Un sector importante del país se identifica a veces con el
gobierno, a veces con la oposición. Dependiendo del tema y
de la decisión en juego, este grupo selecciona libremente su
preferencia. No están atados de por vida a una posición. Son
capaces de disentir del gobierno y de la oposición con
criterios y claridad.
No hay dudas de que el destino de la democracia venezolana
está actualmente en manos de estos no-alineados. En el
referéndum del 15 de febrero muchos de ellos seleccionarán
su opción de acuerdo con su experiencia política en una
democracia competitiva. No analizarán las políticas del
actual gobierno, algunas de las cuales reciben su
aprobación. Más bien, estarán expresando su posición sobre
el tipo de democracia que quieren para ellos y sus hijos, y
el tipo de gobernantes que quieren seleccionar.
Estos venezolanos no alineados comparten, junto con los que
han tomado partido de manera sistemática, dos valores
característicos de la Venezuela actual. Ambos ratificados
por el estudio de opinión pública Latinobarómetro del año
2008.
El primer valor es la capacidad de innovación y adaptación
de los venezolanos. La introducción de tecnologías, por
ejemplo las relacionadas con telecomunicaciones, es mucho
más rápida y masiva en Venezuela que en cualquier otro país
de América Latina. Una prueba de ello es que los venezolanos
son los que usan más internet. En el grupo de 18 a 25 años,
80% de los venezolanos ha utilizado alguna vez internet.
Esto representa el porcentaje más alto en la región,
compartido con los peruanos. Superamos por siete puntos a
los chilenos. En el grupo de los mayores de sesenta años,
sólo los chilenos nos superan. El 14% de los mayores de 60
años en Venezuela ha utilizado alguna vez internet. En el
caso de Chile es 20%.
El segundo valor es la concepción del voto en la sociedad
venezolana. De acuerdo con Latinobarómetro, 80% de los
venezolanos consideran que el voto es la vía más efectiva
para cambiar las cosas. En ningún otro país este porcentaje
es superado.
Si la cultura política del venezolano tiene muy acendrada la
práctica del voto como fundamento de los cambios políticos,
es evidente que "votar siempre" por la misma persona sería
su negación. Permitir la postulación indefinida, y su máxima
aberración, la reelección indefinida, es eliminar la
posibilidad de elegir. Ya sabríamos de antemano que los que
detentan el poder serían los "únicos candidatos". Todas las
posibilidades que brinda un sistema político competitivo
habrían desaparecido.
Si para los venezolanos es tan central la posibilidad de
innovar, esto es, utilizar recursos y tecnologías para
transformar las prácticas sociales, es claro que la
permanencia de un liderazgo "eterno" conspira radicalmente
contra el cambio y el progreso. Tan sólo la simple idea de
que un presidente puede conducir los destinos de millones de
venezolanos por décadas, impidiendo el surgimiento de nuevos
líderes y nuevas ideas, es antitético con todas las opciones
de diversidad y originalidad que tiene hoy la sociedad
venezolana.
Quizás por eso la iniciativa de la reelección indefinida
cada día pierde más adeptos. A pesar de la supremacía del
gobierno y del uso abusivo del poder, está claro para todos
los sectores, incluyendo los no-alineados, que la aprobación
de la enmienda sería colocar sobre la sociedad venezolana
una coraza inmovilizante, asfixiante. Es por ello que una
gran pasión recorre en estos tiempos el país: expresar el 15
de febrero el rechazo más contundente a las tendencias
continuistas de un gobierno sin calle y sin ideas.
margonza@usb.ve