Hace
dos semanas atrás, en el centro de Caracas, por los alrededores
del edificio La Francia, un buhonero me ofreció por 5.000
bolívares el DVD de “La Revolución no será transmitida”;
película merecedora tanto del Oscar, como de la Palma de Oro del
Festival de Cannes, me dijo el gentil buhonero. Mientras escuchaba
el palmarés del cual sería merecedor el documental chavista
observé que igualmente estaban a la venta el DVD de “Bowling
for Columbine” y el libro “Estúpidos hombres blancos”,
ambas obras del norteamericano Michael Moore, el autor favorito de
Adina Bastidas. “Ese gordo Moore es el propio chavista gringo, el
tipo no come cuento para decirle sus vainas a Bush en la cara”, me
comentó el amigo buhonero.
Michael Moore, es uno de esos personajes que han hecho fama y
dinero, surfeando sobre la ola del movimiento antimundialista.
Moore es un provocador nato, que se dio a conocer a finales de los
80 con un documental titulado “Roger
and me”,
a través del cual relataba el cierre de una fábrica de la General
Motors en Michigan. Luego realizó “The Big One” otro
documental donde mostraba, como algunas empresas multinacionales
se aprovechaban del trabajo infantil. En "Bowling for Columbine",
que le valió el Oscar al mejor documental, Moore trata la relación
de los estadounidenses con las armas.
Los más acérrimos críticos de Moore lo tildan de bufón, y lo
acusan de practicar una doble moral. De verbo despiadado y
directo, Moore al igual que sus colegas del movimiento
antimundialización, es un demagogo de la antipolítica,
charlatanería que lo llevó a apoyar en las elecciones del 2000 en
los Estados Unidos, a Ralph Nader y recientemente se alistó en las
filas del general precandidato Wesley Clark.
En
los últimos días, Moore ha sido tratado de oportunista al anunciar
con bombos y platillos el boicot de Disney a su nuevo documental “Fahrenheit
9/11”, cuando él mismo sabía la noticia desde hacía un año. La
autopromoción siempre le ha rendido frutos en metálico a Moore.
“Fahrenheit
9/11” es abiertamente un documental anti-Bush, que acaba de
obtener la Palma de Oro del Festival de Cannes. En ese sentido, el
cineasta francés Jean-Luc Godard dijo
que el film de Moore "carece de inteligencia" y que "ayuda a Bush
más de lo que lo lastima". "Lo peor - agregó Godard - es que Moore
no es consciente de eso. El problema es que Bush no es un tonto:
es mucho más inteligente de lo que Moore lo pinta, y eso es
peligroso".
Moore, con los humos un tanto subidos, dijo al momento de recibir
el premio en Cannes que si el público norteamericano veía su
documental, sin duda cambiaría de opinión frente a Bush.
En
fin, cineastas delirantes como Moore, los venezolanos tienen el
suyo en la persona del presidente Chávez, quien pretende con su
propagandístico documental “La Revolución no será
transmitida”, mostrarle al mundo su tan falseada verdad. Moore
y Chávez tienen en común el amor por la propaganda y la
tergiversación; Chávez la practica con maestría y asiduidad
dominical; y las sátiras de Moore nunca están asentadas sobre
hechos, con una una simple consulta a las fuentes que él cita
encontramos que detrás de sus documentales hay siempre un trabajo
de investigación bastante flojo.
No
pasará mucho tiempo antes que Moore, sea invitado a Venezuela, con
motivo de la creación que hará el gobierno de la Distribuidora
Nacional de Cine; tal y como señalara Francisco Sesto: “ Hay un
cine independiente
norteamericano que debe verse al igual que cintas de muchos países
europeos, africanos y asiáticos que queremos mirarlos fuera
de los festivales"
Muera el cine, que viva la propaganda.
