Me
quedé corto. En 1998 basado en los papeles que inspiraron
el golpe militar de febrero de 1992 califiqué de salto al
vacío la candidatura de Chávez. La forma como ha venido
conduciendo al país no puede ser más desastrosa.
En lo político: implanta una
autocracia militarista , intenta establecer un pensamiento
único y desconocer la esencia plural de toda sociedad al
pretender absurdamente enterrar el pluralismo con una
tendencia totalitaria que lo lleva a construir un aparato
comunicacional donde apenas deja una pequeña rendija a la
oposición poniendo en juego la libertad de pensamiento, de
expresión y de comunicación. El cierre de RCTV y las
amenazas contra Globovisión le permitiría cerrar el
círculo totalitario.
En lo económico: destroza el
aparato productivo sobre la base de que va a “liquidar al
capitalismo desde la base” desechando experiencias y
enseñanzas que llevaron al colapso de la Unión Soviética y
países del este de Europa y la forma como hoy China, la
India y Vietnam comienzan a superar la pobreza extrema a
partir de la inversión estatal y las inversiones privadas
nacional y extranjera.
En lo internacional: las
alianzas más extrañas con el teniente coronel Putin, de
Rusia; con Irán, Bielorrusia, Corea del Norte y Cuba y
actuar como un gran desintegrador al proceder a un pacto
político con sus iguales políticos colocando a un lado lo
que es básico en todo proceso integracionista que es la
pluralidad de sus integrantes.
Al resumir sus largos ocho
años de gobierno no es este el caso de examinar su
discurso social y la forma como dilapida los enormes
recursos fiscales de los cuales apenas una pequeña parte
va hacia los sectores más empobrecidos y excluidos de la
sociedad. Por un lado pregona inclusión y por otra execra
a todo aquel que disienta de su manera de gobernar y
administrar al país. Queremos la reconciliación de todos
los venezolanos.
Venezuela necesita para
avanzar un funcionamiento democrático, con libertades para
todos y en esa dirección debe derrotar a esta autocracia
militarista. Estos son objetivos muy precisos que están en
manos de nuevas generaciones y que agrupan, no dudamos de
ello, a la mayoría del país. Si algo está claro cuando
enfrentamos a los totalitarismos es enterrar la visión de
sociedades “monolíticas” con partido y pensamiento únicos,
con aberrantes cultos a la personalidad.
Bienvenidos esos contingentes
estudiantiles que se incorporan a esta lucha por la
libertad.