Confrontación
inevitable por
Oswaldo
Alvarez
Paz
lunes, 23
marzo 2009
La situación de Venezuela es
insostenible. No puede prolongarse por mucho más tiempo.
Ninguna nación es capaz de mantenerse en un clima de tanta
incertidumbre e inseguridad. Desaparece el respeto a la
voluntad popular, a las leyes, al orden esencial que se
deriva de normas estables, de obligatorio cumplimiento para
todo el mundo especialmente para el estado-gobierno por ser
producto del consenso general ante las necesidades
crecientes de la gente. Lo único cierto es que finalmente
llegó la dictadura militar. Se impone a sangre y fuego al
margen del Derecho por la vía del atropello y de una
violencia institucional que puede ser peor que la misma
violencia física.
Militarismo autocrático y totalitario. Comunistoide, como
buen socialismo a la cubana. Ineficiente, altamente
corrompido y corruptor. Dirigido por una persona sin
escrúpulos ni principios, de espíritu subversivo. Enfermo
incurable de tiranía. Ambicioso, audaz y temerario en las
palabras y en acciones tan contrarias al interés nacional
como provechosas para sus pretensiones. La forma más
perversa de la cobardía es el abuso de poder, característica
fundamental de Hugo Chávez. La mejor manera de conocer las
virtudes y debilidades de cualquier persona es dotándola de
poder político y económico. Están a la vista. El país
dividido, confrontado consigo mismo, arruinado
miserablemente en medio de dinero negro que solo sirve para
comprar lealtades y enriquecer a sus prevalidos. No le
bastarán los mercenarios uniformados que lo rodean para
protegerse del desprecio popular, del rechazo creciente de
una población fatigada, indignada y progresivamente resuelta
a ponerle punto final a esta etapa de disimulos y mentiras.
El golpe mortal que le han dado a la Constitución y sus
consecuencias en contra de la descentralización, de la
autoridad de gobernadores y alcaldes elegidos, de la
autonomía de Estados y Municipios, contra la Alcaldía
Metropolitana o la soeces amenazas personales en contra de
dirigentes como Manuel Rosales, Henrique Salas Feo y otros,
no tienen remedio ni solución alguna con el actual estado de
cosas. Tampoco habrá solución para los gravísimos problemas
sociales, económicos y financieros de la República. Todo se
agravará. El paquete chavista anunciado el sábado no es otra
cosa que un asalto a mano armada en contra de las personas
naturales y jurídicas del país. Se les despoja de sus
propiedades y ahorros por distintas vías para alimentar la
voracidad criminal de los bandidos que gobiernan. Solo habrá
solución cuando el régimen desaparezca y el largo dedo de la
justicia nacional e internacional alcance al responsable de
la tragedia. La confrontación final es inevitable. El grado
de violencia dependerá como siempre del gobierno. Ojalá y de
ese enfrentamiento se origine el renacimiento democrático de
Venezuela y no una draconiana dictadura militar, una
terrible tiranía personal o una cruenta guerra civil.
Cualquier cosa puede pasar.