En
Chile apenas el 3,7% de la población es indigente. Esto es,
personas que no tienen para sufragar los costos de los
alimentos. Chile está entre los países en desarrollo que
tienen menos indigencia, sólo superado por Barbados y
Uruguay en una lista de 108 países.
Cuando llegó la democracia en Chile, en 1990, el porcentaje
de indigentes era casi 13%. La drástica reducción
experimentada en los gobiernos de la Concertación
Democrática es una prueba palpable de que se puede promover
la equidad social en una economía sana, competitiva, con
crecimiento y bienestar.
El caso chileno demuestra que la lucha contra la pobreza va
más allá de la retórica. Que para alcanzar objetivos de
política hay que trabajar para construir institucionalidad
en la protección social.También demuestra que los recursos
fiscales deben asignarse con propiedad para que cumplan su
cometido. La pobreza no se reduce con estridencias y
asignación indiscriminada de recursos. Hay mucho esfuerzo
social y técnico detrás de ese logro.
Reducir la indigencia significa, en primer lugar,
identificar a cada niño, a cada adulto, a cada familia en
esa condición. La indigencia no es una situación difusa, es
una condición concreta, palpable. El programa Chile
Solidario identifica cada familia en indigencia de acuerdo
con la información que se encuentra en la Ficha de
Protección Social, elaborada por los municipios. Las
familias reciben una invitación para incorporarse a los tres
componentes del programa.
El primer componente es de apoyo psicosocial. Durante 24
meses las familias se comprometen a trabajar con un
profesional del área social para identificar las mejores
vías para superar su condición de indigencia. Durante este
período cada mujer jefa de familia y/o la pareja del jefe de
familia recibe el denominado "aporte solidario". El monto
del aporte solidario decrece hasta que en los últimos seis
meses equivale al monto del "subsidio único familiar".
Después de los 24 meses las familias reciben un "bono de
egreso".
El segundo componente está constituido por los subsidios
monetarios. El primero de ellos es el "subsidio único
familiar" para todos los menores de 18 años. El segundo
subsidio es la "pensión asistencial de vejez" para todos los
mayores de 65 años. También está incluida la "pensión
asistencial de invalidez" y el "subsidio de agua potable"
para cubrir el 100% de la tarifa por 15 metros cúbicos de
consumo mensual.
A través del componente de acceso preferente a programas
sociales, las familias reciben servicios tanto en
instituciones públicas como privadas, sea en las áreas de
salud, educación, empleo, justicia, trabajo, vivienda, entre
otras. Estas instituciones se comprometen con el Ministerio
de Planificación (Mideplan) para atender a los beneficiarios
de Chile Solidario.
El programa Chile Solidario incluía a 268.000 familias en el
año 2006. En ese grupo se encontraban casi 15.000 adultos
mayores de 65 años y más de 7.000 personas en situación de
calle. Estimados indican que casi 1 millón de personas
recibía servicios a través de este programa.
El gobierno de la presidenta Bachelet ha asumido el
compromiso de erradicar la indigencia para el año 2010. Se
trata, explica su plan de gobierno, de "reconocer el derecho
a la protección de los ciudadanos chilenos" y de atender los
"nuevos riesgos" de la sociedad contemporánea.
Eliminar la indigencia es un reto fundamental para cualquier
sociedad moderna. La experiencia de Chile demuestra que es
posible una sociedad que disminuya la indigencia. Que las
buenas intenciones se pueden concretar cuando hay voluntad
política y capacidades en los gobiernos y voluntad de
acordar en los ciudadanos.
margonza@usb.ve