Días
definitivos vivirá el país las próximas semanas. La calle
está caliente. El gobierno vive en otra galaxia, menosprecia
el peligro inminente que para su existencia significa el
empeño en imponer la propuesta constitucional del señor
Chávez por caminos al margen de la legalidad. Las verdaderas
fuerzas motrices de la nación continúan pronunciándose
radicalmente en contra de las pretensiones oficiales. Para
el ciudadano común no se trata de una simple reforma, ni
siquiera de una nueva Constitución. Para él carece de
sentido el infantil esquema de votar o no votar en el
plesbicito convocado por el desprestigiado Consejo Nacional
Electoral a instancias de una deslegitimada Asamblea
Nacional, de un SI o un NO que en definitiva mantiene vivas
las esperanzas del gobierno y relativamente vigente a la
oposición prisionera de una calculada desviación
electoralista, probadamente fracasada y desmoralizante.
Hemos visto declaraciones
contundentes de los Rectores de las principales
universidades públicas y privadas del país, de los más
calificados dirigentes estudiantiles, de las asociaciones de
profesores y de los trabajadores que en ellas prestan sus
servicios. También del Consejo Nacional del Comercio y los
Servicios, de los industriales, de las academias nacionales,
de los colegios de abogados de todo el país, de los decanos
de las facultades de Derecho y Ciencias Políticas, de las
federaciones de maestros y trabajadores de la enseñanza, de
los ganaderos y de otras organizaciones del sector
agropecuario, de prácticamente todos los gremios
profesionales. También y de manera contundente se
pronunciaron la Conferencia Episcopal Venezolana y el
Consejo Nacional de Laicos, los vecinos organizados en la
Red Nacional de Asociaciones de Ciudadanos y la murmuración
mezclada con profundo malestar en los cuarteles y escuelas
militares ya es inocultable.
El régimen trata de ahogar la
protesta nacional a punta de represión, de violencia física
contra dirigentes e institucional en contra de instituciones
civiles autónomas y los pocos medios de comunicación libres
que nos van quedando. Miente y manipula la información que
trasmite. Al perder la razón y quebrarse los restos de
afectividad que podían quedar hacia Chávez, lanza una
arremetida universal contra todos y contra todo cuanto se
oponga. Se multiplican los heridos, se suman muertes
inocentes al rosario de crímenes políticos de estos años
enlutando al mundo universitario. El hampa politizada por el
gobierno hace de las suyas en el papel mejor logrado que el
vicariato organizado haya cumplido en estos años. El Alto
Gobierno da pena. Los voceros políticos de la Asamblea y
otras instituciones no lograr recuperar la credibilidad
perdida hace rato. Las manifestaciones se multiplican y la
desesperación oficial crece. Chávez debe retirar su
propuesta. Cancelarla definitivamente. Él es el único
responsable del creciente nivel de la confrontación. Si no
la retira, tendrá que irse. No hay otra opción para la
libertad.
oalvarez@telcel.net.ve