anillo
al dedo para comentar la forma teatral como se presenta en
televisión Chávez. Ha aprendido el dominio de ese medio.
Encontró los mecanismos para ejercitar su populismo y
alimentar su culto a la personalidad. Este comentario me
lo inspiró la cadena del lunes por la noche, después del
Aló Presidente del domingo anterior.
El escenario era un grupo de
médicos y de estudiantes de medicina que le oían describir
la instalación de modernos aparatos para atacar diversidad
de enfermedades y remodelar a varios hospitales en
diferentes sitios del país. Lo hace después de 9 años
“administrando”.
Era inconcebible que con ese
“bojote” de recursos no estuviesen atendidos dichos
centros de salud. Esa es una obligación de un gobernante
que dispone de sobras de recursos para acometer semejante
obra. Es digno de destacar que para nada aparece el
Ministro de Salud. Igual sucedería si se tratase de la
inauguración de un puente o de un Instituto de Educación.
Sería el propio Chávez quien aparecería, a un lado los
ministros de Infraestructura o de Educación. El es el sol
que alumbra.
Pero la otra parte es la
sensacional. El se puso a sacar cuentas y percibió,
después de grandes esfuerzos, que el promedio del barril
de petróleo no sería de 56 dólares sino de 60. Quedaban
cuatro “dolaritos” y al hacer cálculos resuelve, él,
aumentar en un 60 por ciento el miserable sueldo de los
galenos que vienen luchando desde hace algún tiempo por un
mejoramiento no sólo salarial sino también de otro tipo de
reivindicaciones entre las que se pueden ubicar los
necesarios insumos e instrumentos para atender debidamente
a los pacientes. No existen los Ministros de Finanzas y
del Trabajo, ni el Consejo de Ministros. Es él el que
resolvió aumentar en un 60 por ciento esos sueldos. No hay
cálculos, proyecciones, ni nada por el estilo. Para eso
está la “magia” del presidente para resolver “estas
cuestiones” La sala se pone de pié, vivas y gritos de
aclamación.
Este teatro se monta a pocas
semanas del referendo que violentamente plantea una
modificación de la Constitución que crea otra Constitución
y otro régimen de vida.
El rechazo a ese golpe
constitucional tiene mayoría. No es una casualidad que
asalte a los medos de comunicación social para imponerle a
todo un país un “modelo” que en el fondo repudia la
inmensa mayoría de Venezuela.
NO A ESTA REFORMA. Los
venezolanos y venezolanas merecemos conquistar un régimen
de reconciliación nacional mediante una Constituyente que
elabore una nueva Constitución que una a todos los que
habitamos en este territorio.