Fue un reality show del peor
género ( o de todos los géneros); una cumbre de
presidentes donde los psicoincidentes fueron, desde el
regaño del presidente de Brasil al de Ecuador y UNASUR por
haber promovido dos cumbres, una para él, Correa, y otra
para los demás; hasta la velada acusación de Alan García
no entendí si a Chávez o al cura Lugo por “bucear” a la
presidenta anfitriona, la de Argentina; pasando por la
confesión de Evo Morales de que ardía de impaciencia por
escapar del “Llao Llao” e irse a dar una “vueltita” a
Bariloche.
Pero también hubo 3 presidentes, Tabaré Vásquez, Alan
García y Álvaro Uribe que desaparecieron al momento de la
“foto final”, quizá en protesta frente aquel despelote o
para no aparecer al lado de sus “enemigos” ( a Uribe tuvo
Cristina Kirchner que ir a buscarlo a la fuerza); Chávez
se estrenó como fotógrafo de cumbres; y los miembros del
ALBA presentaron como “descubrimiento” un documento que
desde hacía un mes estaba en Internet.
Quedaron algunas frases para la historia del sainete:
“Cristina ¿crees que quede tiempo para la fotita?”
(Correa); “América no es para los americanos sino para los
latinoamericanos” (Morales); y “A mi no me preocupa lo que
digamos y hagamos aquí, sino lo que dirán mañana los
medios de nosotros” (Lula).
Y otra para la historia de la hipocresía política: “Chávez
se la pasa diciendo que los gringos vienen a robarnos
nuestro petróleo, y la verdad es que Chávez les vende a
los gringos todo el petróleo que necesitan” (García)
También fue la primera cumbre que se realiza en medio de
un convite, con mesoneros de guantes blancos que se
paseaban con bandejas plateadas para servir exquisiteces
de La Patagonia (el cordero es inolvidable y los quesos
madurados, los dulces de aires centroeuropeos, y el
chocolate con almendra de Chuao también), rociadas con las
mejores marcas de Torrontés, Malbec y Shirak del Cafayate,
Mendoza y Neuquén, y en la cual los participantes hacían
con frecuencia unas desapariciones misteriosas, no se sabe
si para ir al baño, o hacer llamadas a sus Salas
Situacionales.
Pero lo más sorprendente y perturbador y que sin duda
reveló que la comedia también lucía dijes de tragedia, fue
la reaparición a escala regional de un nuevo “Gran
Garrote”, de una nueva voz y recién repujado bastón de
mando, malhumorado e intranquilo, impaciente y repelente y
decidido a poner orden en aquel kinder de adolescentes
tardíos, díscolos, indolentes y malcriados.
El de Luiz Inacio Lula da Silva, el ex obrero metalúrgico
y presidente de “O país mais grande do Mundo”, quien, al
igual que sus predecesores gringos, ni siquiera se ha
tomado el cuidado de aprender la lengua nativa de sus
súbditos, pero que también infunde respeto, se le habla
bajito y con las consideraciones a que aspira el que
inspira miedo.
Se le dice a veces “el compañero Lula”, o “el hermano
Lula”, mientras, siempre desconfiado, pareciera
preguntarse qué querrán decir tales términos en la jerga
de aquellos especímenes de los lejanos Andes y del más
lejano Caribe aun.
Pero que también, por instinto selvático o amazónico, como
el zorrillo universal ( o el mapurite de por aquí), sabe a
quien peé, pues en tanto barrió el suelo del “Llao Llao”
con Correa ( un despistado economista de la Illinois
University que hace un año amenazó con expulsar a
PETROBRÀS de Ecuador “por corrupta e imperialista”) y no
cuenta con ingresos en dólares suficientes para ser un
cliente codiciado, a Chávez, que estaba tras el discurso
de Correa, y es quien le dicta hasta sus impulsos más
leves, pues “ni con el pétalo de una rosa”, como que es el
segundo cliente del miniimperio en la región, su mejor
promotor mundial y un socio que se desvive por gastar y
gastar hasta en las chatarras que salen de las fábricas de
Sao Paulo o Belo Horizonte.
En otras palabras: que la obra maestra de Celso Amorín,
Marco Aurelio García, Terso Genro, y José Dirceu, quienes,
incapaces de superar su izquierdismo sesentoso y plagado
de nostalgias lusoimperiales, se han lanzado a reponer el
expansionismo del Barón de Río Branco, pero ahora con
aderezos estatólatras, marxistoides y socialistas para el
“proletariado exterior” que también llaman “periferia” y
se desviven por crear un patio trasero propio donde
Brasilia funja de Moscú y Lula de Jruschov, Kossygin o
Leonid Breznev.
Para ello, nada más indicado que disfrazarse de
antiimperialista y antigringo, pero mientras se promueve
furiosamente el comercio bilateral USA-Brasil, las
transacciones financieras de todo vuelo y las
transferencias tecnológicas para todo clase de industrias,
se llama casi a diario al presidente Obama y a la
Secretaria Clinton para informarles lo que pasa en el
patio, para decirles que hay que tener paciencia con tales
guys y se les pide comprensión para que acepten la
coexistencia con el novo imperio, o imperio do Sur.
Pero, igualmente, se va anualmente al Foro de Davos a
buscar inversiones, a las reuniones del G-8 como invitado
de especial trato, se celebra la membresía en el BRIC, y
se usan las políticas económicas neoliberales,
responsables de la estabilidad y recuperación económica
del “gigante”, para atacar el capitalismo y defender el
socialismo.
Un Brasil “comprensivo” de la Ronda de Doha ya,
definitivamente, adscrito a la economía global más
complaciente y absorbente.
O sea, que el antiimperialismo, el anticapitalismo, el
antinorteamericanismo de verdad, el real, el práctico, se
les deja a los bobos y alocados del patio trasero, a gente
como Chávez, Morales, Correa y la señora Kirchner que se
usan para lanzar insultos contra el norte y amenazarlo con
que Brasil también tiene su Centro América, China e India.
Los socios brasileños de la región que, desgraciadamente,
compiten con Brasil en la producción y exportación de
materias primas, porque se trata de un imperio primario,
o, a lo sumo, mercantilista o conuquero, sin siquiera una
economía industrial amplia y diversificada que pueda
reconocerse como tal, y cuya producción queda reducida a
los mercados del patio que son poco exigentes a la hora de
imponer criterios de calidad y códigos de barra para sus
importaciones.
Ejemplo, los Tucano, cuya adquisición casi se impone a los
socios como condición al iniciar relaciones comerciales
con el miniimperio.
En Bariloche, Correa anunciaba que compraría nuevos Tucano
y Chávez le gritaba en forma de sorna: “Si, pero asegúrate
que te los venderán con repuestos”.
En todo caso, una estrategia equivocada y de enormes
perjuicios para la sociedad y el pueblo brasileños que
piden a gritos una urgente modernización de la economía,
vía la aprobación de nuevas leyes laborales, de seguridad
social e impositivas, que catapulten el crecimiento, no al
modesto 4 0 5 por ciento actual, sino a tasas del 8,9 o 10
p0r ciento que son las que necesita Brasil para reducir la
pobreza y salir de subdesarrollo crónico, inercial y
enervante.
Y lo cual podría convertirlo en un gran aliado para la
región en la aspiración a una modernización de conjunto,
para el progreso hacia una sociedad en vuelo hacia los
mejores estándares en la calidad de vida y Brasil sea uno
más entre tantos que necesitan avanzar y no un hegemón que
alimenta los peores virus del subcontinente para
pavonearse de que tiene un miniimperio o subimperio, un
patio trasero o una UE de bolsillo.
Fantasía que a lo sumo lo convierte en parte del manicomio,
porque hay que ver lo que significa haber sido durante el
viernes pasado ancla del reality show que buscó condenar a
Colombia por ser amigo de Estados Unidos, y lo que reveló
fue que en la región nadie es amigo de nadie, a menos que
se compartan los mismos negocios y la misma ideología.
Ejemplos la relación Da Silva-Kirchner, y
Chávez-Morales-Correa.
Y la reacción de los terceristas de ley, los que no hacen
parte de los grupos o mafias, y pasarán a la historia como
los presidentes que se resistieron a posar para la foto
final de una farsa: Uribe, García y Tabaré Vásquez.