¿No se dan cuenta, insensatos,
que va a ganar el SÍ?
Mientras algunos de ustedes se fueron a las playas, otros a
las montañas, y los más pobres, guarecidos en sus casas, el
dictador ha preparado el camino de la infamia, sus grupos de
choque, su propaganda, sus esbirros. ¿O ustedes imaginan que
diciendo o escribiendo "NO es NO" es que van a ganar? ¿O
enviando algún e- Mail con un NO a los que de por sí van a
votar NO, así creen que va a ganar el NO? ¿No se dan cuenta
que el 15 del 02 no es ni será el 2 del 12? ¿Ni tampoco el
23 del 11? ¿O ustedes creen que sólo citando frases sueltas
de Bolívar van a ganar un plebiscito donde lo que está en
juego no es una enmienda, no un SÍ o un NO, sino que el
definitivo fin de la democracia venezolana?
El 2 del 12 el dictador se equivocó. Estaba golpeado por las
movilizaciones estudiantiles. Había dado un paso en falso al
clausurar RCTV, el canal de los horribles culebrones, tanto
o más populares y ordinarios que el dictador. La gente tenía
rabia, odio, o por lo menos, pasión por el NO.
El 23 del 11 el dictador buscó otro camino. De las
elecciones regionales hizo un plebiscito y le quitó más de
un millón de votos a una desordenada oposición que en aras
de un pálido triunfo, permitió que les inhabilitaran sus
líderes; sus candidatos se dejaron tratar de ladrones,
desgraciados, corruptos, sinvergüenzas; fueron acusados de
magnicidas y amenazados con tanques y de ser llevados
presos; y como recompensa por tanta paciencia, ganaron
algunas gobernaciones y alcaldías, y además, la estúpida
ilusión de que habían derrotado a una dictadura.
Hoy el dictador, cambiando la táctica de su siniestro juego,
no ataca a nadie personalmente. Hoy ha hecho algo peor: ha
destruido la esencia misma de la Constitución. Y si un
pueblo no se levanta, ahora, no "por ahora", ahora, a
defender su Constitución, significa que ese pueblo,
bolivariano o no, no sabe defenderse a sí mismo.
Al fin y al cabo él, el dictador conoce a su oposición mucho
mejor de lo que la oposición se conoce a sí misma. Por eso
se permite convocar a la enmienda anti-constitucional. Por
eso se permite hacer la votación sobre la base de una
pregunta que es un slogan a favor de la violación
constitucional. Por eso se permite robar el derecho a voto a
los más jóvenes. Por eso se permite usar a la Constitución
como táctica en función de su gradual estrategia de golpe de
estado.
Los alambicados expertos en encuestas le dan un 15 % de
ventaja a la oposición ¿Son o se hacen? Cualquier persona
que entienda algo de política sabe que una encuesta no tiene
más validez que la duración del día en que se hace una
encuesta. Ellos, los expertos en encuestas, han convencido a
la oposición que ha de quedarse tranquila en sus casas,
esperando los resultados, porque los números objetivos están
de su parte. No, amigos: los números no están de parte de
nadie. Hay que ganarlos, uno por uno, en la calle, todos los
días, exponiendo el cuerpo y los ojos..
Nunca la oposición ha sido o estado más errática que en
estos momentos. No sólo se ve cansada, sin imaginación, sin
astucias, sin ideas; sin siquiera humor; además, y eso es lo
peor: sin dirección política.
El 2 del 12 aparecieron los Baduel, los Garcías, las
Marisabeles y otros más ¿quién ha aparecido hoy? Es un claro
síntoma. Los chavistas, por el contrario, han cerrado filas
alrededor del dictador y pasan al ataque sin que -con la
excepción de valientes estudiantes- nadie, o casi nadie, se
atreva cerrarles el paso.
Si el 2 del 12 triunfó el NO, fue porque ese NO era parte de
un movimiento democrático y nacional. Fue ese movimiento el
que hizo posible al NO y no fue el NO el que hizo posible al
movimiento. El NO se ganó en la calle, no en las encuestas.
El peligro de ayer era el cretinismo abstencionista de
aquellos que negaban al voto como medio de lucha. El peligro
de hoy es el cretinismo electoral, propagado por aquellos
que sostienen que el voto es el único medio de lucha
democrática. El voto es importante, pero sólo lo es si es
que surge de una volutad popular organizada y no de
laboratorios estadísticos.
Sí de aquí al 15 del 2 no ocurre un milagro, y ruego a Dios
que ocurra, ganara el SÍ. El dictador tendrá entonces lo que
todo dictador más desea: una dictadura, no sólo de hecho,
sino, además, por muy prostituido que sea: de derecho. Una
dictadura consagrada por el voto del pueblo.
Pero si los milagros no ocurren hay que hacerlos. En los
momentos más decisivos de la política, que son aquellos
cuando el destino entero de un país está en juego, los
milagros hay que hacerlos en las calles; y nunca jamás en
otras partes. Quedan pocos días. Hay que hacer un milagro.
¡Despertad de una vez! ¡Despertad!