Toneladas de papel se han
escrito sobre los orígenes, desarrollo y posibilidades de
futuro del proceso que, tanto en Venezuela, como en el
continente y en buena parte del resto del mundo, tiene a
Hugo Chávez como uno de los protagonistas más importantes.
Es lógico. Es pieza irremplazable, por ahora, en un tablero
internacional que desarrolla en Latinoamérica parte
fundamental de su estrategia subversiva y revolucionaria.
Utiliza como coartada el llamado “socialismo del siglo XXI”
que en términos prácticos e ideologizados es simple y
peligroso comunismo a la cubana. Hay material para todos los
gustos. Desde serios trabajos de investigación hasta
honestas crónicas de lo sucedido, pasando por pronósticos y
ejercicios de futurólogos profesionales y aficionados. Por
supuesto, abundan los tarifados convertidos en corifeos
mercenarios que pretenden deificar a quien los remunera
generosamente. Incluso con pretensiones de llevarlo a la
pantalla grande sin reparar en los mil millonarios costos de
este objetivo.
También hay textos de obligada lectura. Lo conocía de
referencia pero no logré adquirirlo en una superficial
búsqueda en Caracas. Pero, como suele suceder, en breve paso
por Madrid conseguí la reciente obra del escritor mexicano
Enrique Krauze, EL PODER Y EL DELIRIO, relativa a la
actualidad venezolana. Recomiendo ampliamente su lectura, a
pesar de que no comparto algunas de las líneas menores de
sus argumentaciones y discrepo con enfoques de algunas de
las fuentes por él consultadas. Pero, vale la pena.
Objetivo, honesto, bien escrito y documentado. Facilita la
comprensión del problema, fase indispensable para acertar en
la solución definitiva al terrible mal de esta década.
A las puertas de un ilegítimo referéndum sobre la reelección
indefinida de Chávez, sueño de una presidencia vitalicia,
ilegalmente planteado y con una pregunta truculentamente
redactada para rematar el golpe de estado que liquida
principios fundamentales de una democracia tan erosionada
que dejó de serlo, los venezolanos tenemos que entender que
el próximo 15 de febrero es la coyuntura más delicada que
hemos tenido. NO más Chávez es la consigna del pueblo.
Prolongar indefinidamente diez años perdidos miserablemente
sería la consecuencia de que este fraude pudiera imponerse
de manera truculenta por la fuerza física e institucional
del poder y el dinero negro.
La unidad democrática se impone como responsabilidad
histórica porque “…el ácido del autoritarismo ideológico
avanza, a punta de petróleo, dólares y propaganda, sobre la
tenue superficie democrática de nuestra región… el futuro
que anuncia no es sino una máscara del pasado, del pasado
más oscuro y cerrado” dice Krauze con propiedad en el
prólogo del libro. Los venezolanos debemos entender este
mensaje de una voz muy calificada del continente. Por el
presente y futuro de las actuales generaciones, NO y mil
veces NO al disimulo, a la mentira y a la ilegalidad
golpista de Chávez
oalvarez@telcel.net.ve