Releyendo
la obra de Orwell titulada 1984 me encontré con un relato
novelado de lo que es el pensamiento único y el partido
único. Es totalizador, absorbente el régimen de partido
único, dominado por el “Gran Hermano” forma como se
presentaba a todas luces a José Stalin y al régimen
imperante en la extinta Unión Soviética.
El chavismo aclara que se
trata de un partido único de los partidarios del
oficialismo y que ello no implicará la eliminación de los
partidos de la oposición. Valga la aclaratoria, pero lo
que debemos tener presente es la tendencia, es tener
presente hacia dónde va el régimen.
En otras oportunidades hemos
descrito lo que es el totalitarismo. Definiciones muy
precisas por la doctora Arend en su obra “Orígenes del
totalitarismo” y en reflexiones más recientes en la obra
del filósofo chileno Fernando Mires, en especial en su
obra “La Política como Oficio….”
El miércoles 11 de enero de
este año que comienza, 2007, Aníbal Romero habla de las
dificultades teóricas para definir al régimen del teniente
coronel. Pensamos que esto estaba superado. Que estamos en
presencia de una autocracia con acentos profundos de
militarismo y en consecuencia ante la gestión de un
autócrata militarista con unas ansias de poder desmedida
que lo lleva a querer proyectarse más allá del 2030. Todos
los poderes en manos de un solo hombre y un manto para
cubrirlo con el pomposo nombre del “socialismo del siglo XXI. Un autócrata que ante la inminencia de la pérdida del
referendo levantó un discurso con contenido social para lo
cual disponía, y dispone, de cuantiosos recursos para
dilapidarlos sin plan ni concierto.
Es de recordar cómo en su
predisposición a “enterrar” a la cuarta república colocó a
un lado los 14 programas sociales que se venían aplicando
a favor de los sectores de menores recursos, algunos de
los cuales procedían de gobiernos incluso anteriores al de
Caldera II. En su desesperado relato de ese año cuenta que
llamó a Fidel Castro para pedirle su ayuda y “atacar desde
abajo” la situación que tenía. “Deja eso por mi cuenta,
que yo sé bastante de eso”, le contestó Fidel y, según las
propias palabras de Chávez, comenzaron a llegar aviones y
aviones y son los cubanos los que diseñan,
apresuradamente, Barrio Adentro I y Robinson. Esta es la
razón por la cual Barrio Adentro se improvisa con puros
médicos y para médicos cubanos sin formar parte de ninguna
política pública mediante la cual se enlazara este
programa con los ambulatorios y hospitales; sin una visión
inicial de una red de salud pública.
Estos programas nacen en
función de una política electoral que cuenta con el
respaldo incondicional de Jorge Rodríguez, y de
Carrasqueño, que comienzan a aplazar el referendo hasta
que los programas produjeran los efectos deseados. Este es
el verdadero origen del “discurso social”. Chávez se da
cuenta del filón que significa el populismo, el hablar a
nombre de los “pobres” y proclamar una lucha contra la
pobreza que en la forma como se inicia y se conduce no
hace sino aumentarla, como lo registran las diversas
estadísticas realizadas desde entonces hasta el presente.
En el curso de estos tres años
y meses logra una empatía con amplios sectores populares a
lo cual se deben agregar los garrafales errores cometidos
durante abril del 2002, la plaza Altamira, la huelga al
prolongarse más allá de las 72 horas como fuera concebida
y sumarse el paro petrolero con la duración por todos
conocidas. Además, la política abstencionistas que entrega
espacios (alcaldías, gobernaciones, diputados) que eran
objeto de burlas por parte de los abstencionistas. Es el
abandono del trabajo político. Cerca de 200 municipios que
no veían un dirigente político desde hace años, cuando se
reducía todo al trabajo mediático que no llegaba a una
masa inmensa halagada por el oficialismo mediante los
programas sociales y dependiente de los situados
constitucionales y demás programas adelantados con la
“botija llena” .
Ahora aparece el partido único
que busca eliminar las tímidas voces políticas que brotan
de los grupos, y partidos como PPT, PODEMOS, PCV, etc. Y
someterlos a una jefatura única encarnada en el autócrata
y con una disciplina militar como la práctica Ameliach,
Carreño, Diosdado y otros.
Evitar, y derrotar, que sea
extendido el “partido único” a toda la sociedad forma
parte de los combates que habremos de realizar a nombre de
una democracia social, donde el pluralismo sea uno de sus
rasgos fundamentales.