Algunos
lectores nos
preguntan sobre las bases y fundamentos que nos llevaron
desde un inicio a anunciar que el GP no sería derrotado en
las elecciones del 03D-06. Esto lo hemos mantenido por un
largo tiempo. No estamos ante un régimen democrático y se
impone actuar en consecuencia. Por ello, cuando se anuncia
el proceso electoral presidencial para el año en curso,
señalamos que no habría cambio sino continuación del GP en
sus funciones de conductor de la farsa llamada socialismo
del siglo XXI.
El 02/01/06
iniciamos
esta prédica y la mantuvimos hasta el día anterior del
fraude-trampa que ahora adquiere otra dimensión y otra
forma. No nos basamos en encuestas sino en el
análisis-examen de los contenidos de la Historia Actual y
del propio comportamiento de los actores.
Esto
nos llevó a afirmar
que, en efecto, el 03D-06 se abriría un nuevo período en la
cronología del chavismo, definido por la relegitimación del
GP, la profundización de su ‘prédica socialista’ y
antiimperialista, y de los métodos propios que ha venido
aplicando quien reiteradamente ha insistido en que su tarea
es acabar con las instituciones democráticas existentes para
dar paso a un nuevo acontecer.
Pero esa ‘nueva
realidad’ no existe. El ‘proceso revolucionario’ se ha
caracterizado por extender y hacer crecer las graves
deficiencias, fallas y errores de la llamada cuarta
república. Lo único novedoso es el discurso y la renovación
de un discurso populista que ha permitido darle un nuevo
cariz a las promesas-ofrecimientos, la tarifa-recompensa que
exige a cambio la total adhesión a quien suministra la
dádiva. En esto se sigue la vieja escuela adeca que tuvo su
momento estelar en 1945, y luego en el violento bipartidismo
que gobernó este ex-país desde 1958 al 1998.
Y
para simular
esta realidad concreta, el ‘proceso’ se ha dedicado a crear
una especie de ‘polo’ internacional ‘revolucionario’ que
tiene como objetivo fundamental catapultar al GP como líder
mundial de un movimiento de liberación, que no ha sido capaz
de liberar aún a nadie del sojuzgamiento de la explotación,
la utilización y la miseria. Algo que tiene más que espacio
en un mundo signado por la guerra, las desigualdades y las
leyes del imperio del capital, al cual no escapa ninguno de
los reductos ‘revolucionarios’, sea cual sea su expresión
local.
Estamos, y lo hemos
reiterado, ante un conflicto de gigantescas proporciones
entre quienes administran, dirigen y se benefician de los
grandes capitales mundiales. Aquí no hay ninguna opción para
el hombre como colectivo, con derecho a una vida con mínimas
condiciones de subsistencia. Aquí, en la propia raíz de este
devastador acontecer, nadie apuesta al hombre, a su
preterida condición. Se apuesta al beneficio, al poder, a la
acumulación, al dominio global.
Por ello, los
opuestos se juntan a la final en sus objetivos, sus
procedimientos, sus técnicas y su capacidad criminal. El
hombre, como ha ocurrido hasta ahora en la historia de la
humanidad, está excluido como actor.
Nada
de esto
parecen comprender las llamadas oposiciones y muchos
quienes, como ayer, en las más diversas coordenadas de este
planeta, se han puesto del lado de las causas que creyeron y
creen más justas.
La ubicación, en
esta polarización a la que nos han conducido de manera
tramposa y engañosa, no pasa por ideología o comprensión
alguna de lo que ocurre. Transita por la emoción, por la
capacidad intrínseca del hombre, de sacrificarse por lo que
cree es un ideal.
Más allá de él, se
levanta la violencia más criminal, como la forma de conducir
este mundo, a colocar sus capitales en las manos de quienes
se los han apropiado. Esta es la gigantesca tragedia del
mundo.
Y
en nuestro caso
particular, y en cuanto se refiere a este expaís, las
oposiciones han sido el principal aval-soporte de este
régimen tramposo. O no entienden o no quieren entender. Su
visión no va más allá de ubicarse en los planos en los que
tengan acceso a algún poder de negociación. Y eso pasa por
las más atroces de las complicidades.
Los sacrificados son
los de siempre, los que se colocan en la primera fila, los
que no tienen nombre, los que carecen de dolientes, llámense
los masacrados del 27F-89 o los masacrados en las cárceles,
en las calles, en los barrios, en los hospitales, de esta
‘revolución’ que jamás ha alcanzado el calificativo ni de
bonita ni de pacífica.
La ignorancia,
consciente o no, la capacidad de negociación-complicidad, de
esas oposiciones, llegó tan lejos en la tarea que le fue
encomendada de legitimar, avalar, ‘democratizar’ al GP y su
régimen, que contribuyeron con su gesto no sólo a hacer
creer que este es un pueblo ‘chavista’, sino que además
siempre lo ha sido.
La
fiesta democrática
ahora demostró que hasta las smartmatic
son confiables, que las captahuellas son el mejor
instrumento para garantizar la pureza de las elecciones y
que basta conformarse con el 54% de las cajas auditadas,
para demostrar la honestidad-transparencia de un proceso
eleccionario, que resulta la envidia de todos los países del
mundo.
Estamos seguros de
que ahora no sólo exportaremos ‘la revolución’ sino el
sistema electoral que le permite ocupar un lugar
privilegiado en el universo de los demócratas. Gracias,
oposiciones, por los favores concedidos.
A estas alturas, hay
que poner hasta en duda el fraude del 15Ag.-04, cantado por
el mismo gobierno, porque el chavismo cuenta con más de
siete millones de votos reconocidos como pulcros y limpios
por la propia oposición.
El
panorama hoy
no debe sorprender a nadie. Pero impone tareas mucho más
complicadas y difíciles para ese colectivo dejado a su
suerte, tanto por los negociadores chavistas como por
quienes dicen adversarlo. Tal vez ahora se pueda avanzar en
dirección a una acción colectiva, consciente y organizada,
de carácter y condición horizontal, que nos permita
apartarnos de los dos polos de una misma historia de atraso,
miseria y crimen, y construir un movimiento con la gente, de
condición pacífica, para construir una nueva opción a lo
queda aquí de país.
Conviene recordar asimismo que esta victoria
del GP, es también un nuevo paso hacia un proceso de
implosiones que ya ha marcado huellas. Vamos hacia una
estabilidad en el marco de la más profunda inestabilidad. Y
es allí donde debería estar la fuerza capaz de abrir otros
caminos. Porque ante su ausencia-silencio se consolidará en
el reino de la permanencia la maquinaria destructora que
avanza a pasos agigantados.
merysananes@gmail.com