Enmienda y
crimen
organizado por
Oswaldo
Alvarez
Paz
viernes,
13 febrero
2009
Son muchas las razones que
impulsan a la inmensa mayoría de los venezolanos a rechazar
con firmeza el enorme fraude constitucional y político que
envuelve la mal llamada “enmienda”. Farsa truculenta hasta
en la forma en que está redactada la pregunta que será
sometida a consulta el próximo 15 de febrero. No se trata de
ampliación de los derechos políticos del pueblo, de los
ciudadanos. Lo único que se busca es violentar el orden
constitucional para ampliar los “derechos políticos” del
Presidente y de cuantos quieran perpetuarse en el poder que
detentan actualmente. Son los únicos que saldrían
favorecidos de aprobarse esta aberración. Lamentablemente
para ellos, no podrán escapar a la mano larga de la justicia
nacional e internacional que empieza a exigir la necesaria y
debida rendición de cuentas. De tanto ponerle trampas a la
nación parecieran no darse cuenta de la enorme trampa en que
están cayendo, fabricada por ellos mismos. La única manera
de salir airosos es sobre la base del fraude y de la
violencia física e institucional. Lo malo para ellos es que
el juego es demasiado descarado, está a la vista y lejos de
paralizar la disposición a votar por el NO, la incrementa
creciendo el rechazo y la indignación contra el régimen.
Sin embargo, nadie se engaña. Los peligros existen. La
amenaza es concreta. Además de las razones jurídicas y
políticas suficientemente analizadas en estos días, debemos
agregar las acciones violentas de las estructuras del crimen
organizado que le dan soporte al terrorismo de estado, al
narcotráfico, al lavado de dinero hasta el extremo de
utilizar a su antojo un hampa común politizada como nunca
antes con garantía de impunidad. Esta es una razón adicional
muy importante para reforzar el rechazo al continuismo que
se pretende implantar. El gobierno estimula una violencia
premeditada, motivada políticamente, que atenta
indistintamente contra objetivos comunes y específicos en
ocasiones, como el saqueo a la Sinagoga de Maripérez, pero
con el propósito de atemorizar a la población y paralizarla
en su lucha contra la barbarie. Acciones cobardes contra
quienes no pueden defenderse ejecutadas por mercenarios de
difícil identificación. Muchas veces se trata de regulares
de los cuerpos de seguridad del estado o de la propia fuerza
armada actuando como irregulares, pero con recursos
operativos suministrados desde el alto gobierno por los
canales de las estructuras a las que hemos hecho referencia.
Hay una peligrosa espiral de violencia que puede desembocar
en una terrible confrontación. Desgraciadamente la
estructura del Estado está bajo el control del Presidente y
la institucionalidad se ha desmoronado. No hay un proyecto
nacional para enfrentar la inseguridad y el hamponato. La
impunidad es total, de donde se deriva un verdadero
terrorismo de estado bajo la responsabilidad exclusiva y
excluyente del Presidente. Puede que logren generar miedo,
temor e incertidumbre, pero no podrán paralizar a la nación.
Venezuela está preparada para enfrentar a la barbarie
gobernante. Exige respeto a la voluntad popular que se
expresará definitivamente en contra del continuismo, a favor
del cambio necesario. Rechaza las manifestaciones
fraudulentas que están a la vista y exige de quienes dirigen
las verdaderas fuerzas motrices del país, iniciar el
correspondiente debate sobre las posibles salidas a la
coyuntura actual.
El voto es un instrumento fundamental de la democracia, pero
no podemos confundirlo con la democracia misma. Es muy
importante, pero no es el único instrumento derrotar a la
dictadura. En el marco de la Constitución actual hay caminos
que debemos explorar. Nada es fácil y el desenlace aún
pudiera parecer incierto, pero la única batalla que nunca
podrá ganarse es la que no se libra.