Inicio | Editor | Contáctenos 
 
 

Reelección continua, única y hereditaria
por Manuel Malaver  
miércoles, 25 julio 2007



Ahora no es solo que el “líder máximo de la revolución continental y mundial” será el primer presidente vitalicio de la historia republicana de Venezuela, sino que también será el único, el solo funcionario electivo que en los próximos 50 años podrá acceder a tamaño privilegio.

Pero eso en el caso de que Chávez no decida trasmitirle el carisma a hermanos, hijos y nietos, pues, en esa situación, lo veremos gobernando por el resto del siglo.

Es lo que se vio en Cuba con la sucesión de Fidel Castro por su hermano Raúl, en Corea del Norte con la de Kim Il Sung por su hijo, Kim Jong-il, y seguramente habríamos visto en otros países comunistas si los pueblos a los que se les llevó justicia, igualdad, prosperidad y felicidad no se sacuden el comunismo y optan por la democracia, la libertad y el capitalismo.

De modo que el sistema económico, político y social que fundó la única utopía en experimentarse con rigor en los últimos 1000 años -o quizá en la historia-, el comunismo marxista, solo sirvió para retrotraer la sociedad a la época en que los reyes absolutos se sucedían en Europa con estricto apego al mandato divino, la herencia y la sangre.

Aunque quizá seamos injustos con tantos monarcas que en medio de sus despotismos, vesanias y ejercicio sin límites del poder, fundaron los estados nacionales, desarrollaron la economía global y dieron origen a la sociedad donde después creció la pluralidad, la laicidad y el estado de derecho, en tanto que las dictaduras totalitarias que proliferaron durante las dos terceras partes del siglo pasado, dejaron más bien el sabor de que se había regresado a la Edad Media, a la Alta Edad Media.

Teocracia había a través de una organización religiosa laica y atea que establecía el único pensamiento que debía ser aceptado sin plazos ni dudas, autoridad vitalicia, única, continua, infalible y dinástica también y cuerpos policiales y represivos como la Inquisición que se encargan de vigilar, controlar, promover y, castigar si era el caso, la práctica de la fe.

Pero sobre todo había miseria, atraso, hambrunas, pestes, igualdad en la pobreza y en el miedo a la muerte, pues las vidas que no cobraran las extremadamente precarias condiciones de vida, las cobraba la Inquisición que consolaba a sus víctimas diciendo que no se preocuparan “porque sus sacrificios serían compensados en el cielo”.

Este fue el mundo con el que se tropezaron los primeros críticos del comunismo soviético, los historiadores Arnold Toynbee, Jacob Burckhardt y Alan Bullock y los novelistas, Eugeni Zamiatin, Arthur Koestler y George Orwell, quienes no dudaron en alertar que una edad oscura, extraña y enigmática se cernía sobre la humanidad.

Pero que descifraron las cientos de miles de víctimas de los Juicios de Moscú, los millones de muertos en las hambrunas de Ucraina, los prisioneros de las cárceles y el Goulag, las víctimas de las guerras, y en conjunto cuantos han padecido y siguen padeciendo en Cuba, Korea del Norte y China.

Y empiezan a descifrar los venezolanos con el partido único, los concejos comunales, la ideologización de los niños en las escuelas, el fin de la autonomía universitaria y de la libertad sindical, el cierre de RCTV y el acoso porque desaparezca la libertad de expresión para que haya un solo canal, una sola radio, un solo periódico y un solo locutor.

Con la reelección continua, única y vitalicia en fin, que es el ingreso al primer gobierno dinástico de los 500 años de historia venezolana, con su cauda de ridiculeces, tropicalismos, etnicismo, milenarismo y redencionismo que es también la marca de las dictaduras más torvas y siniestras que ha conocido el continente.

Un general Müller Rojas que a pesar de haber sido destituido, ninguneado y maltratado por el jefe dice, no obstante, que está dispuesto a morir por él, y el obrero que fue regañado, desmentido, y acusado de contrarrevolucionario por el jefe en cadena de radio y televisión, son señales en esa dirección.     
 

*

  Artículo publicado en el vespertino El Mundo.

 
 

© Copyright 2007 - WebArticulista.net - Todos los Derechos Reservados.