El economista Gustavo García calculaba que
con los diez mil millones de dólares que se han
embolsicado argentinos y cubanos - los reyes del
mambo en esto de chulear a la revolución bolivariana
-, se habrían cubierto de un solo zuácate las
inversiones pendientes desde hace una década en el
sistema eléctrico nacional. Pero, claro: el comandante
regalón, prefirió darle luz a Cuba y quitársela a los
venezolanos. Tirarle tremenda zampada a Miss Cristina
Botox para que se refaccione la fachada y dejar a
nuestro país en la propia inopia.
Luz en la calle y oscuridad en la casa,
decían nuestros abuelos. En el colmo de los delirios
anda regalándole plantas eléctricas a sus amigos
centroamericanos, mientras nuestros carajitos nos
preguntan cada cinco minutos: ¿epa, abuelo, qué pasó?
¿Otra vez se fue la luz que te apagaste?
Ya tocamos playa de la isla de la
felicidad: comenzamos a sufrir apagones monumentales.
Primer signo de que se está imponiendo el
marxismo-leninismo. Para que el parecido sea mayor,
las Torres del Silencio huelen a cloaca, las calles ni
que estuviéramos en Saigón hora cero y el olor a
chamusquina, a fritanga africana y a basural
tercermundista nos acercan al reino de la felicidad
del doctor Mugabe. ¡VENEZUELA, SEGUNDO TERRITORIO
LIBRE DE AMÉRICA!
No pasará a la historia, pero ya tiene
varios récords como para figurar en el Guiness: el
presidente pobre que le ha regalado más dinero a
presidentes ricos, el rey del petróleo que importa
gasolina, el estrangulador de sus propias
constituciones, el benefactor de la mayor mafia de
corruptos y ladrones desde los tiempos de Boves y
Antoñanzas, el primer presidente suramericano en hacer
maniobras conjuntas con los rusos y el único
antiyanqui que vive de las remesas diarias que le
llegan del corazón del imperio. Digno del Guasón de
Ciudad Gótica. Si ese cargo no se lo hubiera usurpado
José Vicente Rangel, la Momia de Tutankabrón, el que
naufraga en una camisa de Juan Vicente Gómez y sueña
todas las noches con las partículas de Danilo Anderson.
¡Qué país, Dios mío! Ciudad Gótica es
pendejada pura. Aquí sí que se cuecen habas. Se le
acaba la luz y pretende iluminar al universo. Ojo con
la locura del loco Chávez, que es contagiosa.