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PARIS, DEJA
DE SER CHAVISTA
Miércoles, 4 de Diciembre 2002
Ese es, al menos el lema de los
miembros de la Asociación franco-venezolana
"Diálogo por Venezuela" que organizó
éste martes 3 de diciembre 2002; junto al Instituto
de Altos Estudios de América Latina de París, el
foro - debate "Venezuela en el siglo XXI:
riesgos y perspectivas de la coyuntura actual".
En el anfiteatro de dicho Instituto ubicado a pocos
pasos del Hôtel de Matignon y el Palacio Bourbon,
despacho del primer ministro y sede de la Asamblea
Nacional respectivamente; se dieron cita 4 panelistas
y aproximadamente 200 personas, en su gran mayoría
venezolanos que residen o estudian en París.
Jean-Michel
Blanquer, director del Instituto fue el primero en
tomar la palabra, sintetizando su exposición en el
carácter vanguardista de la Constitución
Bolivariana en cuanto al tema de los derechos
humanos, así como el impulso y la promoción de
poderes y contrapoderes. El profesor de Derecho
Público, que es Blanquier, no dudó en valerse del
gastado cliché, de la falta de organización y la
ausencia de un liderazgo dentro de la oposición;
como justificación a la actual polarización
política, social y militar venezolana. El auditorio,
en voz baja comenzaba a interrogarse ante las lagunas
o la excesiva diplomacia del ponente; hasta que éste
confundió referéndum consultivo con revocatorio, y
consideró la arbitraria intervención de la PM, como
un simple desarme.
Maurice Lémoine, periodista de Le Monde
Diplomatique, fue el segundo en intervenir; abrió su
exposición-propaganda,
con un parte noticioso del paro nacional en curso, en
una actitud arrogante de quien ha visto y vivido
todo. El irreflexivo periodista, luego dió la
impresión de ponerle el piloto automático a su
disertación, hasta presentar unas cifras de la
CEPAL, indicando que la pobreza en Venezuela habría
disminuido de un punto el ultimo año; el
representante de Le Monde Diplomatique, de esa manera
se estrelló contra un auditorio - en su mayoría -
despojado de miramientos, que le increpó lo que
consideraron una actitud provocadora.
Vicente
Ibarra, antiguo embajador de Venezuela en Bélgica,
el tercer invitado, exigió a través de una concisa
y clara exposición, la necesidad de poner fin a los
delirios bolivarianos del presidente Chávez.
Elizabeth Burgos, antropólogo
venezolana, cerró el ciclo de intervenciones,
considerando que Venezuela es un recién llegado al
círculo de la prensa francesa; así mismo Burgos
explicó e ilustró - con éxito - la especificidad
del caso Venezuela, conformado por una incomprensible
y particular relación entre civiles y militares;
ofreciéndole a los asistentes una cátedra de
historia contemporánea, desde Juan Vicente Gómez,
hasta Hugo Chávez; militares, civiles, golpes y
elecciones mediante.
Así
las cosas, hasta éste momento los moderadores Nelson
Castellano y Juan Chipilo Pulido, habían logrado
contener la sed de intervención y cuestionamiento de
parte de una audiencia, que hacia rato había
calentado los motores del debate. De esa manera,
intervinieron entre otros; un jocoso venezolano que
comparó a la Constitución del 99, con nuestras
hermosas misses, en el sentido que ambas son
perfectas, pero es imposible beneficiarse de ellas.
Un joven político francés, se interrogó sobre la
relación Chávez y Carlos Ilich Ramírez; y entre lo
asistentes se encontraba José Muci-Abraham, quien se
lanzó con un irrelevante mini discurso.
Los
miembros del circulo bolivariano parisino - presentes
en el anfiteatro -, fueron excepcionalmente
discretos, se limitaron a repartir el boletín
número 8 de una llamada Red Internacional de Defensa
de la Democracia en Venezuela; contentivo entre
otros; de sendos escritos de Earle Herrera y del
embajador en París Jesús Arnaldo Pérez.
Si
bien a la mayoría de los venezolanos, los tiene sin
cuidado - con sobrada razón - si París es o no un
enclave chavista; debemos reconocer que el lobby que
hicieran los chavistas, en un primer tiempo para obtener el
reconocimiento de cierta prensa internacional,
comenzó a gestarse en ésta ciudad, en donde
casualmente viven Bernard Cassen, Ignacio Ramonet,
José Bové y Vivian Forrester, entre otros ilustres
miembros de la internacional antimundialización,
quienes sin rubor alguno se valen del naïf
presidente de Venezuela, y de cualquier otro
dictador, en su obsesiva lucha contra la economía
liberal.
Fotos: María Elena
Rupp-Rodríguez
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