No
deja de ser sorprendente que sea precisamente el
presidente del país latinoamericano con la mayor
dependencia económica de los Estados Unidos, el que
realice en este momento una gira de protesta contra otra
que lleva a cabo el presidente de los Estados Unidos,
George Bush.
Y por esa vía se revela que la dependencia no es solo
económica, sino política, ya que nunca se había visto en
la historia de este u otros continentes, que un jefe de
Estado hiciera su agenda pisándole los talones a la de
otro.
Por supuesto que hablamos del presidente de la República
Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, a quien, cualquiera
que haya prendido su televisor durante los últimos 6 días,
vio presidir actos en Buenos Aires, la Paz y Managua
saturados de palabras como “independencia”, “liberación”,
“soberanía”, “libertad” y “patriotismo”.
Es su pasión, su leit motiv, su monotema, como
quizá no le había sucedido a otro líder latinoamericano
después de Fidel Castro, y al cual, no solo dedica
palabras, tiempo y recursos sino la promesa de que no
dudaría en arriesgar la vida si se tratara de defenderla
de sus enemigos.
Una ojeada, sin embargo, a las relaciones económicas entre
Venezuela y Estados Unidos en los ya largos 8 años que
Chávez tiene en el poder, nos revela cuánto se ha
agudizado la dependencia de los socialistas de Caracas de
los capitalistas de Washington, y cómo a estas alturas
parecería difícil, sino imposible, que los excelentes
negocios entre las partes, hagan aguas.
Es un decir, pero no mío, sino del propio presidente,
Chávez, quien el 20 de julio del 2006 afirmaba en una
cumbre del Mercosur celebrada en Córdoba, Argentina: “No
está planteada una ruptura en las relaciones económicas
entre Venezuela y Estados Unidos…En Estados Unidos tenemos
grandes inversiones, y hasta donde yo sé, en ese país no
hay planes para romper relaciones económicas con
Venezuela”.
Pero un año antes, el 29 de agosto del 2005, en Caracas y
con motivo de una rueda de prensa conjunta con el
reverendo, Jesse Jackson, Chávez fue más explícito en
cuanto a la importancia, y el volumen de las relaciones:
“Millón y medio de barriles de crudo salen de Venezuela a
los Estados Unidos, y no hemos fallado un solo día, salvo
cuando el golpe…Somos el primer proveedor mundial en
productos derivados de la gasolina, tenemos un sistema de
8 refinerías; unos activos que llegan a 12 mil millones de
dólares, y 13 mil 500 estaciones que distribuyen nuestra
gasolina…”
Pero lo verdaderamente impactante, es que no se trata de
una relación que, de acuerdo a la retórica
anticapitalista, antiimperialista y antinorteamericana de
Chávez haya conocido altibajos, baches y retrocesos, sino
que se desborda y agiganta, según el caudillo incrementa
su discurso revolucionario, socialista y liberador.
Revisemos a este respecto el Informe Anual de la Cámara de
Comercio Venezolana-Americana, VenAnCham, dado a conocer
el 14 de diciembre del 2006 y presentado por su
presidente, Edmond Saade:
“Como ustedes pueden ver en el gráfico, las relaciones
económicas entre Venezuela y Estados Unidos representan
aproximadamente el 50 por ciento de las relaciones
comerciales de Venezuela con todo el mundo; la mitad de
nuestra actividad comercial en un año, es con los Estados
Unidos. El volumen que ustedes pueden ver se ha ido
desarrollando de una manera totalmente positiva: En los
años 2000, 2002 y 2003, etc, estábamos en el área de los
20 mil millones de dólares; en 2004 saltamos a los 25 mil
millones de dólares, en el 2005 a los 40 mil millones de
dólares; y estimamos que esta cifra estará bordeando los
47 mil millones de dólares para el 2006”.
Lo que no dice el informe del señor Saade, es que tan
colosal masa de recursos no se está invirtiendo en la
educación, salud, empleos sustentables, e infraestructura
para los venezolanos, sino en una política económica
populista, estatista y asistencialista, que, conjuntamente
con el forjamiento de una alianza continental y mundial
contra los Estados Unidos, piensa Chávez que pondrá de
rodillas al capitalismo y al imperialismo.
Una prueba de ello es la actual gira antiBush de Chávez,
donde, según cifras conservadoras, se están dilapidando no
menos de 20 millones de dólares.
O sea, creando más dependencia, sumisión y pérdida de
soberanía, como que hasta ahora nadie ha inventado la
fórmula para fundar la libertad en la pobreza, la
indigencia y la miseria.
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Artículo
publicado en el vespertino
El Mundo. |