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Partido único y otras consideraciones 
por Pompeyo Márquez  
miércoles, 10 enero 2007



Releyendo la obra de Orwell titulada 1984 me encontré con un relato novelado de lo que es el pensamiento único y el partido único. Es totalizador, absorbente el régimen de partido único, dominado por el “Gran Hermano” forma como se presentaba a todas luces a José Stalin y al régimen imperante en la extinta Unión Soviética.

El chavismo aclara que se trata de un partido único de los partidarios del oficialismo y que ello no implicará la eliminación de los partidos de la oposición. Valga la aclaratoria, pero lo que debemos tener presente es la tendencia, es tener presente hacia dónde va el régimen.

En otras oportunidades hemos descrito lo que es el totalitarismo. Definiciones muy precisas por la doctora Arend en su obra “Orígenes del totalitarismo” y en reflexiones más recientes en la obra del filósofo chileno Fernando Mires, en especial en su obra “La Política como Oficio….”

El miércoles 11 de enero de este año que comienza, 2007, Aníbal Romero habla de las dificultades teóricas para definir al régimen del teniente coronel. Pensamos que esto estaba superado. Que estamos en presencia de una autocracia con acentos profundos de militarismo y en consecuencia ante la gestión de un autócrata militarista con unas ansias de poder desmedida que lo lleva a querer proyectarse más allá del 2030. Todos los poderes en manos de un solo hombre y un manto para cubrirlo con el pomposo nombre del “socialismo del siglo XXI. Un autócrata que ante la inminencia de la pérdida del referendo levantó un discurso con contenido social para lo cual disponía, y dispone, de cuantiosos recursos para dilapidarlos sin plan ni concierto.

Es de recordar cómo en su predisposición a “enterrar” a la cuarta república colocó a un lado los 14 programas sociales que se venían aplicando a favor de los sectores de menores recursos, algunos de los cuales procedían de gobiernos incluso anteriores al de Caldera II. En su desesperado relato de ese año cuenta que llamó a Fidel Castro para pedirle su ayuda y “atacar desde abajo” la situación que tenía. “Deja eso por mi cuenta, que yo sé bastante de eso”, le contestó Fidel y, según las propias palabras de Chávez, comenzaron a llegar aviones y aviones y son los cubanos los que diseñan, apresuradamente, Barrio Adentro I y Robinson. Esta es la razón por la cual Barrio Adentro se improvisa con puros médicos y para médicos cubanos sin formar parte de ninguna política pública mediante la cual se enlazara este programa con los ambulatorios y hospitales; sin una visión inicial de una red de salud pública.

Estos programas nacen en función de una política electoral que cuenta con el respaldo incondicional de Jorge Rodríguez, y de Carrasqueño, que comienzan a aplazar el referendo hasta que los programas produjeran los efectos deseados. Este es el verdadero origen del “discurso social”. Chávez se da cuenta del filón que significa el populismo, el hablar a nombre de los “pobres” y proclamar una lucha contra la pobreza que en la forma como se inicia y se conduce no hace sino aumentarla, como lo registran las diversas estadísticas realizadas desde entonces hasta el presente.

En el curso de estos tres años y meses logra una empatía con amplios sectores populares a lo cual se deben agregar los garrafales errores cometidos durante abril del 2002, la plaza Altamira, la huelga al prolongarse más allá de las 72 horas como fuera concebida y sumarse el paro petrolero con la duración por todos conocidas. Además, la política abstencionistas que entrega espacios (alcaldías, gobernaciones, diputados) que eran objeto de burlas por parte de los abstencionistas. Es el abandono del trabajo político. Cerca de 200 municipios que no veían un dirigente político desde hace años, cuando se reducía todo al trabajo mediático que no llegaba a una masa inmensa halagada por el oficialismo mediante los programas sociales y dependiente de los situados constitucionales y demás programas adelantados con la “botija llena” .

Ahora aparece el partido único que busca eliminar las tímidas voces políticas que brotan de los grupos, y partidos como PPT, PODEMOS, PCV, etc. Y someterlos a una jefatura única encarnada en el autócrata y con una disciplina militar como la práctica Ameliach, Carreño, Diosdado y otros.

Evitar, y derrotar, que sea extendido el “partido único” a toda la sociedad forma parte de los combates que habremos de realizar a nombre de una democracia social, donde el pluralismo sea uno de sus rasgos fundamentales.

 
 

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