Chávez como que se aproxima cada día más a
Chapita Trujillo. El gobierno empapelado de decretos
chimbos y las charreteras de soles de ferretería.
Sucede que el fracasado del curso de Estado mayor y
pésimo alumno de su promoción será el primer
cuatrisoleado de la república. Ni Bolívar. Vamos
p’atrás camará…
¡Qué falta que le hace un asesor con más
de dos dedos de frente! Lo tuvo de lujo hace quince
años en su primer padre putativo, Don Luis Miquilena.
Viejo sabio y cazurro que le quitó el liqui-liqui, lo
enchapó en oro, le arregló la dentadura, le compró un
flux y le puso un gorro frigio, para disimular la
cachucha. De su mano y de la de los notables, que le
dieron un barniz enciclopédico, se hizo con el coroto.
Fue entonces que se lo comió la
impaciencia, se sacudió al ex microbusero y se echó en
brazos del bateador emergente, José Vicente Rangel.
Menos sabio y cazurro que su mentor, Don Luis, pero
administrador de la mayor cloaca informativa de la IV
República. No hubo maricón, puta, ni ladrón del
puntofijismo que no estuviera registrado en los
archivos del primer cornudo de la república. El propio
Fouché. Conocedor de las debilidades de todos los
posibles antagonistas y eximio manipulador de aliados
– rata barroca y versallesca, le llaman algunos – sumó
al carro del chavismo a cuanto nini y opositor Light
podía servir a los propósitos del teniente coronel.
Gestionó los asuntos miraflorinos hasta la tercera
reelección en diciembre del 2006. A cambio de
acrecentar exponencialmente su fortuna y disfrutar de
su máxima aunque ya devaluada aspiración: la
vicepresidencia de la república.
La dupla Castro-Rangel dio sus buenos
frutos. Como que el caporal sorteó todos los
obstáculos, incluido el RR, gracias al mágico
sortilegio del G-2 y Jorgito Rodríguez. Luego vino la
debacle, cuando ni consejero sentimental le queda. El
propio está preso por homicidio. Hoy, después de las
más colosales metidas de pata de su año negro – el
2007 – naufraga a la deriva. Y como pierde su poder
real a pasos agigantados comienza a disfrazarse de
Gran Mariscal de Sabaneta. ¿Cuatrisoleado? Que se baje
de esa nube.
Dios enceguece a quienes quiere perder. En
esa andamos. Con el sol en la espalda, Chávez no
comprende que nada obtiene brincando al abismo de sus
habilitantes y sus candidatos de pacotilla. Comprando
bancos y regalando la plata. Torciendo a mansalva la
voluntad popular. Si tuviera a su lado a Dietrich
sabría que se le acabó esa teta. Y que lo mejor que
podría hacer es enterrar el socialismo del siglo XXI y
prepararse una buena jubilación.
¿Cómo? Haciendo en lo interno exactamente
lo que hace en lo externo: pidiendo perdón y
recogiendo velas. Así como exige el desarme de las
FARC debiera también exigir el fin de las
inhabilitaciones. Brincar del lado de la democracia y
sacudirse a tanto pescado podrido que lo empuja al
abismo rojo-rojito. No tiene otra opción para
reconquistar algo del respaldo de antaño que jugar
limpio y enterrar sus sueños imperiales. Liderar su
propio entierro. O engordar para enfrentar las
cuchilladas. Que lo que se le viene encima es candela
pura.
¿Será posible que entienda el peo en el
que está entrampado? Nunca es tarde y el hombre es
listo. A ver si entiende.