La
pregunta de los 800 mil dólares es por qué Argentina que
sufrió durante 37 años del siglo pasado el azote de un
caudillo populista que le destrozó la economía, la hundió
en una crisis política que pasó por algunas de las
dictaduras más feroces que ha conocido el continente, y
vivió sucesos tan devastadores como la guerra sucia de
finales de los 70 y comienzos de los 80, la crisis de la
deuda del 85 y el default del 2001, cae ahora a los pies
de otro caudillo, pero esta vez tropical y caribeño, sin
más encanto que un sartal de fantasías por las que el país
de San Martín resolvería sus problemas energéticos,
regresaría a los mercados financieros mundiales y volvería
a ser una estimable y respetable potencia regional.
Indudablemente que la respuesta más a mano es que Chávez,
al igual que Perón en los 40, Menem en los 90, y Kirchner
en los 2000 ofrece el ejemplo del atajo fácil para evitar
las reformas que apuntarían a un crecimiento sustentable y
no basado en el endeudamiento y el auge de las
exportaciones de comodities ayer hacia los Estados Unidos
y Europa y hoy hacia el Asia capitalista y salvaje,
restablecerían el crédito interno y externo y atraerían
las inversiones foráneas tan necesarias para que el país
se aleje de la pendiente por la que rodó por décadas de
atraso económico y social, desactualización tecnológica y
política prelógica, premoderna y tribal.
Un ejemplo escalofriante en este contexto es el de la
crisis energética que hasta hace tres semanas amenazó con
privar de electricidad a millones de hogares y decenas de
miles de fábricas argentinas, y que se arrastra desde el
2001 cuando los populistas de izquierda sucedieron al
populista de derecha Menem, y prometieron que “primero
muertos, antes que aumentarle las tarifas de electricidad
al pueblo argentino”.
El caso es que el cambio climático que ha afectado el
régimen de lluvias y aumentado las temperaturas, el cese
dramático de inversiones en el sector, las dificultades
con un proveedor no confiable como el gobierno boliviano
del revolucionario Evo Morales, el regreso del estado a
ocuparse de la producción y suministro de energía a través
de la empresa ENARSA, y, sobre todo, la guerra de Kirchner
contra los empresarios privados del área energética a los
que acusa de especuladores, ladrones y enemigos del
pueblo, trazan un panorama no diferente a los tiempos en
que otro presidente populista, Raúl Alfonsín, casi obliga
a los argentinos a alumbrarse con leña.
Ah, pero nada que temer, ya que, a diferencia de los
tiempos de Alfonsín, Argentina y su gobierno cuentan ahora
con un hermano, con un amigo que tiene las más grandes
reservas de petróleo y gas del mundo, produce crudo y gas
en cantidades incuantificables y ya prometió que toda esa
miliunochesca riqueza será compartida por los dos pueblos
responsables de la independencia política de América del
Sur.
Desde luego que hablamos del presidente venezolano, Hugo
Chávez, el revolucionario que acaba de inventar el
“socialismo petrolero” y emergió como un neolíder de la
petropolítica agresivo y desmesurado que no tiene empacho
en decir que él y otros petrolíderes, Vladimir Putin y
Mahmoud Ahmadinejad, tienen la clave para poner de
rodillas al mundo industrializado y eventualmente para
lanzarlo a una Tercera Guerra Mundial.
Bravuconada que como amenaza no estaría ni mal, si no
fuera porque a raíz de la catástrofe promovida por Chávez
y sus seguidores en la industria petrolera venezolana
desde que tomaron “revolucionariamente” sus instalaciones
en el 2003, Venezuela no es más un petroestado, ni su
presidente un petrolíder, sino un productor de rango medio
de importancia desacelerada en los mercados y que rueda
por la pendiente de decadencia y colapso por la que ya
rodaron Estados Unidos, Argelia, Libia, Ecuador y está a
punto de rodar México.
A este respecto las cifras no mienten, y si solo notamos
que la producción petrolera venezolana cayó de 3 millones
de barriles diarios que era el volumen standard producido
de la época preChávez, a los 2 millones, 500 mil barriles
diarios producidos según la OPEP, y 2 millones, 200 mil
barriles diarios producidos según la Agencia Internacional
de Energía, AIE, aterrizamos en la exacta importancia
geopolítica y petrolera del también llamado “Rey del
Petróleo”.
Otro cuento chino de Chávez es “el de las reservas de
petróleo más grandes del mundo”, y “el de las segundas
reservas de gas más grandes del continente americano”
(después de las de Bolivia), siendo que con respecto a las
primeras Venezuela tiene 64 mil millones de reservas
probadas de crudo semipesado que solo en fecha muy
reciente, por decisión de la AIE -que tratando de paliar
el pánico provocado por la crisis energética actual añadió
al crudo liviano y semipesado, el extrapesado- suman los
250 mil millones de ultrapesados de difícil explotación y
de más difícil refinación aún.
Y para cuya extracción se requiere de inversiones
gigantescas que justamente son las que ha ido liquidando
Chávez con la descapitalización de la industria por su
afán en politizarla, y por su empeño, como Kirchner, de
pelear con las transnacionales del ramo que son las que
cuentan con la tecnología y los recursos para llevar a
cabo tan gigantesco esfuerzo.
Y aquí sería recomendable que el señor Kirchner y su
posible sucesora en la presidencia de Argentina, la señora
Kirchner, se hicieran traer de Caracas las informaciones
con denuncias formuladas recientemente en la Asamblea
Nacional venezolana sobre la caída de la producción, las
corruptelas que promueven la acumulación de capital de una
nueva burguesía roja, la incompetencia que canibaliza la
infraestructura y dilapida los recursos y los pésimos
manejos que hacen prever el colapso de la industria de una
manera cierta e inevitable.
Crisis que es de tal magnitud que según informaba la
semana antepasada el diario “El Universal” de Caracas, la
que fue llamada una vez “la gran gasolinera situada al sur
de Miami”, podría comenzar en los próximos meses a
importar gasolina.
Y en cuanto a las “segundas reservas de gas más grandes
del continente americano” es bueno recordar que se trata
de 14. 7 mil billones de pies cúbicos de gas asociado al
petróleo, que es el único explotable del resto de unos
147.7 mil billones de pies cúbicos solo disponibles para
el uso de la explotación petrolera nacional.
Significativamente superiores a las bolivianas que solo
alcanzan los 48. 7 mil billones de pies cúbicos, pero con
el detalle de que las del país del Altiplano son libres y
no asociadas a los hidrocarburos.
De manera que, tanto la señora Kirchner que acaba de decir
en España “que Chávez es a América Latina, lo que Putin es
Europa” y el señor Kirchner que estaba el viernes en
Tarija haciendo coro al “socialismo petrolero y gasífero”
de los caudillos caribeño y altiplánico, deberían tomar
cuenta que se trata de fantasías por las que un país que
no tiene porque cambiar un coloniaje por otro, debería
despertar y emprender la única vía que conduce al
desarrollo, la justicia social y la igualdad: la de la
libertad, la democracia y la economía abierta, competitiva
y global.
Fantasías que solo tienen un ítem real, líquido y
contable, y es el de la gigantesca corrupción que está
viajando en las aeronaves de la petropolítica por toda
Sudamérica, y en particular hacia Argentina, con sus
escandalosas comisiones, contratos amañados, sobreprecios
leoninos, tráfico en todos los órdenes, coimas y prebendas
para la nueva oligarquía que surge alrededor de la
revolución chavista, el neopolulismo kirchneriano y las
incontrolables tendencias socialistas y antiimperialistas
que son el sello de la peste incurable que cunde por el
subcontinente.
Y de la cual el escándalo de los 800 mil dólares que
viajaron ilegalmente la semana pasada a Buenos Aires en un
avión privado contratado por la petrolera estatal
argentina ENARSA por un costo de 90 mil dólares y en el
que viajaban un viceministro del gobierno de Kirchner y
altos funcionarios de ENARSA y PDVSA, no son sino la punta
del iceberg, un simple detalle, como que sin exagerar
puede decirse que el grueso del actual boom petrolero
venezolano se ha ido en el intento de Chávez de hacer
creer que es el “Rey del Petróleo” y un petrolíder que
tiene la clave para poner al capitalismo de rodillas y
desatar la Tercera Guerra Mundial
Y por supuesto que gente como Néstor y Cristina Kirchner,
Julio De Vido y Claudio Uberti no lo está creyendo de
gratis.