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La pregunta de los 800 mil dólares
por Manuel Malaver  
domingo, 12 agosto 2007


La pregunta de los 800 mil dólares es por qué Argentina que sufrió durante 37 años del siglo pasado el azote de un caudillo populista que le destrozó la economía, la hundió en una crisis política que pasó por algunas de las dictaduras más feroces que ha conocido el continente, y vivió sucesos tan devastadores como la guerra sucia de finales de los 70 y comienzos de los 80, la crisis de la deuda del 85 y el default del 2001, cae ahora a los pies de otro caudillo, pero esta vez tropical y caribeño, sin más encanto que un sartal de fantasías por las que el país de San Martín resolvería sus problemas energéticos, regresaría a los mercados financieros mundiales y volvería a ser una estimable y respetable potencia regional.

Indudablemente que la respuesta más a mano es que Chávez, al igual que Perón en los 40, Menem en los 90, y Kirchner en los 2000 ofrece el ejemplo del atajo fácil para evitar las reformas que apuntarían a un crecimiento sustentable y no basado en el endeudamiento y el auge de las exportaciones de comodities ayer hacia los Estados Unidos y Europa y hoy hacia el Asia capitalista y salvaje, restablecerían el crédito interno y externo y atraerían las inversiones foráneas tan necesarias para que el país se aleje de la pendiente por la que rodó por décadas de atraso económico y social, desactualización tecnológica y política prelógica, premoderna y tribal.

Un ejemplo escalofriante en este contexto es el de la crisis energética que hasta hace tres semanas amenazó con privar de electricidad a millones de hogares y decenas de miles de fábricas argentinas, y que se arrastra desde el 2001 cuando los populistas de izquierda sucedieron al populista de derecha Menem, y prometieron que “primero muertos, antes que aumentarle las tarifas de electricidad al pueblo argentino”.

El caso es que el cambio climático que ha afectado el régimen de lluvias y aumentado las temperaturas, el cese dramático de inversiones en el sector, las dificultades con un proveedor no confiable como el gobierno boliviano del revolucionario Evo Morales, el regreso del estado a ocuparse de la producción y suministro de energía a través de la empresa ENARSA, y, sobre todo, la guerra de Kirchner contra los empresarios privados del área energética a los que acusa de especuladores, ladrones y enemigos del pueblo, trazan un panorama no diferente a los tiempos en que otro presidente populista, Raúl Alfonsín, casi obliga a los argentinos a alumbrarse con leña.

Ah, pero nada que temer, ya que, a diferencia de los tiempos de Alfonsín, Argentina y su gobierno cuentan ahora con un hermano, con un amigo que tiene las más grandes reservas de petróleo y gas del mundo, produce crudo y gas en cantidades incuantificables y ya prometió que toda esa miliunochesca riqueza será compartida por los dos pueblos responsables de la independencia política de América del Sur.

Desde luego que hablamos del presidente venezolano, Hugo Chávez, el revolucionario que acaba de inventar el “socialismo petrolero” y emergió como un neolíder de la petropolítica agresivo y desmesurado que no tiene empacho en decir que él y otros petrolíderes, Vladimir Putin y Mahmoud Ahmadinejad, tienen la clave para poner de rodillas al mundo industrializado y eventualmente para lanzarlo a una Tercera Guerra Mundial.

Bravuconada que como amenaza no estaría ni mal, si no fuera porque a raíz de la catástrofe promovida por Chávez y sus seguidores en la industria petrolera venezolana desde que tomaron “revolucionariamente” sus instalaciones en el 2003, Venezuela no es más un petroestado, ni su presidente un petrolíder, sino un productor de rango medio de importancia desacelerada en los mercados y que rueda por la pendiente de decadencia y colapso por la que ya rodaron Estados Unidos, Argelia, Libia, Ecuador y está a punto de rodar México.

A este respecto las cifras no mienten, y si solo notamos que la producción petrolera venezolana cayó de 3 millones de barriles diarios que era el volumen standard producido de la época preChávez, a los 2 millones, 500 mil barriles diarios producidos según la OPEP, y 2 millones, 200 mil barriles diarios producidos según la Agencia Internacional de Energía, AIE, aterrizamos en la exacta importancia geopolítica y petrolera del también llamado “Rey del Petróleo”.

Otro cuento chino de Chávez es “el de las reservas de petróleo más grandes del mundo”, y “el de las segundas reservas de gas más grandes del continente americano” (después de las de Bolivia), siendo que con respecto a las primeras Venezuela tiene 64 mil millones de reservas probadas de crudo semipesado que solo en fecha muy reciente, por decisión de la AIE -que tratando de paliar el pánico provocado por la crisis energética actual añadió al crudo liviano y semipesado, el extrapesado- suman los 250 mil millones de ultrapesados de difícil explotación y de más difícil refinación aún.

Y para cuya extracción se requiere de inversiones gigantescas que justamente son las que ha ido liquidando Chávez con la descapitalización de la industria por su afán en politizarla, y por su empeño, como Kirchner, de pelear con las transnacionales del ramo que son las que cuentan con la tecnología y los recursos para llevar a cabo tan gigantesco esfuerzo.

Y aquí sería recomendable que el señor Kirchner y su posible sucesora en la presidencia de Argentina, la señora Kirchner, se hicieran traer de Caracas las informaciones con denuncias formuladas recientemente en la Asamblea Nacional venezolana sobre la caída de la producción, las corruptelas que promueven la acumulación de capital de una nueva burguesía roja, la incompetencia que canibaliza la infraestructura y dilapida los recursos y los pésimos manejos que hacen prever el colapso de la industria de una manera cierta e inevitable.

Crisis que es de tal magnitud que según informaba la semana antepasada el diario “El Universal” de Caracas, la que fue llamada una vez “la gran gasolinera situada al sur de Miami”, podría comenzar en los próximos meses a importar gasolina.

Y en cuanto a las “segundas reservas de gas más grandes del continente americano” es bueno recordar que se trata de 14. 7 mil billones de pies cúbicos de gas asociado al petróleo, que es el único explotable del resto de unos 147.7 mil billones de pies cúbicos solo disponibles para el uso de la explotación petrolera nacional.

Significativamente superiores a las bolivianas que solo alcanzan los 48. 7 mil billones de pies cúbicos, pero con el detalle de que las del país del Altiplano son libres y no asociadas a los hidrocarburos.

De manera que, tanto la señora Kirchner que acaba de decir en España “que Chávez es a América Latina, lo que Putin es Europa” y el señor Kirchner que estaba el viernes en Tarija haciendo coro al “socialismo petrolero y gasífero” de los caudillos caribeño y altiplánico, deberían tomar cuenta que se trata de fantasías por las que un país que no tiene porque cambiar un coloniaje por otro, debería despertar y emprender la única vía que conduce al desarrollo, la justicia social y la igualdad: la de la libertad, la democracia y la economía abierta, competitiva y global.

Fantasías que solo tienen un ítem real, líquido y contable, y es el de la gigantesca corrupción que está viajando en las aeronaves de la petropolítica por toda Sudamérica, y en particular hacia Argentina, con sus escandalosas comisiones, contratos amañados, sobreprecios leoninos, tráfico en todos los órdenes, coimas y prebendas para la nueva oligarquía que surge alrededor de la revolución chavista, el neopolulismo kirchneriano y las incontrolables tendencias socialistas y antiimperialistas que son el sello de la peste incurable que cunde por el subcontinente.

Y de la cual el escándalo de los 800 mil dólares que viajaron ilegalmente la semana pasada a Buenos Aires en un avión privado contratado por la petrolera estatal argentina ENARSA por un costo de 90 mil dólares y en el que viajaban un viceministro del gobierno de Kirchner y altos funcionarios de ENARSA y PDVSA, no son sino la punta del iceberg, un simple detalle, como que sin exagerar puede decirse que el grueso del actual boom petrolero venezolano se ha ido en el intento de Chávez de hacer creer que es el “Rey del Petróleo” y un petrolíder que tiene la clave para poner al capitalismo de rodillas y desatar la Tercera Guerra Mundial

Y por supuesto que gente como Néstor y Cristina Kirchner, Julio De Vido y Claudio Uberti no lo está creyendo de gratis.

 
 

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