Reflexiones
sobre el
mismo tema por
Oswaldo
Alvarez
Paz
lunes, 23
febrero
2009
Es increíble que los sectores de
la oposición que más se aferran al electoralismo como única
vía para salir de Chávez, no se ocupen con seriedad de
limpiar ese camino y colocarse en condiciones de competir
con reales posibilidades de éxito. Hay quienes llegan al
extremo de felicitar al Consejo Nacional Electoral, de
reconocer como impecables unos resultados obtenidos sobre la
base de todos los abusos y de una violencia institucional
feroz y con un registro de electores envenenado de manera
progresiva. Dejo constancia, una vez más, que es un grave
error confundir elecciones con democracia y más grave aún
pensar que esta vía es la gran legitimadora del régimen. No
es la única, ni siquiera la más eficiente para provocar el
cambio cualitativo que Venezuela necesita.
En el segundo semestre habrá elecciones municipales. El año
próximo serán las parlamentarias. En casi todos los partidos
empezó la rebatiña entre los aspirantes a concejales y a
diputados. Listas completas de candidatos están circulando
con señalamientos de circunscripciones para ambos procesos.
No pocos dirigentes del primer nivel buscan recursos y
aliados para la elección presidencial del 2012. En
condiciones normales esto no tendría nada de particular.
Sería útil para todos los efectos. Pero en una dictadura
constitucional, con un nuevo marco legal vigente mediante
los decretos-ley producto de la Ley Habilitante y la
enmienda a la Constitución que acaba de promulgar el
Presidente, esto luce a inmadurez en el mejor de los casos.
También a cobardía y hasta complicidad activa por parte de
quienes solo piensan en sobrevivir a cualquier precio. Es
infantil decir que proyectando los resultados del 15F ya
tendríamos asegurado al menos el 50% de los concejales y de
los diputados a elegirse en los procesos que se avecinan.
Estos genios de la hermenéutica electoral no se ocupan de
impugnar a la maquinaria electoral oficialista que encabeza
la directiva misma del CNE y llega hasta el último
funcionario del más apartado rincón. Mucho menos de auditar
integralmente el registro electoral. Nuestro país no es la
república más vieja del continente. Con 26 millones de
habitantes no hay 17 millones de electores, ni tampoco
pueden existir municipios con más votantes que habitantes.
Se impone un serio trabajo de base con los electores de cada
mesa. Ubicarlos físicamente sería un extraordinario trabajo
en la base, bueno para todos los efectos presentes y
futuros, electorales o no. Con este gobierno, con este CNE y
con el REP actual las opciones electorales son mínimas. Las
frustraciones seguirán llegando luego de cada jornada.
Autoridades electorales imparciales y un registro electoral
depurado con seriedad, son condiciones indispensables para,
a pesar de todo, avanzar electoralmente. La naturaleza del
problema es diferente. Todos los caminos deben explorarse.
El combate tiene que ser en todos los terrenos para que lo
electoral tenga sentido.