Una
de las objeciones que algunos chavistas nos hacen es que
no reconocemos nada al gobierno. En esto pueden tener algo
de razón. A lo largo de mi vida he aprendido que no todo
es cien por ciento malo ni cien por ciento bueno. Lo que
determina si se es bueno o malo es el porcentaje que se
aprecie en una determinada labor. Por ejemplo, se resalta
el discurso a favor de los sectores populares y cómo éstos
están recibiendo pagas a través de las misiones. Esto no
se debe negar. Pero hay que colocarle en lo fundamental
dos PEROS. El primero, que sería inconcebible que con el
volumen de dinero que recibe Chávez y la forma como los
maneja no dedicara una parte de ellos a esos sectores.
Tiene un corolario de corrupción no despreciable. Lo
segundo, que es un discurso que utiliza la pobreza para
mantener cautiva una audiencia que debe apoyarlo, vestirse
de rojo, para poder recibir la ayuda. De esta manera viola
un principio universal de la solidaridad que ésta debe ser
para todos.
En esa dirección comete el
grave error, él y sus voceros, de desconocer, descalificar
y querer destruir a cerca de la mitad de la población, a
la que se le niega toda consideración, a la que se le
califica de traidora a la patria, de agente del imperio. A
la oposición no se le considera adversaria sino enemiga,
por tanto debe ser aniquilada, como lo enfatizó Chávez en
su discurso en el Fuerte Tiuna (2004) donde trazaba las
grandes líneas de la Nueva Etapa.
En cuanto al cambio de
Constitución que lleva implícita un cambio en nuestra
forma de vida, con “su puño y letra” establece 12 nuevas
funciones a la presidencia, y con ellas una aberrante
concentración de poderes, alarga el período a 7 años,
antes lo había extendido a 6 e introduce la reelección
continua que le da la presidencia perpetua, ya que la
forma como celebra elecciones es con el abuso más obsceno
de los recursos del Estado .Esto me recuerda el Informe
Jruschov sobre Stalin donde se señala que el dictador “con
su puño y letra” escribía sus autoelogios: “el gran Stalin”,
el “gran líder”, “el genio militar”.
La visión económica que
práctica Chávez está condenada al fracaso que hoy encubre
la masa de recursos que maneja a discreción, sin control,
sin rendición de cuentas.
En definitiva, no es que no se
quiera reconocer nada, es que en lo fundamental el modelo
político, económico, social, la gobernabilidad de Chávez
conduce por derroteros fracasados en otros lugares y en
nuestro país. Es inviable.