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Habló el comandante
por Pompeyo Márquez  
sábado, 30 diciembre 2006



Había una canción que se hizo muy popular en la Cuba revolucionaria, acababa Fidel de bajar de la Sierra Maestra y entrar a La Habana destruyendo todas las Instituciones comenzando por las mercenarias fuerzas armadas del dictador Batista. Decía en una estrofa: Llegó el Comandante y mandó a parar. Eso fue lo que sucedió el viernes 15. Habló el comandante Chávez y mandó a parar. El quiere dirigir a Venezuela como si fuera un cuartel: batallones, compañías, escuadras, pelotones, soldados. El es el comandante, ordena y el resto debe obedecer.

Pero resulta que nuestro país no es ni Cuba, ni un cuartel. Es cierto que vivimos una autocracia dirigida, por tanto por un autócrata, pero aún existe una porción importante de ciudadanos que estamos decididos a vivir en una República como la soñó Bolívar que decía:

¡Compadezcámonos mutuamente del pueblo que obedece y del hombre que manda solo!
(Ver Bolívar, el pueblo y el poder de Diego Bautista Urbaneja).

Chávez puede exagerar su triunfo. No voy a cometer la necedad de negar que a través de los más diversos mecanismos del poder se ha formado una mayoría que lleva implícito el miedo, las presiones, las amenazas, el chantaje. El ha hecho mención de como se derrumbó la URSS sin disparar un tiro. No tenía que ir tan lejos. Acción Democrática del 45 al 48 otorgó las más variadas ventajas democráticas a los venezolanos. Llegó a tener mayoría en pueblos del interior hasta de un 95 por ciento. Venezuela era una sábana blanca. Oponerse a los adecos en 1946 era una hazaña y ser tomado como contrarrevolucionario. Amenazaban con gobernar hasta finales del siglo XX. Funcionó la agresión con cabilla y todo de los opositores. Ante las amenazas de ser derrocados durante 1948 amenazaban con paralizar al país y que ni un sólo taladrado se movería. El 28 de noviembre de ese año fue derrocada por un golpe militar y no se oyó ni un tiro. O mejor el 23 de enero con una poderosa acción cívica los mismos militares que le juraban adhesión al dictador le dijeron: hasta aquí te acompañamos. Y después del golpe del 2 de diciembre de 1952 no se movía ni una hoja. Y se celebraba la Semana de la Patria y desfilaban obligados los empleados públicos, etc.

Moraleja: Nadie es dueño de un país. Nadie puede gobernar a su capricho a una nación, ni despreciar a sus opositores y, por supuesto, a quienes lo apoyan como hace el comandante con Podemos, PPT. PCV. Entre otros. Los votos “son de Chávez” y no de ninguna parcialidad.

 
 

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